<p class="rtejustify"> Cochabamba, la tierra de las lagunas o Kochapampa por su significado en quechua, siempre buscó forjar su desarrollo en sitios con abundante agua, pero además ser un articulador de la región. De ahí que el agua y el transporte sean sus retos permanentes.<br> Los incas se asentaron cerca de la laguna de Cotapachi, en Quillacollo, para almacenar el maíz. Luego, la ciudad se emplazó al lado del río Rocha. Pero, a medida que las lagunas desaparecieron, se agudizó la escasez de agua.<br> <strong>Misicuni</strong><br> Cochabamba se embarcó hace más de 60 años —en la década del 50— en el megaproyecto de tener la represa más grande del país.<br> Entonces, se presentó como la solución a la escasez de agua de la urbe y de los municipios que comenzaban a expandirse.<br> Hoy, el 70 por ciento de la población vive en la llamada región metropolitana del departamento.<br> Entre 1960 y 1970 se realizaron los estudios para avanzar con los trabajos de campo y en 1987 se conformó la Empresa Misicuni, encargada de construir las tres fases.<br> En 1995 se iniciaron las primeras obras con el portal Calio. En 1997 comenzó la primera de las tres fases con el túnel de trasvase de los ríos Titiri y Serketa.<br> Ya en 2009, se inició la construcción de la segunda fase: la represa de 120 metros de alto para 180 millones de metros cúbicos y la generación de 3.500 litros por segundo.<br> La obra se inició con el Consorcio Hidroeléctrico Misicuni con empresas italianas, bolivianas, colombianas y venezolanas, pero fue culminada por Camce, de China, por la resolución del contrato.<br> Después de más de 60 años y una inversión de 442 millones de dólares, se concretaron dos de las tres fases del Proyecto Múltiple de Misicuni para agua, riego y electricidad.</p> <p class="rtejustify"> I<strong>nversión</strong><br> La construcción de la represa demandó una inversión de 146 millones de dólares; la hidroeléctrica, 142 millones, y el túnel, 84 millones.<br> En septiembre de 2017 entró en funcionamiento la hidroeléctrica y la represa, pero gran parte de la zona sur, que fue parte de la “Guerra del Agua” en 2000, aún no cuenta con el servicio y se abastece de cisternas.<br> &nbsp;Lo mismo sucede con los otros seis municipios: Sacaba, Colcapirhua, Tiquipaya, Quillacollo, Vinto y Sipe Sipe, que aún no se benefician y dependen de las cooperativas de agua o pozos.<br> El gran desafío del megaproyecto sigue siendo llevar el agua a los hogares de Sacaba, Colcapirhua, Tiquipaya y Cercado, además de Quillacollo, Vinto y Sipe Sipe.<br> Se prevé que en 2022 finalicen los tres ductos hasta los tanques de almacenamiento, pero resta que las alcaldías concluyan las redes desde los tanques hasta los hogares.<br> El primer ducto es de la planta de Jove Rancho de Misicuni a Sacaba, con una inversión de 224 millones de bolivianos; el segundo, de Colcapirhua, Cercado y Sacaba, con 134 millones de bolivianos, y el tercero de Quenamari a Uspha Uspha, zona sur de la ciudad, con 70 millones de bolivianos.</p> <p class="rtejustify"> <strong>El tren eléctrico</strong><br> En 2017 se dio inicio a otro megaproyecto para restablecer el tren, pero esta vez con un tranvía para la región metropolitana.<br> Con el tren eléctrico se busca que la región vuelva a contar con el tranvía que existía en el siglo XX, cuando Elfec hizo posible un tren que conectaba los valles alto y bajo, desde Vinto hasta Arani.<br> Las obras se adjudicaron por 447 millones de dólares a dos empresas: JOCA de España y Molinari de Suiza, que forman el consorcio Tunari.<br> En cuatro años, se construyeron dos de las tres líneas del tren.<br> La roja y verde, sobre el antiguo trazo del ferrocarril del valle bajo y alto, conectan a la avenida Petrolera con la estación de San Antonio en La Cancha y el valle bajo.<br> En tanto, la línea urbana o amarilla, que planea ir desde el aeropuerto hasta el límite con Sacaba en el Castillo siguiendo la ruta del río Rocha, está en la incertidumbre por falta de un diseño definitivo y aceptación de los vecinos del área de influencia.<br> El propósito es que la región cuente con un transporte competitivo y menos contaminante. Se estima que cada día unas 500 mil personas usan el transporte público.<br> Con el tren, se proyectan hacer 356 viajes al día, transportar 71.200 pasajeros, el 7,3 por ciento de la demanda.</p> <p class="rtejustify"> &nbsp;</p> <p class="rtejustify"> &nbsp;</p>

