Elizabeth Unger: “Tigre gente es el mayor logro de mi vida”
Hace 14 años, una jovencita estadounidense que realizaba su voluntariado en Bolivia fue conmovida por el drama de los mayores felinos amazónicos. Desde hace unos meses, un filme al que le dedicó ocho años de su vida ha cosechado ya 10 reconocimientos internacionales. Ella es Elizabeth “Liz” Unger, la productora y realizadora de Tigre gente. Su exitoso documental aborda los dos puntos de China y Bolivia entre los que se articula el depredador negocio de los colmillos de jaguar.
Liz conversó con OH! sobre su trabajo y proyectos en relación a esta destacada película centrada en una de las regiones más célebres de Bolivia.
—Leí que tiene alma de exploradora y ya ha visitado los siete continentes. ¿Cómo fue que ingresó en esa dinámica viajera?
—Empecé a viajar cuando tenía 19 años y primeramente fui a Bolivia. Resultó una experiencia increíble que inspiró mi amor por los viajes. Luego hice muchos viajes alrededor de Sudamérica y Latinoamérica. Estudié un tiempo en Australia.
Viajé de mochilera e hice diversas actividades alrededor del sudeste asiático. Eventualmente, también viajé de mochilera por África. Trabajé como cocinera en el Ártico y viajé por razones de trabajo a Europa.
Ha sido una mezcla de viajes de estudios, de mochilera y de trabajo que me permitieron visitar los siete continentes. Lo hice en un periodo de cerca de 10 años. Tuve increíbles experiencias
—¿Qué experiencias en especial recuerda de esos viajes?
—Cuando era una veinteañera, tuve el privilegio de bucear en la península de Yucatán en México en los cenotes. Atravesar esas cavernas sumergidas fue una experiencia espectacular. También cuando tenía 22 años fui invitada para trabajar como cocinera en una base de investigación en el Ártico. Pasar cuatro semanas en el polo a esa edad fue también una experiencia muy especial.
—Usted estudió Biología en la universidad. ¿Por qué, habiendo cursado aquella carrera, decidió convertirse en cineasta?
—A lo largo de mi vida siempre estuve fascinada por el medioambiente y la vida silvestre. Fui voluntaria en Acuario Nacional de Baltimore. Entonces decidí optar por un grado en Biología porque quería un área que me permita trabajar en la conservación de las especies. Pero me di cuenta de que, en el campo del biólogo, lo típico es que tú tienes que redactar rigurosos documentos académicos de investigación.
No me gustaba estar encasillada, teniendo que seguir la teoría científica, escribiendo esos artículos académicos bajo formatos muy específicos. Así me di cuenta de que, aunque amaba la biología y que me gustaba aprender mucho sobre la conservación de la vida silvestre, no me gustaba lo que tenía que realizar como investigadora de carrera. Entonces aprendí a escribir, a tomar fotografías y a cómo realizar filmes. Y descubrí que me gusta el área de narrar historias mucho más que escribir artículos académicos.
—Entonces decidió llegar a la gente, ¿es así?
—Puedo utilizar una narración a través de textos, fotografías y filmes para cubrir cualquier asunto en el que esté interesada. Entonces decidí cambiar hacia el fotoperiodismo y la elaboración de documentales porque creaba mis propios materiales acerca de la conservación de la vida silvestre de una manera mucho más libre y artística. Podía crear algo más emocional, conmovedor e inspirador para diferentes audiencias.
Ello porque el público normalmente no lee artículos científicos. La gente que lee ese tipo de materiales se halla más o menos relacionada a la academia. Pero yo quería hacer algo definitivamente inspirador para el público y cambié hacia mi propia forma de trabajo.
—Y ya en esa labor, ¿qué experiencia recuerda en particular?
—Recuerdo que acompañé al equipo de guarda bosques del Parque Nacional Madidi. Recuerdo al equipo acampando en el las orillas del río Beni. Recuerdo una enorme cantidad de estrellas en medio del parque Madidi y cuán hermoso era aquel lugar y cuán agradecidos estábamos de compartir con los guardaparques, a quienes filmamos para Tigre gente. Fue un tiempo hermoso en mi vida.
—¿Por qué y cómo descubrió el problema de los jaguares en Bolivia?
—En 2009, yo viajé por primera vez a Bolivia como voluntaria para un refugio de fauna silvestre que rescataba víctimas del tráfico ilegal como jaguares y ocelotes. Quedé muy interesada y aprendí más acerca del tráfico de fauna en el país. Me enteré cómo la Policía había interceptado paquetes que contenían dientes de jaguares que estaban siendo enviados a China.
