“No sabía que estaba enfermo”: ¿Cuándo el alcohol deja de ser una celebración?
Empezó con una copa... Al principio fue una cerveza, una celebración, una forma de encajar, de calmar la ansiedad, de sentirse fuerte. Así comienza la historia de muchas personas, pero no todas terminan con la valentía de aceptarlo, levantar la mano y decir: “Soy alcohólico”.
Javier (seudónimo) recuerda con dolor, pero también con claridad, su caída en el alcoholismo y su llegada a Alchólicos Anónimos. “No teníamos control sobre nuestra manera de beber, es una enfermedad el alcoholismo”, relata Javier.
Para él, el punto de quiebre fue reconocer que no podía controlar el consumo como lo hacen otras personas. “Esto ya es un daño que se hace tanto en la parte física como la parte mental, como la parte emocional”, sostiene.
Simón (seudónimo) comparte una historia parecida ya que su relación con el alcohol comenzó desde la adolescencia, impulsado por la presión social. “Como todo joven en la adolescencia para entrar a un grupo social necesitas cumplir ciertas exigencias: ‘Con esto tú te vuelves hombrecito, tu cigarro, tu primer trago para entrar al círculo social. Si no tomas, mariconcito’, te dicen”, comenta.
Así, lo que empezó como una forma de encajar se transformó en un consumo abusivo, impulsado por la necesidad de desconectarse de los problemas. “El alcohólico no saborea, buscamos el efecto que tiene la bebida… por eso consumíamos”, expresa.
¿Cuál es el momento más difícil? Aceptar que necesitaban ayuda. “Es el primer gran acto de responsabilidad que tenemos nosotros cuando asumimos que tenemos esta enfermedad, porque esta es la enfermedad de la negación. Nosotros no aceptamos fácilmente que tenemos problemas con el alcohol”, señala.
La negación, añade, es una de las barreras más fuertes. “No aceptamos. Nosotros somos resistentes a que nos digan qué tenemos que hacer, a seguir órdenes. Así hemos manejado nuestra vida y eso nos ha llevado a hundirnos cada vez más en el alcoholismo”, dice.
En su testimonio compartido con la Revista OH!, Simón detalló cómo es el proceso al que se someten los miembros de AA. “Nosotros no solamente dejamos de beber, tenemos que tener un programa de recuperación que es de 12 pasos”, subraya. Entre esos pasos, uno de los más transformadores es el cuarto. ¿En qué consiste? “Escribes desde tu infancia una regresión ¿qué aspecto de ti te han dañado y a quiénes has dañado? Entonces hacemos una retrospección de todo nuestro pasado”, explica.
Más allá del alcohol, ambos coinciden en que se trata de una enfermedad profunda y progresiva. “El problema del alcohol es un mínimo porcentaje respecto a otros problemas que tenemos: emocionales, mentales, físicos”, afirma Javier.
En tanto, Simón remarca que “no se trata de prometerle a tu enamorada, a tu esposa, a tu hija que dejarás de beber, sino de vivir un día a la vez. Ahí hay un programa de 24 horas donde solamente por el día de hoy me mentalizo a no alzar la primera dosis”.
Lo más valioso de A.A. para ambos fue el principio de identificación. “Cuando hablo con un hermano (compañer de la comunidad de Alcohólicos Anónimos), no hablo con un doctor o un jefe. Hablo con otro hermano que ha sufrido, que ha pasado las mismas tristezas que yo, sus lágrimas de dolor, pero también expresa lágrimas de felicidad porque ha logrado salir. Si él puede, ¿por qué yo no?”, explica Simón.
En el contexto actual, inundado de imágenes y formasde vida en las redes sociales, Javier sostiene: “Hoy en día se empieza a los 12, 13, 14 años a beber. Hay personas jóvenes que llegaron a Alcohólicos Anónimos, pero lamentablemente ya su condición física los llevó a la muerte”.
A pesar de lo doloroso de estas realidades, ambos insisten en que hay una solución. “Este programa realmente es un lugar donde nos recuperamos, no solo dejamos de beber, si no cambiamos nuestra forma de vida”, expresan.
Estos testimonios muestran que, aunque la recuperación no es fácil ni inmediata, sí es posible. Y lo más importante, que nadie tiene que atravesar el alcoholismo solo. En este sentido, la comunidad de Alcohólicos Anónimos abre sus puertas compartiendo información que pueda ayudar a otros.