<p class="rtejustify"> Cochabamba, la tierra de las lagunas o Kochapampa por su significado en quechua, siempre buscó forjar su desarrollo en sitios con abundante agua, pero además ser un articulador de la región. De ahí que el agua y el transporte sean sus retos permanentes.<br /><br /> Los incas se asentaron cerca de la laguna de Cotapachi, en Quillacollo, para almacenar el maíz. Luego, la ciudad se emplazó al lado del río Rocha. Pero, a medida que las lagunas desaparecieron, se agudizó la escasez de agua.<br /><br /><strong>Misicuni</strong><br /><br /> Cochabamba se embarcó hace más de 60 años —en la década del 50— en el megaproyecto de tener la represa más grande del país.<br /><br /> Entonces, se presentó como la solución a la escasez de agua de la urbe y de los municipios que comenzaban a expandirse.<br /><br /> Hoy, el 70 por ciento de la población vive en la llamada región metropolitana del departamento.<br /><br /> Entre 1960 y 1970 se realizaron los estudios para avanzar con los trabajos de campo y en 1987 se conformó la Empresa Misicuni, encargada de construir las tres fases.<br /><br /> En 1995 se iniciaron las primeras obras con el portal Calio. En 1997 comenzó la primera de las tres fases con el túnel de trasvase de los ríos Titiri y Serketa.<br /><br /> Ya en 2009, se inició la construcción de la segunda fase: la represa de 120 metros de alto para 180 millones de metros cúbicos y la generación de 3.500 litros por segundo.<br /><br /> La obra se inició con el Consorcio Hidroeléctrico Misicuni con empresas italianas, bolivianas, colombianas y venezolanas, pero fue culminada por Camce, de China, por la resolución del contrato.<br /><br /> Después de más de 60 años y una inversión de 442 millones de dólares, se concretaron dos de las tres fases del Proyecto Múltiple de Misicuni para agua, riego y electricidad.</p> <p class="rtejustify"> I<strong>nversión</strong><br /><br /> La construcción de la represa demandó una inversión de 146 millones de dólares; la hidroeléctrica, 142 millones, y el túnel, 84 millones.<br /><br /> En septiembre de 2017 entró en funcionamiento la hidroeléctrica y la represa, pero gran parte de la zona sur, que fue parte de la “Guerra del Agua” en 2000, aún no cuenta con el servicio y se abastece de cisternas.<br /><br />  Lo mismo sucede con los otros seis municipios: Sacaba, Colcapirhua, Tiquipaya, Quillacollo, Vinto y Sipe Sipe, que aún no se benefician y dependen de las cooperativas de agua o pozos.<br /><br /> El gran desafío del megaproyecto sigue siendo llevar el agua a los hogares de Sacaba, Colcapirhua, Tiquipaya y Cercado, además de Quillacollo, Vinto y Sipe Sipe.<br /><br /> Se prevé que en 2022 finalicen los tres ductos hasta los tanques de almacenamiento, pero resta que las alcaldías concluyan las redes desde los tanques hasta los hogares.<br /><br /> El primer ducto es de la planta de Jove Rancho de Misicuni a Sacaba, con una inversión de 224 millones de bolivianos; el segundo, de Colcapirhua, Cercado y Sacaba, con 134 millones de bolivianos, y el tercero de Quenamari a Uspha Uspha, zona sur de la ciudad, con 70 millones de bolivianos.</p> <p class="rtejustify"> <strong>El tren eléctrico</strong><br /><br /> En 2017 se dio inicio a otro megaproyecto para restablecer el tren, pero esta vez con un tranvía para la región metropolitana.<br /><br /> Con el tren eléctrico se busca que la región vuelva a contar con el tranvía que existía en el siglo XX, cuando Elfec hizo posible un tren que conectaba los valles alto y bajo, desde Vinto hasta Arani.<br /><br /> Las obras se adjudicaron por 447 millones de dólares a dos empresas: JOCA de España y Molinari de Suiza, que forman el consorcio Tunari.<br /><br /> En cuatro años, se construyeron dos de las tres líneas del tren.<br /><br /> La roja y verde, sobre el antiguo trazo del ferrocarril del valle bajo y alto, conectan a la avenida Petrolera con la estación de San Antonio en La Cancha y el valle bajo.<br /><br /> En tanto, la línea urbana o amarilla, que planea ir desde el aeropuerto hasta el límite con Sacaba en el Castillo siguiendo la ruta del río Rocha, está en la incertidumbre por falta de un diseño definitivo y aceptación de los vecinos del área de influencia.<br /><br /> El propósito es que la región cuente con un transporte competitivo y menos contaminante. Se estima que cada día unas 500 mil personas usan el transporte público.<br /><br /> Con el tren, se proyectan hacer 356 viajes al día, transportar 71.200 pasajeros, el 7,3 por ciento de la demanda.</p> <p class="rtejustify">  </p> <p class="rtejustify">  </p>

Cochabamba, la tierra de las lagunas o Kochapampa por su significado en quechua, siempre buscó forjar su desarrollo en sitios con abundante agua, pero además ser un articulador de la región. De ahí que el agua y el transporte sean sus retos urgentes.

Cochabamba, la tierra de las lagunas o Kochapampa por su significado en quechua, siempre buscó forjar su desarrollo en sitios con abundante agua, pero además ser un articulador de la región. De ahí que el agua y el transporte sean sus retos urgentes.

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