Carta democrática al Secretario General de la OEA
Señor, Luis Leonardo Almagro Lemes, secretario general de la Organización de Estados Americanos:
Como ciudadano boliviano que cree en la democracia, la libertad, la independencia de los poderes del Estado, la alternancia en los gobiernos y el respeto a la decisión del soberano representada en las urnas que, en el caso de Bolivia, fue demostrado en un referendo celebrado el 21 de febrero de 2016, del cual, estoy seguro, usted conoce de sobra, rechazando contundentemente la reelección ilegítima, antidemocrática e inconstitucional de Evo Morales Ayma y Álvaro García Linera a un cuarto mandato consecutivo. Me siento en la necesidad de refrescarle la memoria y referirme a temas vitales que hoy se debaten a hurtadillas en un escenario político y social completamente desfigurado, a propósito de su visita a Bolivia el próximo 17 de mayo y su posterior traslado a la población de Chapare, feudo y baluarte del presidente Morales.
Como si se tratara de una coartada político partidista en pro de maquillar el rostro de un gobierno corrupto y trasgresor de la Constitución Política de este país, Evo Morales Ayma, ha anunciado a los cuatro vientos la llegada de su autoridad a estos pagos, “el hermano Luis Almagro”.
Y lo ha hecho munido de una herramienta propagandística muy bien manejada durante 13 años de gobierno a trancas y barrancas: el fin justifica los medios, o lo que es lo mismo: “Yo le meto nomás”. Y el propósito era este: hacer de su visita una wiphala política que blanqueara los descomunales problemas de corrupción, narcoescándalos, ilegitimidad y por supuesto soslayar los resultados limpios del 21F ignorándolos de facto. ¡Exacto! Esos que usted pidió en 2017 respetar. ¿Lo recuerda?: “@evoespueblo deberá respetar decisión popular q dijo NO a reelección. Ningún juez puede levantar el dictamen del único soberano: el pueblo” (sic). Y la respuesta del masismo no se dejó esperar. El por entonces canciller, Fernando Huanacuni, lo acusó de “injerencia” en asuntos del país. “Yo le puedo decir a Almagro que primero lea su manual de funciones como secretario de la OEA. Como secretario de la OEA tiene funciones específicas que los Estados le han delegado y no le han delegado para injerencias ni vulnerar la soberanía política”. Pero, de pronto, de 2017 a 2018, su discurso sufrió una mutación. Tras un encuentro entre usted y el presidente Morales el 24 de septiembre de 2018 en Nueva York, a propósito de la 73 Asamblea General de la ONU, sus declaraciones cayeron como balde de agua fría sobre las espaldas de los bolivianos: “El presidente Morales es un adalid de la equidad social. Es algo que ha sido conocido y ha permeado a todo el continente, es un país con estabilidad política, estabilidad social, con una tasa de crecimiento económico fuerte”.
A manera de información y solo como un grato recuerdo, el 12 de septiembre de 2017, Evo Morales pensaba esto de usted: “Almagro para la OEA es como el huracán Irma para la vida, destruye principios democráticos e internacionales, por satisfacer un afán intervencionista de Estados Unidos”. El 15 de septiembre del mismo año, Evo se puso más fino y creativo: “El Gobierno de EEUU y sus títeres proimperialistas, como Almagro, son la peor amenaza para la democracia de los pueblos del mundo”.
Estamos en 2019 y aún no termino de comprender esa trayectoria discursiva tan variopinta y camaleónica de ambos personajes. ¿La política es el arte de lo posible o de lo imposible? ¿Es un arte?
“La mentira es, decía el escritor irlandés Jonathan Swift, en su libro El arte de la mentira política, el último consuelo de los innobles partidos políticos derrotados y rebeldes. Pero aquí los modernos han hecho grandes mejoras al aplicar este arte para ganar y preservar el poder, tanto como en vengarse de que lo han perdido, así como los animales hacen uso del mismo instrumento para alimentarse cuando están hambrientos que para morder a quienes los amenazan.
