Cristina Zabalaga y los suspiros en Nanjing
Aprendí a conocer a Cristina Zabalaga con su libro de cuentos de la Colección Sudaquia, Nombres Propios. Recuerdo que me salté el primer cuento para leer el segundo sólo porque titula “Lenin” a pesar de que el primero era también tentador: “Pasternak conoce a Sol”, es más, hay otro que se llama “Freud”.
Sus cuentos son aquellos de la pausa y el detalle, están construidos con delicadeza, algunos de sus cuentos se desvanecen dejando una estela de sorpresa.
Cristina es escritora luso-boliviana que acaba de lanzar “Cuando Nanjing suspira”, novela editada por Lumen. La entrevista se realizó online:
—Aclárame eso de luso-boliviana.
—Luso-boliviana porque mi mamá es portuguesa y mi papá boliviano, y tengo doble nacionalidad. Crecí en Bolivia (entre Cochabamba y Santa Cruz), y a los 18 años me fui a estudiar Periodismo a Madrid. Antes de trasladarme a Estados Unidos, viví en Lisboa cinco años.
—¿Cuál es tu proceso de creación?
—Las ideas surgen de manera muy casual (viajes, noticias, películas, lecturas, conversaciones) y sé que tengo que escribir sobre un tema en particular porque no me lo puedo sacar de la cabeza hasta que termino escribiendo al respecto. Es casi una obsesión. Disfruto mucho de la fase de investigación previa antes de sentarme a escribir, que suele durar años. Quiero saberlo todo, tener tiempo para masticarlo y digerirlo antes de escribir. Aprovecho la ventaja de que no cuento con plazos muy cortos, como en la redacción de la agencia de noticias, donde suelo contar con unas horas para desarrollar un tema antes de que se publique.
—La elección de las nacionalidades de tus personajes, ella de Costa Rica, ¿verdad? (Limón está en Costa Rica, ¿no? dobladica, patica son expresiones de ese lado geográfico de América latina) y Xao Xing de China. Ella bien podría ser de cualquier parte. Pienso que no te interesa tanto la nacionalidad desde la geografía.
—Te confieso que la elección china me gustó porque supone un “choque cultural” y la percepción de la muerte tan diferente a la nuestra. “Estar al borde de la muerte los deja hambrientos y cansados”
—“Cuando Nanjing suspira” está abiertamente inspirada en Costa Rica a las que haces referencia.
—Después de un viaje a Costa Rica que hice en 2014 decidí explorar la cercanía entre China y Costa Rica, donde hay uno de los barrios chinos más imponentes de Latinoamérica, y claro todo el intercambio entre culturas que sucede con el movimiento de las personas.
Sabía desde el inicio que estaría basada en Nanjing (China), por eso decidí que Estela sería latinoamericana, una cultura más cercana a mí. Y quería que tuviese ese componente de casi “guía de viaje” en China.
Me interesaba recrear esta idea de “mirar todo desde una ventana”, sin entender del todo lo que está pasando. Y claro, está toda la tensión e incertidumbre que se crea al yuxtaponer culturas tan diferentes entre sí, comenzando por algo tan básico como el idioma, y la imposibilidad de Estela de comunicarse con su suegra, hasta situaciones más complejas como los rituales de “velar” y “enterrar” a un ser querido.
—¿La elección de la profesión de Estela es casual o es para acentuar la narración de una ciudad y cultura diferente?
—Estela se gana la vida viajando y escribiendo guías inusuales de viajes, y aprovecha su estadía en Nanjing para escribir una guía de viajes sobre la ciudad. Me interesaba la idea de contener la historia en muy pocos días (transcurre en 10 días) por un lado para acentuar la tensión, y por otro lado, para darle a Estela una posibilidad de recomenzar (viajando).
—Tu literatura es un buen ejemplo de economía de palabras, no muy común en la vieja literatura boliviana. Hay frases y metáforas que me gustaron mucho:
“... caí en la cuenta de que nunca pensaste cómo se sentía Xao Xing en Limón. ¿Era feliz? Nunca se lo preguntaste...”
“ Xao Xing era tierra y tú agua. Arena de mar. Sin playa, ¿adónde irán a parar las olas?”
“ Tus ojos se van cargando de agua, hasta que rebalsan”
—Me gusta mucho jugar con la idea de crear tensión conteniendo la narración en frases cortas, me parece que una historia fluye mejor así y además implica cierto esfuerzo adicional para el lector que tiene que ir llenando los vacíos a medida que avanza con la lectura, y definitivamente tiene que estar alerta. Y por supuesto tiene que ver con los libros que leí, las ciudades en las que viví e idiomas en los que trabajé en los últimos quince años.
—¿Qué autores bolivianos son tus preferidos?
—Los últimos libros que leí de autores bolivianos son “Los afectos” de Rodrigo Hasbún, “La composición de la sal” de Magela Baudoin y “Hablar con los perros” de Wilmer Urrelo que me gustaron mucho.
“Cuando Nanjing suspira” es una novela sobre la muerte con la metáfora de un viaje a una ciudad desconocida.
El marido chino, Xao Xing, muere atropellado por un vehículo cuando se vuelve a despedirse de su mujer Estela. Como es un profesional chino que vive en Limón, Estela se comunica con la suegra, quien pide enterrar a su hijo en Nanjing, la ciudad natal del fallecido.
El viaje, el duelo y el entierro implican una estadía de 10 días en los que, además debe escribir una guía de viaje sui generis. Pareciera que el duelo y la guía no se condicen, pero Nanjing es una ciudad donde la muerte está a la vuelta de la esquina, sobre todo en el puente sobre el río Yangtzé, el puente de los suicidas.
Es una novela breve que le da un nuevo sentido a la ausencia, es tierna a pesar de la muerte, se “deja leer” porque está escrita como dándole al lector la posibilidad de disfrutar de un idioma preciso. Además, y tal vez lo principal, es una novela que le da un nuevo carácter a la muerte. ¿Un viaje a un lugar desconocido?
