Los ataques a los monumentos de Lenin no cesan 92 años después de revolución
SAN PETERSBURGO, Rusia |
Pasados 92 años de la revolución bolchevique no cesan los ataques a los monumentos a su artífice, Vladímir Lenin, como los registrados en San Petersburgo, donde en abril una estatua fue gravemente dañada por un artefacto explosivo y otra decapitada esta semana.
Ante las atentas miradas de los comunistas y otros nostálgicos de la URSS, un equipo de obreros procedió este viernes a desmontar la estatua de Lenin dañada el pasado 1 abril por una bomba, acción cuya autoría nadie ha reclamado.
La estatua de bronce, situada en la plaza frente a la estación de Finlandia, en el centro de San Petersburgo, resultó perforada por un artefacto explosivo que dejó un agujero de cerca de un metro de diámetro en la figura.
Los expertos decidieron desmontar la estatua en vista del peligro de que se cayera y porque su restauración sobre el pedestal sería más cara que en el taller, donde las obras costarán unos 8 millones de rublos (276.000 dólares, 184.000 euros), informó el Ayuntamiento.
El anuncio de que el monumento sería desmontado había alarmado a los comunistas, quienes sospecharon que se trataba de un pretexto para retirar para siempre la efigie de su sagrado líder de la revolución y amenazaron con montar guardia permanente en la plaza.
Para evitar las protestas, la gobernadora de la ciudad, Valentina Matviyenko, dio garantías personales al dirigente comunista ruso, Guennadi Ziuganov, de que la estatua, cuya reparación tardará unos siete meses, volverá a su lugar, según las agencia Itar-Tass.
El monumento, instalado en la plaza que también lleva el nombre de Lenin, representa al líder bolchevique montado sobre un carro blindado y pronunciando un discurso con la mano tendida a su llegada de la emigración a la estación de Finlandia el 3 de abril de 1917.
Obra del escultor Serguéi Yevséyev y los arquitectos Vladímir Schukó y Vladímir Helfreich, el monumento, de una altura total de 10,7 metros, incluida la estatua, de 4,3 metros, y el pedestal, fue instalado en la plaza en 1926.
Además la Policía informó de que otra estatua del primer jefe del Estado soviético fue encontrada la víspera sin su cabeza en el parque Krasnoselski de la misma ciudad, antigua capital del Imperio Ruso y cuna de la revolución bolchevique de octubre de 1917.
Los agentes avisados por los barrenderos del parque, ubicado a lo largo de la avenida de Lenin, confirmaron que el monumento estaba decapitado, mientras los restos destrozados de la cabeza yacían a los pies de la estatua, hecha de hormigón armado.
La policía no encontró pruebas que indicaran que se trata de un acto de gamberrismo para causar daños premeditadamente y opinaron que la estatua se había desmoronado por sí sola debido al envejecimiento de su material, según la agencia urbana Fontanka.Ru.
Pero la mala suerte de los monumentos de Lenin se extiende más allá de la capital de los zares donde había triunfado su revolución y que en tiempos de la URSS se llamó Leningrado, pues sus estatuas se ven continuamente profanadas en otras ciudades rusas.
Así, en mayo pasado unos desconocidos rociaron con pintura negra la estatua de Lenin en el enclave báltico ruso de Kaliningrado, antigua Koenigsberg alemana, y dejaron en el asfalto la inscripción "Recuerda a las víctimas del terror rojo".
En abril fue manchado con pintura negra el monumento ante la Universidad de Kazán, la capital tártara en el Volga donde estudió Lenin, mientras en Volgogrado en marzo unos desconocidos pegaron un mechón cosaco en la frente de su figura de bronce.
El mismo mes, ultranacionalistas pintaron la esvástica en el enorme retrato de Lenin grabado en una roca en Stávropol, sur de Rusia, y en la región de Oriol en febrero alguien descargó tres veces su escopeta contra otra estatua, que resultó destrozada por los perdigones.
