Claves sencillas para depurar nuestra mente
Texto: María Jesús Ribas
“La felicidad no depende de dónde ponemos los pies, sino de dónde está la cabeza.Nuestros ánimos merodean por el lugar por el que andan nuestros pensamientos”, afirma la doctora en Psicología Jenny Moix, profesora titular de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), España.
“Si en algún momento logramos ser conscientes del contenido de nuestros pensamientos, verlos con cierta distancia, entonces se abre la posibilidad de darnos cuenta de que, quizás, nos estamos ofuscando por alguna idea carente de sentido”, señala Moix, que aborda este tema en su último libro “Mi mente sin mí”.
Pero ¿es posible controlar la mente? pregunta EFE a Moix, también autora de los libros “Felicidad Flexible” y “Cara a cara con tu dolor”.
“Para controlar la mente, el primer error es querer controlarla. Es tan paradójico como cierto”, responde.
“Cerremos los ojos e intentemos estar cinco minutos centrados únicamente en la respiración. Nos resultará imposible. Entrarán pensamientos en la cabeza sin pedir permiso”, explica.
Recomienda tratar los pensamientos como si fueran nubes: cuando aparecen los dejamos pasar sabiendo que el sol siempre está detrás. Se trata de no quedarnos enganchados en lo que pensamos”.
Moix explica cómo podemos desintoxicar nuestra mente de tres de las formas más frecuentes de pensamientos intrusos: las fantasías incontroladas, las preocupaciones circulares y las obsesiones parasitarias.
DESCONTROL
“Cuando no estamos concentrados en algo, nuestro pensamiento empieza a divagar, se va fuera del presente. A veces se va al pasado, a veces al futuro, y otras veces al mundo de la fantasía.
Es importante darnos cuenta de que cada uno de nosotros en realidad somos dos, apunta. “Por un lado está la mente, que actúa como el mono que salta de rama en rama, saltando de idea en idea y, por otro, está el ‘yo observador’, esto es una parte de nosotros que se da cuenta de que estamos fantaseando”.
¿Cómo cambiar? Practicando. “Igual que si nos dicen que hemos de ir con la columna más erguida, sólo podemos hacerlo si nos damos cuenta de que andamos curvados. Pues lo mismo con la mente, estar atentos a lo que pensamos para cambiar el rumbo”, recomienda.
“La preocupación es como rumiar y tiene una forma circular. Cada vez es más difícil salirse del círculo porque las vías neuronales por donde pasan esas ideas están cada vez más sensibilizadas. Es como si el mono siempre caminara por el mismo camino, y esa ruta cada vez está más marcada y resulta más difícil desviarse”, precisa.
Aceptar la realidad cuesta y recomienda que aceptando las cosas tal como son las podemos trasformar. “Normalmente, detrás de una preocupación hay un miedo, que nos tiene allí enjaulados. La única forma de romper el círculo vicioso de la preocupación es pasar a la acción, superando el miedo con confianza. Pase lo que pase, estará bien”, indica.
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LAS OBSESIONES
“Una obsesión sería como un parásito que se ha instalado en nuestra mente y la ha conquistado, roba toda nuestra energía, haciendo que no tengamos la suficiente para trabajar, para disfrutar, para nada”.
Es un error querer controlar la obsesión. Lo mejor es intentar desviar la atención hacia otras actividades y, cuando se presenta la obsesión, tomar conciencia de que es sólo un pensamiento.