Gestión ambiental: El cambio positivo en los municipios de Bolivia
Hace algunos años, en el municipio de Villamontes, donde se soportan jornadas de intenso calor, un grupo de mujeres, liderado por Gertrudis Plata, comenzó a recuperar los residuos reciclables de forma particular y por iniciativa propia, efectuando la recolección puerta a puerta y descalzas. Actualmente, este grupo de mujeres, que se denominaban “Las sin chinelas”, ya no es sólo un grupo, son seis asociaciones y cuentan con personería jurídica.
Ésta es una de las muchas experiencias que a lo largo de nueve años se ha logrado obtener gracias al proyecto de Gestión Ambiental Municipal de la Cooperación para el Desarrollo de la Embajada de Suiza en Bolivia. Las mujeres recolectoras, que hoy gozan de mejores condiciones de trabajo, recuperan toneladas de residuos plásticos aprovechables y los comercializan con mayoristas; ya no descalzas, ahora lo hacen montadas en bicicletas y motos que cuentan con sus propios contenedores.
Además, gracias a este trabajo, muchas mujeres vulnerables como Gertrudis, han logrado hacer estudiar a sus hijos y ser el sustento de sus hogares.
Así, el proyecto apoyó al fortalecimiento de la gestión ambiental municipal de 19 municipios de los departamentos de Cochabamba, Potosí, Chuquisaca y Tarija que requerían apoyo en el tratamiento de aguas residuales y la gestión de los residuos sólidos. En la segunda fase, de 2019 a 2023, concretó el apoyo en 11 municipios (aproximadamente 350 mil personas) de dichos departamentos. Éstos son: Villa Montes, Villa Vaca Guzmán, Monteagudo y Macharetí, Villazón, Tupiza, Arbieto, Tolata, Capinota, Cliza y Sucre.
La finalidad del proyecto fue mejorar la calidad de vida de las poblaciones de los municipios de cobertura, especialmente de los grupos más vulnerables, afectados por la falta de acceso a los servicios básicos y la exposición a la contaminación ambiental.
“Creo que podemos decir ‘misión cumplida’ en relación a lo que ha sido el propósito del proyecto que era trabajar de manera concreta en el mejoramiento de la gestión integral ambiental en 11 municipios del país. Después de este tiempo (nueve años) hemos logrado mejorar la condición ambiental de acuerdo a los indicadores que tenemos”, señala José Luis Pereira, oficial nacional de Programas de la Cooperación Suiza en Bolivia.
Educación ambiental
El trabajo tuvo diferentes abordajes como mejorar la calidad y eficiencia de servicios de Tratamiento de Aguas Residuales (TAR) y Gestión Integral de los Residuos Sólidos (GIRS); consolidar la corresponsabilidad social de la gestión ambiental, mediante el cambio de comportamiento o buenas prácticas en el cuidado del alcantarillado, la separación y aprovechamiento de los residuos sólidos y el pago justo de tasas y tarifas.
También el hecho de fortalecer las instituciones locales en sus capacidades de brindar servicios de gestión ambiental, asegurando su adecuado funcionamiento en alineamiento con políticas nacionales.
Gracias al trabajo participativo y articulado con el Ministerio de Medio Ambiente y Agua (MMAyA) como cabeza del sector, los Gobiernos municipales como socios locales, las empresas prestadoras de servicios (EPSA y EMA), juntas de vecinos, universidades y grupos de jóvenes ambientalistas, se produjeron aprendizajes y se desarrollaron buenas prácticas de gestión ambiental, bajo un enfoque de corresponsabilidad y cambio de comportamiento de la población.
Para Carlos García, director del proyecto, implementado por Helvetas Swiss Intercooperation - Bolivia y la Fundación Aguatuya, la magia del éxito del proyecto es la articulación de todos estos actores que reconocen que “juntos podemos hacer una mejor gestión, juntos somos corresponsables de mejorar la gestión ambiental en lo que se refiere a aguas residuales y a residuos sólidos”.