La mentira política no se improvisa. Se calcula, se cultiva, se destila y se sopesa. Tiene sus reglas. Es un arte sabio, útil y bello”.
Como secretario general de la OEA, que reencausó las políticas verdaderamente funcionales para Latinoamérica luego de su antecesor tan insulso como contemplativo e inoperante, seguramente su visita a Bolivia también estará enmarcada en la objetividad y la reivindicación de la democracia. Quiero creer que ese seguirá siendo su horizonte y su propósito. Así como lo hizo y lo hace con la dictadura de Nicolás Maduro, también me invade el deseo de que se pronuncie sobre el gobierno de Evo Morales Ayma que ha violado sistemáticamente la Carta Magna de este país. ¿El secundar a Maduro, defendiendo lo indefendible e ignorando los crímenes de lesa humanidad a manos del “usurpador”, no son razones suficientes para alertar sobre un eco oscuro y nefasto que se cierne sobre Bolivia y América Latina?
Hoy, en mi país, el poder judicial, el Tribunal Supremo Electoral y otras instancias de poder, están tomados, cooptados y actúan sumisos y obedientes al caudillo. Los poderes del Estado son instrumentos políticos del Gobierno que se esfuerza diariamente por recordar a la población el dominio que tiene: amedrentando, amenazando, acusando, callando las voces de protesta. Afirmando, de facto, que “ya no hay 21F”.
El panorama no podía ser más opaco y poco alentador. Su visita también debe servir para que usted se reúna con “la otra Bolivia” y escuche las voces de protesta, las denuncias y las alertas de algo que de verdad ya huele muy mal, no una consigna política y funcional al evomasismo. No un escaparate para legitimar lo ilegítimo. No un ardid creado astutamente para opacar los escándalos de corrupción, ilegalidad y narcovínculos en la Policía y otras instancias del Estado.
Pero quizás lo más delicado de su llegada a Bolivia, Secretario, sea la visita al Chapare, cuartel general de Evo Morales y feudo indiscutible. No quiero preocuparlo pero usted estará en el trópico justo el día en que organizaciones sociales afines al MAS proclamarán la candidatura del binomio Evo-Álvaro.
Entonces, por esas cosas del destino o por una cuestión premeditada y alevosa, usted habrá caído, con todo éxito, en el entuerto preparado con antelación por el evomasismo. Así, será testigo, in situ, de una de los actos más bochornosos e ilegítimos: la difusión de la candidatura anticonstitucional del binomio “trucho”.
En consecuencia, automáticamente y en contra de su voluntad, si es el caso, usted habrá avalado tan importante acto: “Va a ser inédito e histórico, incluso para algunas regiones, envidiable, el objetivo de la concentración es demostrar el poderío del partido gobernante”, declaraba, un visiblemente emocionado, Juan Evo Morales Ayma.
El 5 de marzo de este año, señor Almagro, la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE) “reiteró su preocupación” ante el hecho de que el gobierno de Morales “haya decidido prácticamente duplicar la superficie permitida de cultivo de hoja de coca”. El informe recuerda que la superficie dedicada al cultivo de arbusto de coca aumentó de 23.100 hectáreas en 2016 a 24.500 en 2017, un incremento de 1.400 hectáreas, es decir, del 6%.
La JIFE señala que el Gobierno de Bolivia le informó de que en 2018 habría "una superficie de cultivo de arbusto de coca de 17.160 hectáreas destinada al consumo (lícito), conforme a lo dispuesto en la reserva formulada con respecto a la Convención de 1961".
Le informo, Secretario, que el presidente Morales promulgó en 2017 la nueva Ley General de la Coca, que subió la superficie de cultivos legales de la planta de 12.000 a 22.000 hectáreas.
Sin otro particular y deseando que disfrute de su estadía en Bolivia, me despido de usted con las consideraciones más distinguidas, no sin antes expresarle mis buenos deseos en su aceptación para ser reelegido en 2020 Secretario General de la OEA.
El autor es comunicador social
Columnas de RUDDY ORELLANA V.