Cristian Mercado vive el año más afortunado de su carrera
Sin tregua, Cristian Mercado vive este tiempo entre estrenos, rodajes y presentaciones a un ritmo sorprendente. Tanto es así que conversó con OH! desde el pie del Illampu, allí en la mítica población de Sorata. Para variar, se hallaba filmando, nuevamente, con un ícono de la cinematografía boliviana y mundial: Jorge Sanjinés.
—Es una especie de momento cumbre de su carrera, ¿no?
—Siento que es un momento lindo, de muchos proyectos. Es un momento de proyectos lindos.
Probablemente, 2019 resulte el año más prolífico de la carrera de este actor paceño de 44 años. Se han estrenado tres películas en las que participa como protagonista: “Muralla” y “Santa Clara”, en Bolivia, y “La mala noche”, en Ecuador. Las tres consideradas grandes apuestas, y la primera ya fue galardonada en festivales internacionales de Argentina y Brasil. En pie de producción, junto a la obra de Sanjinés, suma otros tres filmes: “Z2040”, de Verónica Córdova y Fernando Vargas, y “Pseudo”, el nuevo proyecto de Gory Patiño.
Y no sólo es un año rebosante de cine. Mercado además ha realizado un caro sueño en otro escenario. “Es un buen momento de trabajo porque, también hicimos, con Percy Jiménez, en el teatro, el monólogo que soñé realizar durante 20 años: ‘El solo del contrabajo’”.
Se trata de una compleja tragicomedia escrita por Patrick Süskind. En ella, Mercado interpreta a un excéntrico, cuarentón y solitario contrabajista en medio de sus laberintos psicológicos. Y resultó un éxito en La Paz. Ahora prevé presentarla en el interior del país. Quién sabe si semejante desafío nemónico e histriónico se le facilitó gracias a su otra vena: la música. Y, a propósito de la música, por si le faltaran actividades, en este singular 2019, Cristian avanza otro proyecto: su primer álbum propio.
“Estamos en un receso en la banda Reverso con la que toqué como 10 años —explica—. Acabo recientemente de terminar un proyecto más personal, más como solista, pero compartiendo con muchos músicos, según la canción. Me sirve para la creatividad. La música me permite, a diario, estar trabajando una faceta que es muy importante. Le dedico una buena parte de mi tiempo. No sólo me hace bien, sino que la tomo como un espacio de ejercicio. Es un año de proyectos personales”.
Un 2019 que, a estas alturas, le permite ensayar una veloz retrospectiva de la singular apuesta que hizo hace 26 años. “Es una suerte poder vivir de lo que te gusta —confiesa, con su reposada, y grave voz—. Pero la única manera de poder vivir de esto es cuando le dedicas todo tu tiempo y toda tu energía. Fue una apuesta muy alta a la que me metí, en esos años no había la amplia gama de carreras universitarias que hay hoy, y teatro ni por chiste”.
Mercado conoció las tablas casi accidentalmente. A mediados de los 90 había egresado de colegio. Avanzaba en la universidad las carreras de Psicología y Economía cuando le atrajo un taller de teatro dirigido por David Mondaca. Aquel impacto inicial coincidió con la llegada del Teatro de los Andes, que ha marcado a una generación de actores bolivianos. Aquélla que decidió consagrarse, la generación de la dedicación al 100 por cien a este arte y desafío singular en Bolivia.
“Hicimos un grupo que se llamaba el Teatro Duende. Y al poco tiempo me fui invitado al teatro Camino en Chile, con un súper director que es Héctor Noguera. Luego me fui a vivir a Chile y ahí coincidí en un festival con César Brie, el director del Teatro de Los Andes. Me invitó a un taller que inicialmente iba a durar como un año, pero después me dijeron si quería quedarme en el grupo. Y prácticamente estuve seis años en El Teatro de Los Andes”.
Poco a poco, sus actuaciones y castings fueron llamando la atención de los cineastas. A partir de 2003 empezó a ser parte de varias de las más destacadas producciones nacionales. Como es sabido, hasta 2007 realizó papeles protagónicos también en laureados filmes bajo la dirección de Antonio Eguino y Paolo Agazzi, como “Los Andes no creen en Dios”, “El atraco” y “Sena Quina”. Y en 2009, una discreta y misteriosa invitación lo llevó a una experiencia a la que pocos han llegado desde estas tierras.
“Cuando nos llamaron decían que iba a ser un casting para una película argentina, había mucha confidencialidad sobre el tema. Me tomaron una prueba, y luego otra y otra prueba y me volvieron a llamar. Luego me explicaron que era la película del Che y que iba a ser dirigida por Soderberg y que actuarían súper actores como Benicio del Toro y varios latinoamericanos. No te la crees, ¿no? Es como ser futbolista y que te den la chance de jugar unos cuantos partidos en el Barcelona. Dices ‘wau, ¡qué suerte!’. Fue una oportunidad de aprender gigantesca, con gente que tiene mucho oficio carrera. Fue una suerte de escuela. Alucinante”.
