¿Quién es responsable en un accidente vial?
Que no existe una tendencia a la baja en accidentes de tráfico, es una triste noticia. Que se pretenda solucionar sólo con sanciones, es pésimo.
Para A Fondo de esta edición sobre Accidentes de Tráfico, me topé con un estudio de 2005 que aseguraba que en el Hospital Viedma ingresan alrededor de siete pacientes con traumatismo encéfalo craneano por día, de los que uno era grave. El 72 por ciento tenía como causa, accidente de tráfico; 19 por ciento, caídas; 7 por ciento, agresiones; 2 por ciento, otras, como armas de fuego. En niños, la causa más importante después de accidentes de tránsito y caídas es el maltrato infantil. Dato nada tranquilizador. Y me duele como a todos.
Los usuarios vulnerables: peatones, ciclistas y conductores o pasajeros de vehículos de dos ruedas. La mayoría (59 por ciento) tiene entre 15 y 44 años. Y la gran mayoría (77 por ciento) son hombres. ¡Ufff! ¿Será porque pisan más el acelerador?
Los conductores, hombres y mujeres, sabemos que hoy se conduce con algo más de orden, pero no con menos velocidad. Muchos suponemos que la peor cifra se deberá a otros factores como el descuidado estado de nuestras calles, el envejecimiento de los vehículos, pero no podemos dejar de reconocer que el consumo de alcohol al volante debe ser otro de los factores de la muerte de cientos de inocentes.
Las causas de accidentes no se minimizan con más y mayores multas, aunque quieran desde el organismo responsable que miremos en esa dirección prohibida.
Sabemos que las normas se incumplen sistemáticamente: velocidad indebida, adelantamientos, maniobras inadecuadas, estacionamientos en doble fila. Todo lo indebido lo hacemos los bolivianos en las calles y carreteras de nuestro país.
Mi percepción es que todo esto confluye en el conductor. Sí, puede ser que seamos experimentados conductores, pero si tenemos la mala suerte de cruzarnos con un kamikaze o un salvaje del volante (que los hay), o con un conductor ebrio, en ese momento se pone en jaque nuestra experiencia.
No sé cuántos han dejado la vida en las carreteras bolivianas esta semana, no sé por qué no usamos el cinturón o evitamos las largas filas del carnet de conducir en el Segip, no sé cuántos niños viajan sin protección en autos y motos, ni cuántos persisten en hablar por teléfono cuando están al volante. Solo sé que se corre demasiado, se bebe demasiado y se piensa poco. Todos somos cómplices.
Si queremos empezar a desterrar la impunidad, debemos asumir que manejar no es un derecho, sino una responsabilidad. De lo contrario habrá que tolerar que todos los homicidios viales por más aberrantes que sean, sigan considerándose como“sin querer” y por tanto excarcelables, de menor cuantía, sin entidad. Y la impunidad es esta triste visión de los siniestros viales.
Un accidente de tránsito no es producto del infortunio, la mala suerte aquí no existe.¿Acaso “accidente” no significa casual, imprevisto, aquello que afecta la marcha normal de las cosas? El reconocer el error y comprender que el comportamiento como conductor debe cambiar, debería ser una premisa para todos.
PAULA MUÑOZ ENCINAS
Editora OH!