La ley, para gobernantes y gobernados
Como hemos señalado en forma reiterada, la obsesión de las autoridades de gobierno y dirigentes del MAS por habilitar una nueva postulación del Primer Mandatario, tarea cada vez más difícil de lograr, salvo violando la Constitución Política del Estado (CPE), los está llevando a cometer actos ilegales que, restituida la institucionalidad democrática, puede llevarlos a ser procesados y sancionados.
Un ejemplo de ello es el polémico seguimiento a ciudadanos bolivianos. Es el caso del expresidente Carlos Mesa, a quien “acusan” (como si de delitos se tratara) de reunirse con el representante de la embajada estadounidense o pretender ser candidato a la presidencia. Y por si fuera poco, han ampliado la acusación a mucha gente que ha tenido encuentros con ese diplomático o con embajadores de la Unión Europea.
La CPE reconoce a los ciudadanos, hombre y mujeres, los derechos, entre otros, a “la privacidad, intimidad, honra, honor, propia imagen y dignidad” y a “la libertad de reunión y asociación, en forma pública y privada, con fines lícitos” (Art. 21/2,6).
Además, la CPE declara que ni “la autoridad pública, ni persona u organismo alguno podrán interceptar conversaciones o comunicaciones privadas (…) (Art. 25-II)I. Por último, para el caso que comentamos, la CPE señala que “todas las ciudadanas y las ciudadanos tienen derecho a participar libremente en la formación, ejercicio y control del poder político directamente o por medio de sus representantes” (Art. 26/I).
Son claras estas disposiciones constitucionales y quienes las violan son los gobernantes, que parecería que no se sienten obligados a cumplirlas, actitud que provoca que la ciudadanía esté cada vez más alejada de la dirección y contenido del proyecto que en 2005 ofreció el MAS. Así, parecería que el ejercicio autoritario y cada vez más corroído por el personalismo y la corrupción le resta legitimidad, lo que se traduce en que hay claros síntomas de que el MAS sin la candidatura del actual Presidente sería derrotado en las urnas e, incluso, que con el Primer Mandatario postulando tampoco estaría segura, a estas alturas y con todos los desaciertos cometidos, una victoria que les permita mantenerse en el Gobierno y mucho menos administrarlo como hasta ahora.
Pero, como ya lo hemos señalado, el costo de esta actitud para el país y el proyecto del MAS es muy alto, tanto que la sensatez exige modificar rumbos, cumpliendo la CPE y la ley.