Verdes y liberales eligen a Scholz para formar gobierno en Alemania
Alemania se encamina con altísima probabilidad hacia un gobierno tripartito con el socialdemócrata Olaf Scholz de canciller y con ecologistas y liberales como socios, tras anunciar ayer estos dos partidos su decisión de abrir conversaciones preliminares con el SPD en vez de con los conservadores.
El éxito de la iniciativa no está garantizado, pero es muy plausible que cuaje, por lo que Scholz está cada vez más cerca de ser canciller de Alemania.
En las elecciones del pasado 26 de septiembre, el socialdemócrata SPD obtuvo el 25,7 por ciento de los votos, seguido del bloque conservador CDU/CSU, que recibió el 24,1 por ciento, el peor resultado de su historia. Pese a ello, su candidato, Armin Laschet, se agarra a la posibilidad aritmética de que los conservadores lideren una coalición junto a esos mismos dos socios.
El anunciado inicio de conversaciones entre el SPD, los verdes y el liberal FDP no implica para ellos un seguro desenlace positivo, pero las esperanzas conservadoras de seguir en el poder se desvanecen.
La democristiana CDU y su socia, la socialcristiana CSU bávara, empiezan a verse en la oposición tras casi 16 años de gobierno de la canciller Angela Merkel.
“Los votantes nos han dado el mandato de formar un gobierno juntos, y las encuestas actuales también muestran una y otra vez que ese es el deseo de los ciudadanos de este país”, ha dicho Scholz, saludando la decisión de verdes y liberales de privilegiar la llamada coalición semáforo , por los colores de los tres partidos implicados: rojo del SPD, amarillo liberal y verde ecologista.
En efecto, una nueva encuesta publicada este miércoles —del instituto Forsa— reiteraba la predilección de los alemanes por la opción semáforo (53 por ciento) y su opinión mayoritaria de que la CDU/CSU debe pasar a la oposición (74 por ciento).
Las claves del próximo Gobierno
A lo largo de las últimas semanas, se ha escrito mucho sobre las diferencias entre los tres futuros socios de gobierno, cuyas diferencias programáticas en materia fiscal, medioambiental y europea pueden condenar las negociaciones al fracaso.
Pero, de nuevo, no hay por qué pensar que un acuerdo “semáforo” no llegue a buen puerto, e incluso, al contrario de lo que se previó inicialmente, que dicho acuerdo no se pueda alcanzar de aquí a fin de año.