Logran borrador de pacto contra cambio climático
Los negociadores de un acuerdo de lucha contra el cambio climático forcejearon hasta el último minuto ayer para cerrar finalmente un borrador que deja en el aire los grandes temas de discusión, desde la financiación hasta los esfuerzos de cada país en función de su responsabilidad.
Así, la primera fase de la cumbre del clima de París se cerró con la entrega del documento. “Nos faltan apenas unos pasos”, dijo el presidente francés François Hollande.
El texto contiene, incluyendo sugestiones de último minuto, 48 páginas, seis menos que el lunes pasado, con vistas a un acuerdo entre 195 países, que se negociará a nivel ministerial desde mañana.
El objetivo es contener el aumento de la temperatura del planeta a un máximo de 2 ºC respecto a la era preindustrial. Pero detrás de ese guarismo hay un gigantesco entramado de intereses económicos y de compromisos jurídicos, puesto que cada palabra podrá ser interpretada durante décadas como un derecho adquirido o como una obligación.
Decisiones difíciles
Los ministros deberán decidir si los países industrializados son los únicos responsables de la actual situación de urgencia climática o si eso cambió con la aparición de nuevas potencias como China o Brasil, dos de los 10 mayores emisores de gases con efecto invernadero.
Eso implica decidir quién paga y cómo. Si se aprueba, el acuerdo de París entrará en vigor en 2020, y los países menos desarrollados tendrán acceso a un fondo anual de 100.000 millones de dólares.
Dentro del texto, la clave está en los corchetes, unos 750 en la actualidad según cálculos de ONG, la mitad respecto al lunes pasado.
Por ejemplo, “[países capaces de]” o “[dispuestos a]” contribuir al fondo, es decir, no solamente los más ricos.
Para el principal grupo negociador en la COP21, el que agrupa a 134 países en vías de desarrollo (conocido como G77+China), esas dos expresiones, introducidas por los países desarrollados, deben desaparecer del texto.
En la historia de la lucha contra el cambio climático, que empezó con la Convención de Río de 1992, quedó muy claro quiénes eran responsables del fenómeno: “[los países desarrollados]” explica el corchete defendido por los países en desarrollo.
“Las consecuencias son serias; tenemos que continuar creciendo, pero si queremos hacerlo tenemos que recortar nuestra industrialización”, algo que no hicieron durante más 150 años los países ricos, criticó la delegación de Malasia.
Para la Unión Europea o Estados Unidos, el mundo cambió desde 1992, y países como China pueden contribuir. Y de hecho, ya han empezado a hacerlo, por su cuenta.
“Históricamente, los países desarrollados han sido los países donantes (...). Eso continuará, por supuesto, pero al mismo tiempo ya hay países en vías de desarrollo que han empezado a convertirse en contribuyentes”, explicó el negociador jefe estadounidense, Todd Stern.
En el borrador, la expresión clave en este apartado es “[obligaciones comunes pero diferenciadas]”, en alusión a las diferentes capacidades de cada país. Otro corchete que provoca también enconados debates.
Advertencia
Hollande, por su parte, advirtió ayer a los países que están negociando un acuerdo global de reducción de emisiones de que un consenso de mínimos conlleva un riesgo “máximo” de que aumenten las catástrofes naturales alimentadas por el calentamiento.
Durante el cierre del “Día de la Acción” en la sexta jornada de la cumbre climática COP21, el Presidente de Francia recordó que los ministros de los 195 países tendrán que llegar a un pacto final, para lo que pidió a las partes que asuman compromisos y demuestren ambición.