Vamos mal en hidrocarburos
El pasado 4 de octubre, el Ministerio de Hidrocarburos y las autoridades del sector presentaron sus Informe de Rendición de Cuentas (IRC), hasta el 31 de julio de este año.
Después de conocer las cifras de las escuálidas reservas certificadas al 31 de diciembre de 2017, se podía esperar algún cambio en las políticas del sector en busca de éxitos exploratorios y de incrementos en la producción. Sin embargo, el Informe ratifica lo que sostiene el Ing. Carlos Miranda cuando afirma que “La fiesta del gas está llegando a su fin” y no solo por factores geológicos sino por la deficiente gestión de las autoridades del sector.
Así, el viceministerio de Planificación del Ministerio de Hidrocarburos dio a conocer la buena noticia de que se estructuró la Matriz Única de Información Hidrocarburífera con 160 variables de la información más relevante del sector. Sin embargo, a la fecha no se encuentra a disposición en ninguna de las instituciones del sector la importante información. En el Informe de RC no se dan a conocer los niveles de producción del año 2018 ni de líquidos ni de gas natural. Solo en la presentación del informe se expuso una lámina con la producción de gas. Curioso porque es una información relevante.
En relación a las actividades de exploración que son las que deberían ser prioritarias en procura de remontar la difícil situación del sector, se debe recordar que, en agosto del año pasado, el presidente de YPFB informó que se habían priorizado 13 proyectos exploratorios a los que se aplicaría un método de” Exploración Ultra Eficiente” para acelerar su desarrollo. Ahora son 12 los proyectos priorizados de los cuales solo cuatro son de la lista anterior. En estos 12 proyectos, solo en cinco se han iniciado trabajos de perforación. En San Telmo Norte que era el proyecto con mayor potencial gasífero, no se ha iniciado aún la perforación porque el contrato recién fue protocolizado en julio pasado, un año y medio después de su firma.
Reiteradamente se ha criticado la incursión de Oficina Matriz en actividades exploratorias porque esta actividad no es función de esta oficina sino de una Vicepresidencia y de las subsidiarias Chaco y Andina, pero la presidencia de YPFB persiste en que asuma un papel protagónico en esta actividad. Esta oficina hizo la perforación de pozos exploratorios en Itaguazurenda y la Muela, que fueron abandonados por resultar secos y mal localizados, pese a ello, la oficina actualmente está perforando en Sipotindi y hace levantamientos superficiales en Tiahuanacu, en la cuenca del altiplano, en el altiplano norte, en Aguaragüe Norte, Río Beni, Roboré y La Guardia. Según el Vicepresidente de Operaciones de YPFB, que no es el responsable de exploración, entre los años 2016 y 2017 ya se han invertido 50 MM$us en estos levantamientos.
En cuanto a los Contratos de Servicios de Exploración y Explotación, no existe ningún nuevo en curso de aprobación, el último fue el de Abapó, con YPF de Argentina que, desde hace dos años se encuentra en análisis de la ALP. Sin embargo, el caso más curioso es el contrato de Vitiacua de Gazprom. De acuerdo al IRC, el contrato para Vitiacua sigue en negociación, pese a que en 2017 tenían que concluirse estas negociaciones. En el viaje del presidente Morales a Moscú, en ocasión del Mundial de Fútbol, en junio de 2018, el Ministro de Hidrocarburos anunció que el contrato se protocolizaría hasta octubre para la inversión de 1.220 MM$us en este campo.
Al gobierno le debería interesar la formalización de la mayor cantidad posible de contratos en el menor tiempo posible, pero no es así, Gazprom pese a ser una empresa de un país amigo, está en la lista de espera desde el año 2016.
Veamos lo relativo a inversiones. Las inversiones programadas en exploración para este año, que ya fueron recortadas a casi la mitad de las programadas para el año 2017, son de 379,4 MM$us. Al 31 de julio de este año, se ejecutaron únicamente en 127 MM$us, es decir el 33%. En producción fue aún peor, solo se ejecutó el 25 % y la programación total del sector, que fue también recortada, solo fue cumplida en el 26%. No existe ninguna mejoría en el grado de ejecución respecto a gestiones anteriores.
Si se analiza la producción de carburantes en las refinerías, la situación es también preocupante.
La producción de gasolina especial abastece el 73% de la demanda y la producción de diesel solo alcanza para abastecer el 47% de la demanda.
En relación a las plantas de industrialización, se ratifica el análisis de que las plantas no pueden alcanzar ni el 30% de su capacidad instalada. Así la planta de separación de Gran Chaco, a agosto de 2018 sólo alcanzó a trabajar al 29 de su capacidad, las ventas de la planta de urea en 10 meses de funcionamiento, fueron de 86,962 toneladas, es decir el 12% de su capacidad de producción, y la planta de LNG de Río Grande trabaja a menos del 3% de su capacidad.
Como se ve, no hay razones para el optimismo.
El autor es ingeniero químico y petroquímico.
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