Resultó el inicio en su participación en producciones internacionales. Luego vinieron la colombo-chilena “Contracorriente”, la española “Blackthorn”, la chileno-española “Los 33 de San José” y la boliviano-estadounidense “Olvidados”. Guerrillero guevarista, minero, policía, vaquero, pescador, empresario… una infinidad de papeles interpretados por Mercado ya han quedado grabados en la retina de los cinéfilos. Él resume su versatilidad en la reflexión sobre el mundo de “yoes” que todos llevamos dentro.
“Uno tiene que investigar en un trabajo hacia afuera, pero también considero que todos tenemos los personajes, buenos y malos —explica—. Hay que tratar de encontrar en ti el estado que tiene un personaje, de indagar en sus contradicciones, en sus claros y oscuros. Eso es lo que lo hace humano, todos somos una gama de grises, de muchas cosas. Somos contradictorios, paradójicos, así son las personas.
—¿Aplica en eso la psicología o algo así?
—No soy de un trabajo psicológico ni de hacerme muchos líos en cabeza. Soy más intuitivo. Sirve investigar mucho, informarte para construir. Por ejemplo, en “Santa Clara” tuve la suerte de compartir previamente con los vaqueros o en “Contracorriente” me fui a vivir como un mes con los pescadores para sentirlos, sin tanto estudiarlos, Es compartir, impregnarte de la energía y obviamente tomar detalles, expresiones, acciones, gestos.
—¿Y no ha habido algún personaje que lo haya intoxicado y que no se lo haya podido sacar de la cabeza? Algunos actores han comentado que llegaron a ese tipo de problemas.
—El proceso de rodaje es algo muy intenso porque uno está fuera del contexto de su vida cotidiana. Casi siempre me tocó viajar para las películas. Fuera de los problemas cotidianos, uno está concentrado en el trabajo. Entonces uno va todo el día repasando, tratando de encontrar por dónde ir, intuir. Uno va tomando riesgo, buscando formas y caminos, y va ensayando, y tratando de ver si vas por el buen camino. Entonces a mí me pasa que terminas y luego sigues metido en la escena. Y te dices: “Era mejor que lo haga así o así o de esta forma”.
—Atrapado en la escena después de la filmación.
—Uno va dándole vueltas y llega la noche. Y ya tienes que repasar tus escenas para el próximo día. Pero te sueñas con todo lo que has estado trabajando esa jornada. Al día siguiente te levantas muy temprano y tienes que empezar a repasar. Uno anda muy metido en eso. Es muy intenso, realmente, y requiere que estés muy presente en el momento de rodar. Sesenta a setenta personas que están trabajando al lado tuyo haciendo y diciendo cosas. Es muy intenso, requiere de mucha energía, es mucha responsabilidad. Pero a la vez es algo que me encanta.
Cristian también explica que una función de teatro implica una intensidad total. Un proceso de ensayos mucho más largo que le afecta muchísimo. Comenta que después de actuar necesita de un poco de fútbol o de alguna película que no le haga pensar, para desconectarse y ya no seguir dándole vueltas a la obra. “Trato de dejar cada cosa en su lugar. No soy de esos que se vuelven locos y que se convierten en el personaje. Creo que no es saludable eso, por un lado, hay mil caminos que te sirven perfectamente”.
Y así como los caminos de la actuación, los físicos geográficos a los que ésta le ha llevado constituyen para Mercado parte de lo que más celebra en su vocación. “Justamente hoy terminamos de rodar en un lugar muy hermoso, en las montañas, ahí cerca del Illampu —comenta—. Luego, estaba bajando en caminata al atardecer y me decía: ‘¡Qué suerte tengo de hacer este trabajo, y encima me pagan por esto! ¡Qué afortunado de hacer lo que me gusta y tener la oportunidad de visitar lugares tan especiales, o tan hermosos’. Soy tan afortunado, disfruto muchísimo”.
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MULTIFACÉTICO
CRISTIAN MERCADO EN UNA OBRA DE TEATRO DE ESCENA 163, DIRIGIDA POR EDUARDO CALLA, EN ABRIL DE 2014.
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“SANTA CLARA”
EL ACTOR ES UNO DE LOS PROTAGONISTAS DE LA PELÍCULA DE PEDRO GUTIÉRREZ CUYO ESTRENO SE ANUNCIÓ PARA 2020.
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EN PERÚ
ESCENA DE “CONTRACORRIENTE”, PELÍCULA PERUANA DIRIGIDA POR JAVIER FUENTES-LEÓN ESTRENADA EN 2010.