César Pérez: “La película no tiene una visión dulce, más bien es amarga y dolorosa”
Este 29 de febrero es el día D para la película “Los viejos soldados”, el nuevo filme de Jorge Sanjinés. Esta producción marca una nueva colaboración del director boliviano con el experto en fotografía César Pérez, con quien trabajó en películas como “La nación clandestina”.
“Los viejos soldados” está ambientada en el conflicto bélico más grande que sucedió en Latinoamérica: la Guerra del Chaco. Esta película tiene a dos protagonistas. Por un lado, está Guillermo, un joven burgués; y, por otra parte, está Sebastián, un campesino aymara. El largometraje trata temas delicados, como el racismo y el clasismo presente en aquella época.
César Pérez, quien fue director ejecutivo del Concejo Nacional de Cine, se desempeñó como director de fotografía en esta película. En una entrevista exclusiva con OH!, Pérez cuenta sobre su trabajo y sus experiencias en la elaboración del largometraje.
- ¿Qué muestra la película?
En medio de la Guerra del Chaco tenemos a nuestros protagonistas. Está Guillermo, quien es un joven burgués de clase media-alta del valle. También tenemos a Sebastián, un campesino aymara del altiplano que entendía medianamente el castellano. Ambos se conocen en las trincheras durante el clamor de la batalla. Sebastián resulta herido y Guillermo lo rescata sacándolo del combate, a raíz de esto forjan una profunda amistad.
El coronel del pelotón al cual ambos pertenecen tiene comportamientos racistas contra los campesinos bolivianos, por lo que Guillermo se rebela contra él. Por esto, es juzgado y condenado a la pena de muerte. Guillermo es ayudado a escapar por Sebastián y ambos emprenden su huida por las inhóspitas tierras del Chaco boliviano. La maleza, la falta de agua, el calor extremo durante el día y el frío congelante de la noche serán algunos de los peligros que encontrarán en un territorio azotado por la guerra.
- ¿Qué temática tiene como trasfondo?
Jorge Sanjinés quiso presentar un análisis social de lo que ocurrió en la guerra desde el lado boliviano. Muestra la desintegración que había en el país en ese entonces, la fractura social de las clases se muestra en la guerra y también después de la misma. Es una visión crítica de las cosas. La película no tiene una visión dulce, más bien es amarga y dolorosa. Ahora, como país, ya avanzamos mucho en este tema, pero aún falta mucho. La nacionalidad es un asunto por resolver.
Tratamos de mostrar cómo en esa época el campesino no tenía el mismo nivel que los burgueses. Cuando estalló la Guerra del Chaco, los reclutadores del ejército iban a las comunidades y sacaban por la fuerza a todos los hombres en condiciones de pelear, sin preguntar ni dar explicaciones, muchos ni sabían que el país estaba en guerra. En el campo de batalla, los campesinos eran los peor equipados de todos los soldados y los primeros en ser mandados al frente. Mientras que los soldados de más alta cuna tenían uniformes de alta calidad y botas duras, los campesinos apenas tenían unas abarcas. Imagínense marchar por el Chaco sólo con abarcas, una región inhóspita llena de maleza y espinos.
También hay que aclarar que no todo es guerra en esta película, eso es sólo el contexto. A Jorge le interesó más explorar lo que ocurría dentro de las personas. El tema de las diferencias de clases sociales quizás nunca se dijo en estudios, informes y textos educativos. La mayor parte del esfuerzo de esta película está concentrado en esas contradicciones sociales.
- ¿La película está basada en hechos reales?
Sí, se basa en hechos reales. Durante la Guerra del Chaco, Jorge Sanjinés era un niño y su padre, don Gerardo Sanjinés, fue uno de los combatientes, pero de otra manera. Él era una persona muy instruida académicamente, por esto se le permitió formar parte del ejército boliviano en calidad de agente y delegado en Paraguay bajo las órdenes del coronel Gualberto Villarroel, con quien forjó una amistad. Por esto, el pequeño Jorge pudo convivir con altos mandos militares en la posguerra. Su padre y Villarroel fueron buenos amigos, Jorge incluso estuvo presente en la plaza en la que Villarroel fue asesinado.
Todos estos hechos propiciaron que Jorge tuviera acceso a fuentes históricas de primera mano. Así escribió la novela que lleva el mismo nombre y que sirvió como base para esta película, casi todo el contenido del largometraje es verídico. Nos tomamos algunas licencias creativas, pero nada grande ni nada que afecte al contexto histórico o la veracidad de la historia.
- ¿Cómo retrató usted mediante la fotografía los delicados temas críticos de la película?
Hice el diseño fotográfico para que nos acerque a la atmósfera de lo que se vivió en aquel conflicto. No era un ambiente de fiesta, era uno muy difícil y complejo para la sociedad y el ejército. En términos de fotografía, encontramos mucha luz en el lugar de filmación, pero no podíamos usarla completamente porque no es una historia de luz o de alegría. La luz siempre produce esperanza, una esperanza de vida próspera, en este caso no podíamos utilizarla así por la historia. Por el contrario, usamos la luz como elemento difícil dentro del escenario natural para explicar, por ejemplo, que estamos bajo un sol abrasador a 45 grados de temperatura y mostrar que los personajes sienten ese peso sobre sus hombros.
Explorando las locaciones de filmación decidimos usar una paleta de colores específica, descartamos usar el verde esperanzador de la vegetación del Chaco y optamos por colores verde pálido, grises e incluso negros. Todo en línea con la temática de la película, hay que recordar que se trataba de una época de guerra.
- ¿Dónde se filmó la película?
La filmamos en el propio Chaco. Fue en la parte boliviana porque entrar al territorio paraguayo a realizar una película boliviana sobre la Guerra del Chaco es muy complicado. Tratamos de retratar todo en la pantalla de la manera más fiel posible.
- ¿Cómo fue el proceso de filmación?
Al trabajar en aquel territorio pudimos sentir lo que los soldados debieron sentir. Hay una gran cantidad de polvo que se metía a los equipos. El calor era muy fuerte y el suelo difícil de transitar. Además, los conflictos de 2019 nos agarraron en pleno proceso de filmación, por lo que tuvimos que parar por tres semanas. Luego, en la etapa de posproducción, llegó la pandemia de la Covid-19, todo eso significó un retraso en la fecha de estreno.
- El 29 de febrero es una fecha peculiar, ¿por qué se eligió ese día para hacer el estreno?
En realidad, no lo elegimos nosotros. Los cines nos dieron esa fecha porque era la única que tenían disponible. Las salas de cine bolivianas están invadidas por las megaproducciones extranjeras. Sólo cuando hay un pequeño espacio entre esos estrenos, el cine boliviano tiene su oportunidad, en pocos horarios y sólo en una sala.
- ¿En qué salas se proyectará la película y qué expectativa tienen por parte del público?
Se proyectará en el Cine Center de Cochabamba y de Quillacollo, Prime Cinemas, Sky Box Cinema y Cine Norte. Tenemos la esperanza de que esta obra genere en el público reflexión y análisis de cómo el país cambió desde 1935 hasta ahora.