Operación “yunque martillo”
A más de un mes de haberse confirmado la presencia de una guerrilla en Bolivia, el 23 de mayo de 1967 arriba a la zona de Ñancahuazú (Samaipata) un contingente con 193 hombres, entre soldados e instructores de la compañía Trinidad, Beni. El suboficial Raúl Solano con 33 años, era uno de los instructores más antiguos.
Considerando que los conscriptos a su cargo sólo tenían un mes y medio de instrucción, los jefes militares señalaron que eran los que estaban mejor preparados. “El 10 de junio nos deslizamos hacia Abapo, donde estábamos rastrillando por el margen del río Grande, cuando un subteniente recibe una ráfaga de fuego de parte de los guerrilleros. La verdad, nosotros pensábamos que eran pobladores quienes estaban lavando su ropa pero eran guerrilleros”. Un soldado murió y otro quedó herido pero señala que del otro lado también había heridos.
“Pese a que el ‘Che’, en su diario, niega que hubieran tenidos bajas pero haciendo rastrillaje de la zona encontramos rastros de sangre”.
Después de ese “bautismo de acción”, como se le denomina al primer combate, determinan ejecutar el operativo “martillo-yunque”. Es decir, la compañía Trinidad tenía que estar detrás de los guerrilleros en todas sus operaciones, “nosotros debemos perseguir y perseguir” como un martillo y así conformar una unidad móvil mientras que las otras se estacionaban y hacer un yunque en cada lugar”.
Cuando la guerrilla —como una acción desesperada— ataca Samaipata, la compañía Trinidad entre otras vez en acción, siguen el rastro de los guerrilleros que va primero por el río Rositas, Morocos y luego hacia la provincia Florida.
El 23 de julio “nos dejan un mensaje con los profesores de la escuela de Florida y nos dicen: ‘Si son machitos sígannos, los esperamos donde ustedes quieran’. O sea que a la compañía Trinidad éramos sus peores perseguidores porque nos habían identificado”.
Cuando eran las 10 de la mañana del 28, los militares observan que había caballos en la hacienda de Corralones, la cual antes estaba abandonada.
“Fue en esa acción que reaccionáramos de inmediato, ya no nos escondimos como hacían antes y de arriba toda la compañía se soltó con grito de guerra”.
Semejante cantidad de gente atemorizó a los guerrilleros. Los perseguimos y no los dejamos reaccionar a los guerrilleros, tuvieron que abandonar sus posiciones de emboscadas y huir. “Yo iba lanzando inclusive granadas a las quebradas para perseguirlos más o aniquilarlos”.
Posteriormente, “retornamos hacia la casa y encontramos que ellos habían estado cocinándose en olla y estaban limpiando sus armas, y para escapar tuvieron que dejar pieza de su armamento, eso ocasiona que las armas que les faltaban sean inutilizadas”.
El 30 de julio, en inmediaciones del río Rositas y el Morocos, se le informa que un grupo militar había sido emboscado por los guerrilleros. “Ya era cerca de las 6 de la mañana y yo le digo a mi comandante que mi fracción es muy pequeña para hacer un rescate, por lo que salimos con el subteniente Shiriqui, para organizar”.
Después de definir la estrategia de rescate que incluía tácticas de guerra. Solano decide hacer un grito de guerra que está escrito en todos los libros el cual se convierte en el primero y único de toda la guerrilla, que dice: ¡Chiricanos, por la patria con saltos individuales por la derecha al asalto a la carrera mar!”.
“Ese grito de guerra dado por mi persona y gritado por todos los soldados, otra vez, atemorizó y causó un pánico a los guerrilleros puesto que no entrábamos en fila sino desplegados y ocupamos un terreno de unos 80 a 100 metros”.
A eso se suma que había apoyo desde las alturas mientras que Solano con su tropa se arrastraba por el suelo. “Se vieron tan sorprendidos que ellos perdieron toda su caballería, tenían siete caballos apenas pudieron rescatar una mula para llevarlo al ‘Che’”.
Esa acción que se convirtió en una lucha titánica hasta las 5 de la tarde, fue un combate de 12 horas continuas donde ellos por el río Rositas o Morocos iban huyendo y botando sus mochilas que eran de admirarse porque llevaban sus víveres, medicamente, utensilios, medicinas, radios pero en ese momento solo les interesaba salvar su vida.
“Mi persona recibió la instrucción de quedarse con los heridos y yo me quedé sin saber qué hacer puesto que no soy paramédico”.
“Voy a comentar algo que me duele y me amarga toda mi vida. Cayeron heridos el soldado Antonio Sabala y su hermano, otro Sabala, pero a uno de ellos le había reventado una granada entre las entrepiernas, Antonio ya no iba a vivir jamás porque estaba destrozado todo pero todavía consiente y me decía: ‘Mi suboficial, no me deje morir’, él estaba en mis faldas y yo qué iba hacer y murió en mis brazos. Es una situación muy amarga que me causa mucha angustia por acción de estos caballeros que vinieron a Bolivia con esas intenciones foquistas y con ideas extrañas”.
“Ese día ubiqué a los cuatro muertos en forma de cruz y yo me puse al centro, prendí una vela a cada cuerpo y recé toda la noche y lloré”.
Esa acción de la compañía Trinidad fue la primera gran derrota de los guerrilleros y gracias a esa acción nunca más en el resto del tiempo desde el 30 de julio de Morocos hasta la caída del “Che” el 8 de octubre, nunca más pudieron hacer una emboscada.
“Ese día ubiqué a los cuatro muertos en forma de cruz y yo me puse al centro, prendí una vela a cada cuerpo y recé toda la noche y lloré”
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