Crías del ganado mueren por falta de agua en la Hacienda Angostura
Las crías del ganado lechero mueren en la Hacienda Angostura, cercada por los loteadores y sin agua para riego ni bebida de los animales, porque todas las acequias están tapadas por caminos que llevan a edificaciones precarias de cuatro por cuatro, tipo “favelas”, contaron los afectados.
La lechería tiene 17 vacas preñadas. El jueves tenían que nacer dos crías. La primera res en entrar en trabajo de parto necesitó ayuda porque estaba muy débil; dio a luz, pero el becerro no sobrevivió.
“La vaca no tenía fuerzas para pujar, le ha faltado oxígeno. La cría estaba bien formada, era hembrita, pero nació muerta”, dijo una de las afectadas, Luz Marina Canelas.
La segunda res necesitó ayuda para dar a luz, porque tampoco tenía fuerza.
“Ha nacido un torito, pero la vaca no ha podido pararse y el veterinario ha tenido que intervenir. Le ha puesto calcio, vitaminas, glucosa, suero, medicamentos. Pero sigue echada y no puede alimentar a su cría. Esperemos que sobreviva”, añadió.
Las acequias están cerradas desde la finca Maicapampa, la otra hacienda avasallada como denunciaron sus propietarios. De esta forma se impide que el agua de riego de la represa llegue a la lechería para producir alfalfa, maíz y otro forraje. La laguna y los atajados para que beba el ganado están secos y el poco líquido que se consigue a través de compras se tiene que racionar.
Las acequias de la hacienda son parte del Sistema Nacional de Riego de La Angostura, en el valle alto, y están protegidas por ley. Además, se deben respetar 15 metros a cada lado de la franja de protección. “Pero los asentados no respetan. Hemos ido con los de riego, pero no acceden a destapar; tampoco dejan poner tuberías subterráneas”, declaró.
Explicó que las vacas necesitan comer comida verde, pero no hay. Así que se alimentan con pasto seco y maíz. “No es suficiente para mantener el nivel energético y calórico que requieren para una adecuada producción y supervivencia”, dijo.
Alertó que la debilidad del ganado es ahora una constante.
“Si no riego esos terrenos, no tengo alimento verde y no tengo agua para darles es muy grave. Además, no queremos deshacernos de los animales y aquí no se ha vendido un metro cuadro y todo este problema está afectando a una lechería que tiene más de 100 años de tradición”, denunció.
La lechería fue la primera en traer el ganado Holstein a Bolivia y llevar su producción a los centros mineros.
Se respetan los usos y costumbres
El sociólogo e investigador de la problemática del agua Fernando Salazar dijo que el riego “es el derecho de paso obligatorio que se respetan de acuerdo a los usos y costumbres, que sólo pueden ser cambiados con el cambio de uso de suelos”.
Además, “todos los canales de irrigación tienen una franja de seguridad, por donde transitan los regantes para conducir agua y trabajos de mantenimiento, que son inviolables”.
Al cumplirse 22 años de la Guerra del Agua, el dirigente de los regantes, Omar Fernández, calificó a los loteadores como un “cáncer”.