En las elevadas alturas de la ciudad de El Alto (La Paz, Bolivia), la arquitectura se convierte en una explosión de creatividad y singularidad. Desde los vibrantes colores de sus fachadas, hasta las formas extravagantes que desafían la gravedad, los cholets surgen como íconos de una nueva élite indígena en ascenso, destacando el éxito y la prosperidad de sus propietarios.