Contaminación acústica, un problema poco normado
La contaminación acústica es un problema creciente en la ciudad y muy poco normado. Las bocinas, frenos, amplificadores de automóviles, roncadores de escapes, petardos, alarmas, amplificaciones, entre otros, son ruidos que dañan la salud de las personas por la alta intensidad y duración. Todos estos ruidos generan la contaminación acústica. El municipio de Cercado cuenta con la Ordenanza Municipal 2228, pero no se aplica y requiere ser mejorada.
Actualmente, la normativa no se cumple y se trabaja en un reglamento, que se encuentra en su última etapa de revisión antes de ser enviada al Concejo Municipal para su aprobación.
La concejal Isabel Caero afirmó que uno de los problemas que se tiene, “es el cumplimiento de las leyes y la aplicación de sanciones fuertes”. El coordinador de Gestión y Monitoreo Ambiental (GEMA), Marcelo Delgadillo, dijo que ya existe una normativa, pero no se aplica, “por ejemplo no se ha visto ninguna detención por tocar bocina después de las 19:00”, aunque hay una ordenanza vigente, que lo sanciona.
Caero mencionó que la unidad técnica viene trabajando para actualizar el reglamento que busca normar todo ruido que afecta al oído y a la estabilidad emocional de todos, impulsada desde la Comisión Segunda del Concejo Municipal.
El responsable del Departamental de Gestión de Calidad del Aire del municipio, Álvaro Garnica, dijo que “el 17 de junio se ha enviado oficialmente al ejecutivo la última versión de la normativa y reglamento llamado “Cochabamba sin ruido”, que incluye un manual de procedimiento”. Mencionó que “lo que se pretende con esta nueva normativa es determinar los límites permitidos de ruido actualizados de acuerdo a dos factores: si el emisor de ruido es móvil o es fijo”.
Según esta propuesta, el término “móvil”, hace referencia a las movilidades, motocicletas y otros motorizados. Y sus rangos tienen un tratamiento, un procedimiento y una manera de medir diferentes a un punto fijo. Un punto fijo son los domicilios, locales, tiendas, galerías, discotecas y diversos espacios. Esta diferenciación permitirá determinar y delimitar la ciudad por zonas acústicas.
Según Garnica, la propuesta prevé realizar un mapa acústico de la ciudad para hacer una planificación, reglamentación y determinar los permisos de funcionamiento de locales en base a mediciones del sonido (no sólo fuera, sino dentro de los locales) y para ver cómo debe manejarse el parque automotor. Afirma que la reglamentación que se pretende que se apruebe, ya menciona ese tipo de trabajo. Según Garnica, en el transcurso de esta semana se tendría que remitir la propuesta al Concejo Municipal.
Los valores de medición de ruido son los decibeles y se determinan por su intensidad y duración. Garnica hace referencia a que “80 decibeles es el límite que una persona podría soportar en el caso que sea constante. Es el caso del ruido de una motocicleta, tratándose de que es móvil y sólo va a tardar unos cuantos segundos. En cambio, en un punto fijo el ruido no puede exceder de 65 decibeles en el día.
Y en la noche, tiene que haber un límite máximo de 55”. Sin embargo, varias actividades sobrepasan los decibeles permitidos, debido a la falta de control.
OPINIONES SOBRE EL IMPACTO DEL RUIDO EN LA CIUDAD
Ma. isabel Caero, concejal de Cercado.
“La norma tiene que ser integral”
“Me parece bien que se preocupe (el concejal) por estos problemas. Sin embargo, decirle que cuando él estaba en la directiva y era secretario, hemos hecho llegar la ley de contaminación acústica, que es mucho más integral. Sin embargo, esto se está retrasando porque lo han devuelto al ejecutivo diciendo que ya estaba todo consensuado. El cambio de sonido de las bocinas igual son ruidos”.
El Concejo Municipal de Cercado está a la espera del proyecto de reglamento para normar la contaminación acústica, elaborado por la Alcaldía y que regulará varias actividades que actualmente son poco controladas e incurren en excesos del uso de decibeles a cualquier hora del día.
