Obras de Ravel y Bruch inician temporada 2011 de la Filarmónica Cochabamba
Con comentarios favorables de parte del público, la Orquesta Filarmónica de Cochabamba inició su temporada 2011 con la presentación de obras de Maurice Ravel, a cargo de la pianista Marianela Aparicio, y una pieza del compositor alemán Max Bruch, a cargo del violinista Eduardo Rodríguez.
El ensamble, dirigido por el maestro Augusto Guzmán, ejecutó anoche el segundo y último concierto de la fecha en el centro de convenciones El Campo, donde se trasladó un piano de cola para Aparicio.
"Tuvimos una acogida muy positiva aunque no un lleno como esperábamos. El público presente ha respondido de una manera extraordinaria y eso se agradece efusivamente", dijo Guzmán.
Aparicio abrió ambas noches con gran virtuosismo el concierto en sol mayor para piano y orquesta, de Ravel, en el que destacó la sonoridad de los instrumentos de viento combinados con el solo de piano, lleno de elementos jazzísticos con mucho color. El segundo movimiento empezó con un solo etéreo del piano, en el que se exaltan los sentimientos. Los instrumentos de viento inmediatamente después del solo, se intercalan para reexponer el tema presentado. La orquesta acompaña con fuerza y energía, poniendo al espectador ante una explosión de fuegos artificiales.
En la segunda parte, se presentó el concierto para violín y orquesta de Max Bruch, que sigue teniendo en la actualidad una impresionante acogida en cualquier escenario pese al grado de dificultad que presenta la obra. Fue interpretada magistralmente por Rodríguez.
El programa concluyó con lo más bohemio de Ravel, “Bolero”, interpretado por primera vez en Cochabamba.
"Está escrito en un registro muy agudo y requiere mucho esfuerzo para el instrumentista. La Filarmónica logró mantener la tensión y el interés del público, hemos tenido un par de errores en la parte técnica pero se ha logrado una pieza uniforme, y el final esperado por todos", dijo Guzmán.