René Ardaya: “Se debe cuidar a los pacientes pos-Covid-19”
La Covid-19 impacta especialmente en las vías respiratorias. Sobre sus efectos a corto, mediano y largo plazo, OH! conversó esta semana con el reconocido catedrático y especialista neumólogo René Ardaya Gutiérrez
—¿Cómo empieza la agresión del coronavirus a las vías respiratorias?
—Recordemos que este virus viaja a través de las micro gotitasque eliminamos por vía aérea al hablar, al toser, al reír, etc. Ingresa a la nariz a la zona retronasal y a la faringe o garganta. Allí tenemos células linfoides retronasales y faríngeas y la cadena linfática. Es ahí donde comienza el proceso infeccioso. Al invadir estas células, va descendiendo por vía linfática o respiratoria, es decir, la tráquea y luego los bronquios.
Llegan hasta los alveolos, a nivel pulmonar. Allá van a atacar a las células epiteliales. Entonces se activará en ese momento el sistema inmunitario de respuesta a la presencia del virus. Se desencadena una serie de mecanismos de defensa, conocidos como reacción inmunológica temprana. Las células, al ser invadidas, producen una serie de sustancias que alertan al organismo y tratan de inhibir y eliminar al virus.
Al mismo tiempo se genera el sistema del interferón. Éste informa a las otras células para que se preparen y puedan responder a la llegada del virus. Se generan los macrófagos y los linfocitos.
—¿Por qué empeoran?
—El virus tiene también sus mecanismos para evadir esta fase inicial de defensa. Entonces pasamos a una segunda fase, llamada de reacción tardía. En ella se activa otra serie de mecanismos: macrófagos y linfocitos activados son marcados y se generan los mecanismos de los linfocitos B y el mecanismo de los linfocitos T. Los B son los anticuerpos, las famosas inmunoglobulinas, y los T se activan para tratar de eliminar al virus. Al mismo tiempo aparecen otros T, los llamados “killer”, que van a matar las células infectadas.
El resultado final será que, si hay un sistema exitoso, la enfermedad transcurrirá sin mayores complicaciones. Después de un periodo corto, el organismo se repondrá. De lo contrario, la enfermedad avanzará a un estado más severo, el llamado estado de hiperinflamación, producida con la ya famosa tormenta de citoquinas.
Son sustancias proinflamatorias e inflamatorias que se generan en defensa de nuestro organismo. Pero a la larga se produce ingentes cantidades que terminan por dañar los tejidos del cuerpo, principalmente pulmonares, pero también de otros órganos. A la larga, la Covid-19 afecta no sólo al pulmón, como órgano de entrada, sino también a células de otros órganos que generan los estados pro inflamatorio y de coagulación trombótica. Éstas son las situaciones más temidas que llevan al paciente a complicaciones severas y, quizás, a la muerte.
—En el inicio del ataque, ¿son válidas las recomendaciones de hacer gárgaras con limón y bicarbonato, u otras sustancias, para frenar la agresión del virus?
—Es bueno ponerle las cosas difíciles al virus. Para ello sirve hacer las gárgaras con agua tibia y mejor si es un medio alcalino. Todas las bacterias y los virus adoran el medio ácido, en cambio el alcalino les es desfavorable. Con ello se disminuye la carga viral.
Hay algunos trabajos que fueron publicados. Por ejemplo, hacerse lavados nasales y gárgaras con un producto llamado DMSO, que actúa como desinflamante local. Lo importante es identificar el momento del contagio. Cuando la persona ya tiene síntomas, mínimo ya han pasado cinco a siete días desde el contagio, es decir, el periodo de incubación ya pasó.
Cuando el paciente llega a la consulta, es muy importante preguntar cuándo fue el día en que sintió por primera vez los síntomas de la enfermedad. Entonces, a partir de esa fecha, recorremos los cinco a siete días y ubicamos el probable día en que se infectó esa persona. A partir de ese momento, calcularemos las conductas terapéuticas que vamos a asumir en las etapas 1, 2a, 2b y 3 de la enfermedad.
