¿La contaminación del aire puede empeorar la tasa de mortalidad del coronavirus?
Diferentes estudios y artículos científicos encontraron correlación entre la calidad de aire y su incidencia sobre enfermedades víricas, como la del coronavirus, y señala que la población que vive en zonas con altos niveles de contaminación tendrían más probabilidades de sufrir peores efectos del Covid-19.
El Centro de Investigación sobre Energía y Aire Limpio (Center for Research of Energy and Clear Air, CREA), una organización de investigación independiente centrada en revelar las tendencias, causas e impactos de la contaminación en la salud, recopiló una serie de investigaciones sobre la calidad del aire y el coronavirus.
“Los altos niveles de contaminación del aire afectan las defensas naturales del cuerpo contra los virus en el aire, haciendo que las personas sean más propensas a contraer enfermedades virales”, explica Crea.
La organización señala que “la contaminación del aire aumenta el riesgo de muchas condiciones preexistentes (como diabetes, enfermedades pulmonares, asma, enfermedades cardiacas y otros) y que hacen que el Covid-19 sea más grave y mortal”.
El biólogo boliviano Huáscar Bustillos coincide y señala que “ya existe evidencia científica en relación a un vínculo entre la calidad del aire y la infección por SARS CoV-2 y es que la contaminación atmosférica puede ser ya considerada como un factor que influye directamente en los niveles de mortalidad por SARS CoV-2”.
El año pasado en Bolivia, el mega incendio en la Chiquitanía marcó por semanas al país, la pérdida de fauna y flora fue enorme, sin embargo aunque aún no se tiene estudios sobre el grado de afectación.
“Se tiene un cálculo aproximado que en el mes de agosto del 2019 se emitieron unos 25 megatoneladas de CO2 a la atmosfera, lo que ha provocado periodos de polución extrema tanto en las ciudades como las provincias”, señala Bustillos.
Si bien la cuarentena y el aislamiento incidieron en que bajen los niveles de contaminación, se registraron quemas en diferentes puntos del país. De hecho, en la ciudad de Cochabamba se registraron casi a diario colachas (quemas agrícolas) en el parque nacional Tunari.
“Me llama profundamente la atención que en todo el mes de abril del 2020 se hayan registrado más focos de calor que todo el 2019, a pesar de la cuarentena nacional que está en vigencia desde el 22 de marzo, la misma que ha limitado el movimiento de las personas ralentizando todo el aparato productivo y comercial del país. ¿Cómo es que en una cuarentena nacional se sigan dando chaqueos de esta magnitud? ¿Cómo es que Santa Cruz, que es el departamento más golpeado por el SARS CoV-2, al mismo tiempo concentra la mayor cantidad de focos de calor?”, cuestiona el experto.
La baja contaminación que se vive por el momento es temporal. Se estima que cuando se levanten las restricciones, los valores regresen a ser altos, y que esto continue incidiendo en la salud de las personas y aumentando la posibilidad de mayor mortandad ante el Covid-19.
Una publicación en el sitio web la Organización Mundial de la Salud (OMS), antes de la pandemia, estima que el 91 por ciento de la población mundial vive en lugares donde la calidad del aire excede los límites de las directrices aceptables, y que la exposición a la contaminación causa alrededor de 4 millones de muertes cada año.
En el país pronto se ingresará a la época invernal, y en otros años en esa época se registraron altos niveles de concentración de contaminación.
Ante este panorama, Bustillos señala que es importante el cuidado de la calidad de aire, priorizar la conservación de áreas protegidas municipales, departamentales y nacionales e instalar redes de monitoreo de calidad atmosférica.
Tomando en cuenta el incendio de la Chiquitanía, Bustillos sostiene que: “La abrogación de los decretos ecocidas (3874 y 3973) en este momento de pandemia mundial es una acción necesaria y fundamental y a la luz de que la contaminación atmosférica producida por los chaqueos y quemas descontroladas pueden elevar la tasa de mortalidad del coronavirus en la población boliviana”.