El Dakar dice adiós a Bolivia
Ramaditas |
Tras seis días de intensa competencia y adrenalina, el rally Dakar 2017 se despidió ayer del país con la disputa de la octava etapa, que unió a Uyuni con Salta, desde el punto de enlace en Ramaditas, camino a la mina San Cristóbal.
En la noche, antes de la largada a suelo argentino, una caravana de 60 vehículos se ausentó a la zona de espectadores antes de la medianoche del lunes para no perderse las incidencias.
Los espectadores que pernoctaron en la zona madrugaron para apostarse en el lugar y a la espera de los competidores, en especial de los bolivianos.
La primera moto, la del británico Sam Sunderland partió a las 06:00 (07:00 hora de Argentina y del Rally) rumbo a Salta, no sin antes cumplir con los tramos de Cocanis, Cieneguillas y el enlace hasta Tupiza, antes de dividirse en dos tramos de paso de frontera: Villazón (camiones) y Piscuno para las restantes categorías.
Partió Sunderland y la seguidilla de pilotos salió rumbo a la aventura.
El momento clave de la competición para los nacionales llegó a las 06:25, con la partida del paceño Wálter Nosiglia Junior, uno de los más destacados del equipo boliviano.
Posteriormente, partió a la aventura Juan Carlos "Chavo" Salvatierra, a las 06:42, y un pelotón de pilotos extranjeros y bolivianos continuaron con la salida: Fabricio Fuentes, Daniel Nosiglia y Danny Nogales se fueron rumbo a Salta ondeando la tricolor.
Si bien el más aclamado fue Wálter Nosiglia Junior, el que se llevó el aplauso y el reconocimiento de la afición fue el valluno Nogales, el único piloto boliviano que no llegó con asistencia mecánica a lo largo de la competición.
La categoría autos emocionó con la partida de Rodrigo Gutiérrez, Marco Bulacia, José Luis Roca, Orlando Careaga y Luis Barbery.
A la cabeza de Stéphane Peterhansel, el "Monsieur Dakar" y figura legendaria que compite con su coterráneo Cyril Despres, los autos dejaron una imborrable huella por su paso en Bolivia.
Los cuadriciclos tampoco se quedaron atrás y su desfile por Ramaditas fue motivo de regocijo y aplauso de quienes fueron a presenciar las últimas horas de la competición.
Los más esperados de la jornada fueron los camiones, aquellos que a su paso dejaron buenas vibras y sensaciones.
Los "elefantes del altiplano" se vistieron de Kamaz, Iveco, MAN y Tatra para el deleite de un público que vivió de cerca la experiencia Dakar, nuevamente.
Una estela de polvo, barro y grandes charcos de agua fueron el corolario de una competencia que nuevamente sembró alegrías en todo el pueblo boliviano.
ADIÓS DE UYUNI
Uyuni despidió su cuarto rally Dakar con la promesa de seguir viviendo la experiencia deportiva.
A su paso, la competición dejó buenos recuerdos a quienes se dieron cita por la ruta.
Pese a que no fue el epicentro de la carrera, Uyuni se dio el lujo de ser la única ciudad de Bolivia que estuvo presente en todas las ediciones.
El Regimiento IV de Infantería Loa comenzó a quedar desierto y volver la normalidad con la partida de los pilotos, además, los últimos miembros de la Amaury Sport Organisation (ASO) se fueron con el transcurso de las horas.
Uyuni retomó sus actividades diarias, luego de dos días de intensa actividad deportiva, aunque con una importante baja en la llegada de turistas.
Aun así, la Hija Predilecta de Bolivia palpitó nuevamente con la adrenalina máxima del deporte tuerca.
DE PRIMERA MANO
POCOS ESPECTADORES EN LA RUTA
Pese a que la convocatoria del rally Dakar es clase "A" (alta atención), las zonas de espectadores dispuestas en Ramaditas no tuvieron una gran afluencia de público, tal como se aguardaba.
La emoción de quienes siguen en todas partes este evento deportivo se evidenció con el apoyo a los pilotos y la despedida con la bandera boliviana en todo el recorrido.
Esto quedó de manifiesto entre los miembros de la ASO, quienes se fueron nuevamente muy satisfechos por el apoyo y el respaldo de todo un país a esta carrera.
CLIMA CAMBIANTE EN RAMADITAS
Noche fría y mañana a sol intenso. El clima opuesto y cambiante fue parte del ambiente que se vivió en la población de Ramaditas, a 42 kilómetros de Uyuni.
Pese a ese tiempo adverso, las personas que se dieron cita en el punto de partida de la prueba especial se quedaron hasta el final de la largada y paulatinamente se fueron hasta la ciudad, y luego hasta sus distritos de origen.
Un sol radiante fue la despedida de una carrera que por cuarto año consecutivo sentó presencia en suelo boliviano.
CAMINOS EN MAL ESTADO POR LA LLUVIA
Si bien el camino es plano y posee un buen mantenimiento, las lluvias caídas el fin de semana anegaron y dañaron el tramo que une a Uyuni con la Mina San Cristóbal.
Algunos vehículos particulares y de la Policía Nacional se quedaron estancados en unas formaciones de aguas profundas, además que la superficie de la pista se convirtió en greda.
El auxilio de quienes asistieron a la zona de espectadores posibilitó evacuar a los motorizados que sufrieron el percance.
MEJORA CONTROL POLICIAL
Si bien falló en el control dispuesto en Uyuni por los excesos cometidos, el plan operativo de la Policía Nacional cumplió ayer su labor en el sector de Ramaditas, brindando así garantías, tanto a competidores como espectadores.
Desde las 04:00, los efectivos del orden se establecieron en los puntos por donde pasó la competencia, desde Ramaditas hasta Cieneguillas, además de los enlaces Tupiza-Villazón y Tupiza-Piscuno, en la octava etapa Uyuni-Salta, entre Bolivia y Argentina.