En los estadios iniciales, sirve la higiene nasal y faríngea. Ahora, el uso de medicamentos depende del momento en que se recibe al paciente. Ahí uno se da cuenta de cuál es el mecanismo de acción y qué está haciendo en ese momento el virus. Entonces, en función a eso, se puede hacer un manejo adecuado, obviamente respaldado por exámenes y laboratorios complementarios para corroborar todo. No hay una receta absoluta para todo el mundo, hay una receta personalizada, con la guía y orientación del protocolo, para las diferentes fases de la enfermedad.
—¿No resulta contraproducente el uso del barbijo dado que, debido a la combinación de exhalaciones, calor y humedad, proliferan agentes patógenos en la boca?
—Se busca el bien común. Ese bien común es evitar el contagio al entorno debido a la agresividad que tiene esta enfermedad, hacerlo con aquellos barbijos que cumplan estándares. Ahora bien, si usamos barbijo, hay que hacer aseo nasal y aseo faríngeo en la mañana, al mediodía y por la noche. Así bajamos la carga viral en la nariz y la garganta.
—Una vez que la enfermedad avanza hacia la fase 2, ¿qué cuidados en particular se asumen?
—Los cuadros son variables: asintomáticos, leves, moderados, severos y críticos. El tratamiento básico para el asintomático y el estadio 1 es lo ya mencionado de la higiene y tomar un antigripal en la mañana y otro en la tarde, y un antiinflamatorio, cualquiera, digamos, el ibuprofeno de 400 mg, cada ocho horas. A eso, según el protocolo que se maneje, se puede añadir zinc, vitamina C, magnesio, vitamina D3. Y, dependiendo de las respectivas autoridades de salud, se podrá usar ivermectina e hidroxicloroquina, que la han desacreditado mucho.
—¿A qué atribuye las polémicas desatadas por estos dos últimos compuestos?
—Pasa que todos estos medicamentos, vitaminas y minerales tienen un punto de acción en algún lugar del metabolismo de replicación del virus. Interfieren en la proliferación del virus, le ponen una zancadilla. Pero, pasado cierto periodo, ninguno de ellos ya servirá. A un paciente de fase 3 no le sirven ya ni la ivermectina ni la hidroxicloroquina.
Eso sí, la vitamina C es una vitamina hidrosoluble muy noble. Ella sirve en todas las fases. Actúa como donador de electrones. Sucede que en el proceso inflamatorio se liberan radicales, los llamados radicales libres. Los átomos perdieron un electrón en su última capa y corren ávidos de recuperarlo. Entonces le quitan ese electrón a las grasas de la membrana celular y la dañan. La vitamina C lleva electrones a esos radicales libres, los neutraliza y se retira sin hacer daño.
—En la fase 3, ha habido mucha polémica por el uso de los respiradores. ¿Qué es lo que se debe prever en este estado?
—Cuando, tras producirse todas las complejas reacciones que mencionamos, el organismo es rebasado por el proceso inflamatorio y el virus. Entonces, empezará a dejar de saturar la hemoglobina, que es la encargada de llevar el oxígeno por la sangre a los diferentes órganos. Se empieza a perder oxígeno.
Por otra parte, el proceso inflamatorio hace que haya mucha presencia de líquidos en los alveolos pulmonares y debajo. Eso causa que el intercambio de oxígeno sea menor entre los vasos capilares pulmonares y los alveolos. Es cuando el paciente tiene una baja de saturación de oxígeno y necesita que se le ayude. Existe un grupo de pacientes que toleran muy bien la baja de oxígeno, o hipoxia, algunos tienen una saturación de 45, ya incompatible con la vida, y se muestran tranquilos. Creen que no están graves, pero son los que suelen morirse de pronto, en su casa o en la calle.
