Entre 2016 y 2019, el Gobierno boliviano invirtió hasta 34 veces más en hidrocarburos que en turismo, y para 2022 se había presupuestado invertir hasta 810 veces más en minería que en turismo, de acuerdo a datos oficiales. Este panorama muestra que el Estado prioriza el extrativismo antes que las actividades económicas más sostenibles, señalaron entendidos en la materia.