“Mira Niñita” o cuando nació Sofía: Canción guardada
La canción “Todos Juntos” fue el gran submarino amarillo con que Los Jaivas, esos chilenos geniales, invadieron Bolivia en el apogeo chauvinista de la dictadura banzerista. El arpegio de la flauta dulce con que su vocalista Eduardo “Gato” Alquinta convirtió ese tema en un himno tribal despertó mi afición por tal instrumento de viento; pero como en aquellas épocas tener una flauta dulce costaba un dineral, opté por fabricar la mía con un trozo de cañahueca y me salió una quena.
El antichilenismo que galopaba entre las charreteras dominantes en Bolivia hizo que la maravillosa obra de Los Jaivas (precursores del rock sinfónico andino y latinoamericano) sea muy poco difundida en nuestro país. Apenas sonó algo fuerte “Todos Juntos”, por su éxito en los rankings, y ahí los encasillamos a estos grandiosos hermanos de Chile, desconociendo su vasta producción multimusical que abarca —en torno al rock “progresivo” de origen celta— insólitas variaciones de la cueca, el malambo o el bolero (sin mencionar esa escenificación alucinante del Canto General de Neruda que grabaron y filmaron en las Alturas de Machu Picchu con textos leídos por Mario Vargas Llosa, en 1980).
“Todos Juntos” está incluido en el segundo LP de Los Jaivas, “La Ventana” (1973).
En ese mismo vinil está grabada otra canción que es un clásico también: “Mira Niñita”. Cuando lo escuchaba en aquella melodiosa niñez mía, este tema me intrigaba y emocionaba a la vez por su abigarrada belleza. Es una balada que empieza a lo Joan Baez, toma un toque de yaraví hasta que se transforma en una especie de ronda infantil propia de alguna comarca en aislamiento voluntario y en la parte final los instrumentos, incluyendo el charango, alzan su vuelo sinfónico con una energía estremecedora, conmocionante.
El significado y el origen de aquella canción compuesta por Gato Alquinta quedó como un enigma que sólo es posible descifrar desde una propia experiencia interior. “Sobre la dedicación del tema o en qué fue inspirado, los propios Jaivas sobrevivientes se encargan de decir que el secreto quedó sepultado junto al gran Gato… Pero al final, para todos ha quedado como una historia de amor de las más bellas escritas o para otros incluso una canción de padre a hija”, escribió Patricio Avendaño en la revista Nación Rock.
De pronto, hacen 16 años, “Mira Niñita” comenzó a tomar un singular sentido en mi vida: había nacido Sofía y entonces aquella canción que se mantuvo guardada en lo insondable del tiempo reflotó en mi mente con la claridad de una metáfora y una profecía: “Para la hija / de un hombre con ojos de cristal / y papel sellado en la piel…”.
Sus primeros versos hablan de una emoción que fue permanente en un hombre con memoriales en la piel: “Mira niñita, te voy a llevar a ver la luna brillando en el mar, mira hacia el cielo y olvida ese lánguido temor que fue permanente emoción…”.
Más adelante —cuando se olvide ese lánguido temor— la niñita crecerá y cuando esté a punto de ser mujer, el mundo cambiará: “Ahh… tu pelito y tus ojos de miel, pero ya en tu pecho florecerán colores de amor. Florecerán… La ternura tendrán para ti, para ti”.
Fue permanente emoción, olvida el lánguido temor (el mundo cambiará).
No es en vano que adoro a Los Jaivas con especial devoción.
(*) El autor es periodista.