Exigencias para la ley de cáncer no cesarán
Las madres de los niños con cáncer aseguraron ayer que se mantendrán movilizadas hasta lograr una ley específica para la atención de este padecimiento y dijeron: “Los niños con cáncer existen”.
Ayer, los familiares llegaron en marcha hasta la Gobernación de Cochabamba y a la Casa del Pueblo en la ciudad de La Paz para reclamar por un trato digno para los pacientes.
“Hasta que no tengamos algo tangible como una ley para el cáncer que obligue a cubrir el tratamiento de estos seres tan vulnerables no vamos a estar tranquilas”, aseveró Rita Achá.
Contó que su hijo de seis años lucha contra la histiocitosis de células de Langerhans, una enfermedad rara que involucra la proliferación anormal de células que provienen de la médula ósea y consumen los huesos. El niño es un paciente crítico y estuvo a punto de quedar para parapléjico a causa de su dolencia.
Achá combate la enfermedad de su hijo desde noviembre pasado y expresó que es imposible ahorrar dinero, incluso para pagar un examen complementario. Aunque su hijo es atendido en el pabellón de Oncología del hospital del niño Manuel Ascencio Villarroel, cada semana debe pagar laboratorios, insumos y la internación.
Martha Chambi, la mamá de un adolescente de 17 años que está en tratamiento contra la leucemia desde que tiene 12, manifestó que rechazan la Ley del Servicio Integral de Salud (SIS) y la propuesta del Seguro Universal de Salud (SUS) porque no les garantiza la detección, atención y tratamiento para los niños, adolescentes y jóvenes con cáncer.
“Pedimos una ley que le dé una atención digna a nuestros niños, porque no solamente son medicamentos también es el equipamiento y los estudios complementarios, ahora quieren crear el SUS que tampoco cubre todo”, dijo la dirigente de los padres de los niños del oncológico Manuel Ascencio Villarroel, Lorena Córdova.
Se estima que el tratamiento de un niño con cáncer demanda 1,8 millones de bolivianos en cinco años.
CALIENTAN EL AGUA PARA BAÑAR A NIÑOS
En el pabellón de oncología se tiene que calentar el agua para bañar a los pacientes, porque la infraestructura no cuenta con el servicio de gas domiciliario.
Además, el centro aún no cuenta con el equipamiento para medir la toxicidad de los pacientes después de que reciben la quimioterapia y que se tendría que emplear para medir el impacto de la medicación en el organismo de los niños.