Y supe, por lo que había estudiado en conservación de la vida silvestre, que nadie estaba hablando de este asunto. Todos andaban enfocados en elefantes y rinocerontes en África, pero nadie denunciaba el tráfico de jaguares hacia el mercado negro de China. Una vez que descubrí esto, en 2015, gracias a un contacto que conocía en Bolivia, supe que teníamos una gran historia en nuestras manos.
—¿Cómo decidió realizar esta empresa y cuánto tiempo le tomó?
—Nos acercamos a la Sociedad National Geographic en busca de financiamiento. En 2015 obtuvimos un financiamiento inicial. Pero, cuando queríamos empezar a realizar la película en 2016, advertimos que la historia era mucho más grande de lo previsto. Y decidimos mostrar dos puntos de vista: el primero, desde Marcos Uzquiano, quien era entonces el director del Parque Nacional Madidi, y, el segundo, desde una joven periodista que yo conocí en Hong Kong, Laurel Chor.
La historia del filme consiste en que Marcos y Laurel investigan el tráfico de jaguares desde los dos lados opuestos del mundo. Marcos busca el lado de los proveedores de la mercadería en Bolivia y Laurel busca a los consumidores en China.
—Ocho años, dos continentes, un negocio de mafiosos. ¿Qué particulares esfuerzos le significó semejante empresa?
—Me tomó mucho tiempo encontrar respaldos para el filme. Tuve que postular a diversas becas y logramos sumar el apoyo de muchas y diversas fuentes. Este filme ha implicado un muy grande esfuerzo. Tener disponible a ese gran equipo que dio vida a esta historia me tomó tres años y medio. Editar la cinta implicó casi dos años. Y vendimos el filme a National Geographic luego de otro par de años. Es decir, tomó mucho tiempo que finalmente logremos que sea transmitido por National Geographic.
Como dije, tuvimos un gran equipo de apoyo para alcanzar esto y por ello agradezco a todos quienes estuvieron involucrados.
—Seguramente, es ya el mayor logro de su vida. ¿Es así?
—Sí, es el mayor logro de mi vida. Tomó ocho años realizar esta película. Empecé cuando estaba en la mitad de mis 20 y ahora estoy en la mitad de mis 30. Siento que fue una gran inversión de tiempo para alcanzar un filme de alto nivel de principio a fin. Ha sido un desafío increíble, un tema peligroso. Y estamos realmente felices de ir haciendo impacto en este campo. Nos sentimos muy orgullosos de haber hecho esta película y de poder compartirla con el mundo.
—¿Cuáles fueron los peores y mejores momentos que pasaron en Bolivia?
—Creo que la mejor experiencia que tuvimos fue formar el equipo que siguió a los guardabosques del Parque Nacional Madidi y conocer parte de sus vidas durante ese tiempo. Ellos trabajan en uno de los lugares más bellos del mundo.
Nosotros fuimos realmente afortunados de poder conocerlos.
En cuanto a lo peor, en realidad no tuve alguna experiencia terrible. Pero un evento peligroso sucedió cuando estábamos en el parque Madidi y los guardaparques interceptaron una embarcación sospechosa con porteadores en el río. Nosotros fuimos hacia esa embarcación y los sospechosos estaban prestos a disparar contra los guardaparques. Fue un momento muy, pero muy peligroso para nosotros. Afortunadamente, todos salieron a salvo.
—¿Qué planes tiene a futuro, ya sea para Tigre gente u otros proyectos?
—Estamos realizando la campaña de impacto del filme. Tigre gente es una película que nosotros hicimos también para que logre un impacto en la sociedad. Esto significa que queremos mostrarla en por lo menos 10 comunidades alrededor del parque Madidi y la región de Santa Cruz.
Queremos mostrar el filme y además realizar talleres sobre la conservación del jaguar. También sobre la búsqueda de soluciones para que ya no se maten jaguares. Trabajaremos muy fuertemente en ese aspecto en octubre de este año.
Planeamos realizar proyecciones de Tigre gente en comunidades indígenas para incentivar a que ya no se cacen jaguares.
Seguramente, más allá continuaré mi carrera en la filmación de documentales desarrollando nuevas ideas. Pero por ahora estoy realmente enfocada en la campaña de impacto de Tigre gente.