Melenchon busca devolver el poder a la izquierda en Francia
A sus 70 años, Jean-Luc Mélenchon busca devolver a la izquierda el poder en Francia, donde este orador brillante y apasionado de América Latina logró crear un frente unido para las elecciones legislativas tras su derrota agridulce en las presidenciales de abril.
“Nuestras posibilidades de ganar son bastante altas”, dijo el izquierdista a sus simpatizantes a inicios de junio durante un mitin en París. “Si la gente cree que podemos ganar, irá a votar por montones”, agregó.
Con un 22% de votos, el veterano político se quedó a las puertas de pasar a la segunda vuelta de la elección presidencial, en la que se impuso el centrista Emmanuel Macron a la ultraderechista Marine Le Pen, y ahora busca su revancha.
Las legislativas, él las concibe como una “tercera vuelta”, al estimar que los electores votaron por Macron para evitar la llegada de Le Pen y no por sus ideas.
Impulsado por su resultado y su imagen de “voto útil”, Mélenchon logró, no sin dolor, atraer a ecologistas, comunistas y socialistas para crear junto a su formación Francia Insumisa (izquierda radical), un frente unido para los comicios que se celebran hoy: la Nueva Unión Popular Ecológica y Social (Nupes).
Un último servicio para este conocedor de los arcanos de la política francesa, si no logra convertirse en primer ministro, como logró el socialista Lionel Jospin en 1997 con su coalición de izquierdas.
Macron se juega su mayoría absoluta en estas elecciones. Con el fin de intentar frenar el avance de la Nupes, subrayó el “peligro” para Francia y el mundo de una llegada al poder de Mélenchon.
“¡La República soy yo!”
Sus conocidos estallidos de cólera lastran su imagen. El más famoso de ellos fue en 2018, cuando durante un registro policial en la sede de su partido en París, gritó: “¡La República soy yo!”.
Aunque su tercera campaña presidencial se desarrolló sin sobresaltos y con una imagen más controlada, la recta final estuvo marcada por la polémica generada con un tuit suyo: “La Policía mata”, a raíz de la muerte de una joven en un control policial. Esa forma de “hablar con el corazón”, según Ali, un simpatizante de 52 años, convence a una parte del electorado.
“Mélenchon consiguió reunir todos los criterios de un candidato populista (...): discurso de proximidad teñido de demagogia en un cuerpo autoritario y poderoso”, escribe Jérémie Peltier, en una nota de la Fundación Jean Jaurès donde es director de estudios.
El “Chávez galo”
Melenchon, nieto de españoles nacido en Tánger (Marruecos), admirador del fallecido presidente venezolano Hugo Chávez y del partido español Podemos, fue miembro del Partido Socialista francés durante 30 años.
Tras desempeñarse como senador y ministro delegado a la Formación Profesional (2000-2002), se marchó dando un portazo del partido, al que logró superar electoralmente y atraer ahora a una coalición liderada por él.
Pero el camino fue largo. Este exmilitante estudiantil trotskista creó su movimiento, el Partido de Izquierda, con el que obtuvo el 11,1% de votos en la presidencial de 2012 junto a los comunistas. En 2017, fundó Francia Insumisa.
El “Chávez galo”, como lo llamó el ministro de Economía Bruno Le Maire, consideraba al difunto presidente venezolano “la punta de lanza” de un proceso que inició en América Latina el ciclo de “la victoria de las revoluciones ciudadanas”.
Promesas
Si logra llegar al Gobierno, promete un gasto público adicional de 250.000 millones de euros (260.000 millones de dólares), compensado con los “267.000 millones en impuestos y cotizaciones sociales” que generaría.
Su programa económico, que tiene como prioridad la transición ecológica, los servicios públicos y el empleo, le valió las críticas del gobierno, pero el apoyo de 170 economistas, entre ellos Thomas Piketty.
EL BICÉFALO PODER EJECUTIVO FRANCÉS
En Francia, el Poder Ejecutivo es bicéfalo. Existen el Presidente de la República, elegido por voto directo, y el Primer Ministro designado por el Presidente.
El Primer Ministro es el jefe del Gobierno, éste “determina y conduce la política de la nación” y es responsable ante la Asamblea Nacional, es decir, que esa instancia es la única habilitada para aprobar su gestión o retirarle la confianza, lo que conduce a su dimisión en pleno.
Así, como ya ha ocurridos tres veces, el Presidente y el Primer Ministro (es decir, el Gobierno) pueden ser de tendencias políticas opuestas: es lo que en Francia se conoce como cohabitación.