Pero en la generalidad de los casos que llegan a este nivel 3 ya requieren el soporte, primero con máscara de oxígeno, de las más simples a las sofisticadas de mayor concentración, según el caso. También se le ayuda al paciente con cambios de postura para mejorar la ventilación de los pulmones. Pero, cuando se agotan esos mecanismos y no hay forma de hacer que eleve más el oxígeno, el paciente se complica y puede morir. Entonces debe ser intubado, recibir ventilación mecánica. Por suerte, son los menos de los casos, es el grupo de los pacientes críticos, el 5 por ciento de todos los casos de Covid-19. Pero de ese 5 por ciento, entre el 50 y 60 por ciento fallecen.
—Entiendo que para quienes superan la Covid-19 viene una etapa que no debe descuidarse. ¿Cómo son las secuelas y los cuidados post coronavirus?
—Cuanto más grave haya sido la afectación mayores las secuelas. Existen secuelas tempranas y secuelas tardías. Una vez que el paciente salió de la fase crítica, se ingresa en el Covid posagudo temprano. Se extiende más allá de las tres semanas de concluidos los síntomas de la parte aguda. La etapa pos-Covid-19 tardío se extiende más allá de las 12 semanas de pasado ese cuadro agudo.
Los síntomas del pos-Covid-19 temprano, según estudios que se han hecho en Italia, Japón, China y EEUU, son: fatiga, en un 53 por ciento de los pacientes entrevistados en Italia, por ejemplo; falta de aire, en un 43,4 por ciento; dolores articulares, en un 27 por ciento; dolor en el pecho, en 22 por ciento. El 87,4 por ciento de los pacientes reportaron persistencia de entre uno y tres de esos síntomas.
Otra cosa importante: en este grupo de pacientes pos-Covid-19 agudo temprano entra también el síndrome pos cuidados intensivos: debilidad, disminución de la memoria y la agudeza mental, ansiedad y depresión. Por ello, es muy importante trabajar adecuadamente en estos pacientes porque se altera la psicología del paciente. Se debe explicarle que la enfermedad no desaparece en el momento que le dan el alta.
—¿Cuánto tiempo más pasará hasta que supere plenamente la enfermedad?
—Mínimo, unos tres a cuatro meses y hay algunos casos en que los tendrán de por vida. Habrá pacientes que requerirán asistencia sanitaria por mucho tiempo como fisioterapia e intervenciones cardiológicas, gastroenterológicas y psicológicas.
En el pos-Covid-19 tardío, los síntomas son: sensación de dolor dentro del tórax, cansancio, sensación de inflamación en la garganta, fatiga, dolores musculares, ausencia del gusto y del olfato, ansiedad, insomnio, apnea, ardores de manos y síndrome de pánico, entre otros.
Se debe cuidar a los pacientes pos-Covid-19. Cuando lleguen al consultorio, habrá que empezar de cero y hacer un interrogatorio prolijo. Habrá que ver sus análisis anteriores y realizar una nueva valoración general. Se debe ver qué órganos o sistemas se hallan comprometidos en este periodo y hacer un tratamiento integral. Allí suman desde la revisión por distintos especialistas hasta los ejercicios de fisioterapia respiratoria y la alimentación. Recordemos, en relación a esto último, que se está saliendo de un proceso inflamatorio y que dietas con abundancia de carnes y lácteos son proinflamatorias.
—El pos-Covid-19 se muestra como toda una materia a seguir y profundizar, ¿no es cierto?
—Aprendemos cada día más cosas sobre todo lo que significa esta nueva enfermedad. Hagamos un ejercicio: de cada 100 mil pacientes internados por Covid-19, se calcula que el 48 por ciento, 48 mil, requerirán apoyo permanente por mucho tiempo de su institución de salud. De los 100 mil, el 1 por ciento probablemente requiera asistencia, debido a sus secuelas, por el resto de su vida.