Italia recuerda al maestro de cine De Sica
Roma | Efe
Vittorio de Sica, el actor cómico que supo conmover al mundo con clásicos del neorrealismo italiano como "El ladrón de bicicletas" o "Umberto D", falleció un día como ayer hace 35 años en París, después de participar en 150 películas y dirigir más de treinta.
Tanto las cadenas de televisión como el mundo del cine italiano recordaron ayer, con ciclos de películas y documentales sobre su figura, a un hombre renacentista que supo hacer de todo delante y detrás de las cámaras, desde la comedia al melodrama, y marcó una época de la cinematografía italiana y mundial.
Actor, director, guionista, productor y compositor, De Sica nació en 1901 y, aunque se graduó en Contabilidad, comenzó desde muy joven su carrera artística tanto en el teatro como en el cine, donde alcanzó un notable éxito, en especial como cómico.
A lo largo de toda su vida fue uno de los actores más queridos por el gran público en Italia, faceta que compaginó muy pronto con la de director y con la que también cosechó numerosos premios.
Los dos De Sica, el popular y el elitista, serán objeto de recuerdo por parte de un país que aún le considera como uno de los grandes actores de toda su historia, junto a otros gigantes como Alberto Sordi, Marcello Mastroianni o Totò.
También será un día de recuerdos para la industria del cine y los críticos cinematográficos, para los que De Sica es, ante todo, uno de los mayores exponentes del neorrealismo y un hombre que supo dar un giro a su carrera a la vez que innovaba y cambiaba la manera de ver y de hacer cine en todo el mundo.
Y es que, viniendo de la comedia, De Sica empezó a dirigir sus propias películas en este género, durante la II Guerra Mundial, como "Rose Scarlatte" (1940), o "Un garibaldino al convento" (1942).
Durante el rodaje de esta película, De Sica conoció a la actriz española María Mercader, que fue su amante hasta que consiguió el divorcio de su primera mujer, Giuditta Rissone, y más tarde su compañera inseparable hasta su muerte.
Posteriormente, y a pesar de las dificultades que la ley italiana establecía para conseguir el divorcio, Mercader y De Sica pudieron contraer matrimonio y tuvieron dos hijos.