“El éxito del proyecto radica evidentemente en la articulación de todos los actores. Es importante resaltar que el primer actor y el más relevante es el MMAyA, porque es el que genera las políticas y las prioridades nacionales relacionadas con el medioambiente. A partir de esta priorización que realizó el Gobierno nacional a través del Ministerio es que nace el proyecto y éste articuló distintos actores”.
Pero también existieron dificultades y una de ellas fue la alta rotación de personal en instituciones públicas. Durante estos nueve años, indica García, los Gobiernos municipales han cambiado por lo menos tres autoridades y, cuando las autoridades cambian, usualmente, también cambia el equipo técnico. Este hecho implicó un reto para el proyecto porque se generan procesos permanentes de capacitación.
Otra de las dificultades por las que atravesó el proyecto fue la educación de la población respecto a prácticas específicas como pagar tasas y tarifas por un servicio, que en ciudades más pequeñas no se acostumbraba a realizarlas, es decir, los ciudadanos tienen o tenían la idea de que este tipo de servicios son obligación de los Gobiernos municipales y que ellos no tienen por qué pagar.
Para remediar este problema, se realizaron varias estrategias para el cambio de comportamiento. “Esto ha permitido que ahora como resultado tengamos siete municipios que cobran tasas o tarifas y que esto les permite dar sostenibilidad presupuestaria en sus servicios, porque la gente también ha entendido de que es darles un servicio ambiental. Por ejemplo, en el servicio de aseo urbano y recojo de basura que tiene costo y ese costo tenemos que compartirlo entre los que generamos y aquellos que tienen la obligación de procesarlos”.
Por su parte, José Luis Pereira asegura que el tamaño del problema al que se enfrentan es bastante grande, porque es justamente en estos municipios (más de 300) donde el presupuesto es muy reducido y generalmente no se priorizan estos temas ambientales.
Resultados
La Cooperación Suiza en Bolivia ha invertido aproximadamente 13 millones de dólares en acciones de gestión ambiental municipal entre los años 2014 y 2023 (dos fases), mediante la implementación de Helvetas Swiss Intercooperation (líder) y la Fundación Aguatuya.
Uno de los objetivos del proyecto, menciona Pereira, fue reducir la incidencia de enfermedades causadas por probables causas ambientales y esto se ha logrado en un porcentaje importante. Según Pereira, hay una menor exposición de los niños, entre 0 a 5 años, a agentes de contaminación, sobre todo en temas de agua y el manejo de los desechos.
“Creo que podemos decir que los modelos que hemos inducido sí funcionan, pero también somos conscientes de que esta gestión del conocimiento que hemos desarrollado en estos años tiene que servir para que, por ejemplo, instituciones como la Federación de Asociaciones Municipales de Bolivia (FAM) puedan utilizar estos conocimientos para que tengan una parte del camino realizada”.
Otra acción exitosa es que los municipios en general con los que la Cooperación ha trabajado en directo contemplen dentro de su presupuesto recursos para la gestión ambiental que en algunos casos estaban dispersos en otras partidas presupuestarias y en otros casos no existían.
“Hemos logrado que 10 de los municipios con los que hemos trabajado tengan planta de tratamiento de aguas residuales y esto implica que estos municipios tienen que asignar recursos presupuestarios para operación y mantenimiento de una planta de tratamiento que antes o no funcionaba o no la tenían”, señala el director del proyecto.
El proyecto ha logrado también que ocho municipios ya cuenten con sus propios rellenos sanitarios que no contaminan el suelo ni el agua, pero además son sostenibles. El mejorar este tipo de condiciones permite además tener modelos participativos, como por ejemplo Gobiernos municipales que comparten un relleno sanitario porque la operación y mantenimiento son más económicos y la cantidad de residuos se depositan con sanidad en un solo lugar. Y sucede lo mismo con los municipios que, en conjunto, aprovechan los residuos reciclables.
“Hemos logrado medir, en los municipios donde hemos trabajado, más de 200 mil personas que ya aplican una buena práctica referida a residuos o aguas residuales. Por ejemplo, reciclan o aprovechan los residuos en sus casas, pagan una tarifa justa por el servicio y utilizan de buena manera el alcantarillado”, concluye García, asegurando que estas acciones no tienen retrocesos, por lo contrario, estas buenas prácticas serán heredadas.