Creciendo juntos: Sana, sana colita de rana, si no sana hoy sanará mañana
“Sana, sana colita de rana, si no sana hoy, sanará mañana”. ¿Les suena familiar? Recuerdo que cuando era niña esa canción siempre venía después de una caída. La cantaban abuelos/as, madres, padres, tíos/as, amigos/as, profesores/as y, a veces, hasta nosotros mismos entonábamos, entre llanto, esas frases para poder levantarnos con más ánimo y con la convicción de que mañana esa herida ya no dolerá como hoy.
Muchos hemos sentido este 2020 como una de esas duras caídas. Sin embargo, ¿qué es lo que más recuerdo de esa canción? Que siempre había una mano amiga para ayudarme a levantar; estaba la palmadita de la abuela en mi espalda repitiendo la canción hasta que pare de llorar; o, durante la melodía, las manos de mis padres se convertían en varitas mágicas al dibujar círculos en el aire sobre mi herida; y, que, si no había nadie, yo cantaba apoyada en mi dulce compañía haciéndome ver que las caídas me daban otra perspectiva.
Es por eso que hoy, a poco tiempo de terminar este año, quiero compartirles algo que escribí para mis pequeños alumnos el pasado mes de abril, justo semanas después del inicio de confinamiento; pero hoy, sin importar la edad, se los dedico a todos:
“Después de una caída
quedé patas arriba.
Llamé a mi alma
que por el susto escapaba.
“Vente, vente” le dije,
con unas palmaditas la convocaba
como me enseñó mi abuela aquel día
en la montaña.
Cuando me quedé tranquila
miré al cielo asombrada.
Otra manera encontraba
de ver el mundo que amaba.
De no ser por la caída
no hubiera quedado patas arriba.
De no haber quedado patas arriba
no hubiera visto lo linda que es la vida
también, en otra perspectiva”.
La forzosa caída de este año nos ha puesto, quizá a todos, patas arriba, pero depende de nosotros convertirla a nuestro favor. Depende de nosotros ver lo linda que es la vida desde otra mirada. Hoy, quiero cantar a todos un “Sana, sana colita de rana” deseando que tengan la convicción de tiempos mejores; de un mañana mucho mejor que el ayer; de que si el susto, el miedo, las heridas no sanaron este año, estoy segura que el próximo así será, porque de alguna forma hemos salido más fortalecidos y, sobre todo, con una nueva forma de ver el mundo que amamos.