Marcelo Delgadillo, coordinador GEMA.
“Bocinas ecológicas son un absurdo”
“He escuchado a un concejal proponer que las bocinas sean sustituidas por ruidos de animales porque así se vuelven bocinas ecológicas.
Es un absurdo. Porque no se entiende la naturaleza del problema. El problema del ruido urbano tiene que ser atacado y normado, pero no sustituido por un sonido más bonito, porque no es un problema de bonito o feo, es un problema de intensidad. Hay un nivel de ruido que se llama “el umbral del dolor” que en algunas partes lo consideran a partir de los 60 decibeles. Aquí la norma que sacó la Alcaldía está a partir de los 90, que ya es lo que se llama “el umbral del dolor”. Y el umbral admisible tiene que estar muy por debajo de este nivel.
Álvaro Garnica, jefe Dep. Ges. Aire
“Todas las iniciativas son buenas”
“Toda iniciativa para mitigar el ruido es buena, pero lo óptimo sería que la gente se olvide de la bocina. De que el conductor no utilice la bocina. En el día sería permitido en caso de evitar un accidente, no para decir: aquí estoy, para pedir paso.
(La bocina) No es un instrumento para comunicar, sino para salvar vidas. Para eso existe el juego de luces. En este sentido, la propuesta del concejal García me parece muy interesante, pero estaríamos de cierta manera legalizando y facultando para que sigamos tocando bocina”.
Se requieren medidas más integrales que regulen no sólo la bocina, sino varios factores.
ALGUNOS LÍMITES
Ruido: el umbral del dolor
El responsable departamental de Gestión de Calidad del Aire del municipio de Cercado, Álvaro Garnica, señaló que la Ordenanza Municipal 2228 no especifica la diferenciación sobre la emisión de ruidos móviles y de puntos fijos.
Según el coordinador de Gestión y Monitoreo Ambiental (GEMA), Marcelo Delgadillo, una de las fuentes principales de contaminación acústica son los vehículos, principalmente los motores y ruidos por bocina. “Existen lugares en Europa donde se prohíben las bocinas y el caso concreto es el de los alemanes: cuando tienen que advertir de algo, golpean a un lado de su auto porque no pueden tocar bocina. Los frenos son otro problema tan estresante como las bocinas”.
De acuerdo con Delgadillo, el problema de tráfico es un problema de contaminación del aire principalmente, pero también es acústico.
“Eso tampoco significa volverse intolerante a cualquier nivel de emisión de ruido. Lo que se debe hacer es aplicar la normativa” dijo.
De acuerdo a un sondeo realizado, siete de cada 10 personas aproximadamente dicen que el ruido más molestoso es el de las bocinas, otras de las motos, del tráfico, de la música de los autos, entre otros. Las bocinas son los ruidos más rechazados por la población, sin embargo, más allá de hacer cumplir la normativa, tampoco se denuncia.
Delgadillo Mencionó que “Hay un nivel de ruido que se llama “el umbral del dolor” y que en algunas partes lo consideran a partir de los 60 decibeles. En Cochabamba, la norma que sacó la Alcaldía fijó el límite en 80, que ya es lo que se llama “el umbral del dolor”. Señaló que “el umbral admisible tiene que estar muy por debajo de este nivel. Lo máximo admisible tendría que ser hasta 70 decibles, siendo tolerantes”.
Garnica expresó que en esta nueva propuesta de normativa se incorpora una medición interna de los locales: “Nosotros ya estamos incorporando. Me refiero que, a parte de esta normativa, pretendemos juntar con la nueva reglamentación que se pretende sacar para otorgar licencias de funcionamiento en la Intendencia”. Señaló que la idea es que se pueda medir la emisión de ruidos antes de una otorgación de permiso de funcionamiento a locales y discotecas, determinar cuál es el nivel de ruido interno que produce y si sobrepasan los límites.
