Argentina reavivó el debate del aborto en América Latina

Eran las tres de la madrugada del pasado jueves, cuando en Argentina, el Senado votaba por el rechazo al proyecto de legislación del aborto y lo archivaba al menos por un año más. Los movimientos feministas y otros impulsores del proyecto admitían la derrota.

Sin embargo, subyacentemente, el movimiento puede anotarse una victoria. El caso argentino se puso ante los ojos de todo el mundo y los “pañuelos verdes” su símbolo de campaña por el “aborto legal, seguro y gratuito” avanzó en varios bastiones de Latinoamérica, avivando nuevamente el debate en la región continental.

Y no es para menos: de los cinco países del mundo que prohíben el aborto en todas las circunstancias, tres son latinoamericanos: El Salvador, Nicaragua y República Dominicana (los otros países son Malta y El Vaticano), según Naciones Unidas.

La gran mayoría del resto de los países de la región cuenta con normativas semirrestrictivas, por las que consideran que abortar es ilegal, pero lo permiten en casos de violación, o cuando la vida de la mujer o del feto está en peligro.

Si en Argentina, los grupos activistas hablan de 500 mil abortos anuales (el Ministerio de Salud habla de 300 mil), en Latinoamérica la cifra sube a alrededor de 6,5 millones, y el procedimiento es más común entre mujeres casadas que entre mujeres solteras (cada vez es mayor el ideal de tener familias reducidas).

Al menos así lo cita el informe reciente del Guttmacher Institute, Aborto a nivel mundial 2017: Progreso irregular y acceso desigual, citado por el diario El País.

Por lo tanto, no es sorprendente que sólo uno de cada cuatro abortos en la región sea seguro y que cada año alrededor de 760 mil mujeres reciban tratamiento por complicaciones de aborto inseguro, como hemorragia e infecciones.

Por países

Todos los países tienen en común esta situación de desprotección, pero cada uno se enfrenta a desafíos distintos. En Cuba, por ejemplo, el aborto es de acceso libre y gratuito desde 1965. Una práctica común aquí es la “regulación menstrual” que aspira el útero de las mujeres de hasta seis semanas de gestación.

Uruguay permite que cualquier embarazo antes de la semana 12 se pueda interrumpir.

En Ciudad de México, el aborto también es legal hasta la semana 12, pero en otros Estados está prohibido. En Yucatán y Michoacán, por ejemplo, es legal por motivos de pobreza extrema.

Muchos de los países, como Colombia, Chile o Venezuela, penalizan el aborto, con algunas excepciones o causales, como los casos de violación, si corre peligro la vida de la madre o si el feto es inviable.

Los casos más rígidos ocurren en Ecuador, República Dominicana y El Salvador donde abortar es delito.

Avances y retrocesos

Entre 2000 y 2017, cuatro países ampliaron las causales bajo las cuales el aborto es legal, mientras que solo uno (Nicaragua) cambió sus criterios para prohibirlo completamente. A su vez, las discusiones recientes sobre la despenalización del aborto en Argentina y Chile han promovido el debate público, incluyendo los argumentos relacionados con el impacto negativo que tienen las leyes restrictivas. Así, no es de extrañar que, mientras en el Senado argentino se debatía la legalización de la práctica se protagonizaran movilizaciones de apoyo en El Salvador, Chile, Bolivia, Paraguay, Uruguay, Brasil y Guatemala.

Además, la embajada argentina en Madrid recibió más de 100 mil firmas contra el aborto por parte de la plataforma CitizenGO.

Las manifestaciones de solidaridad, según reportan Efe y Afp, también se registraron en Japón, Australia, Bélgica, Francia, Italia y Reino Unido.

En Argentina, donde el Senado acaba de rechazar la despenalización, rige una ley de 1921, pero lejos de ser una derrota se han sentado las bases para el cambio, según concluye El Mundo, de España.

Argentina, un espejo

Lo que está sucediendo en este país es visto por el resto del continente como el espejo en el que mirarse. Sus pañuelos verdes (símbolo de las activistas argentinas a favor del aborto) han calado en la región, como ya ocurriera con el movimiento Ni una menos, que protesta contra la violencia hacia las mujeres.

El mismo Presidente argentino felicitó a los argentinos por el “debate maduro” en el que “ganó la democracia”, por lo que probablemente, el debate continuará más pronto que tarde .

6,5 millones de abortos año se practican en América Latina, en el 75 por ciento de los casos en condiciones inseguras.

REPUNTE Y CAÍDA DE UN PROYECTO

El proyecto de Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo comenzó con buen auspicio en Argentina, pues había logrado mayoría en la Cámara de Diputados.

En el Senado, sin embargo, se topó con el rechazo de la mayoría, lo que obliga a que el proyecto quede congelado, al menos por un año.

Los impulsores del proyecto no están conformes y quieren llevar el tema a referendo.

Desde el Gobierno, plantean una salida más salomónica, haciendo algunas reformas en el Código Penal.

IGLESIA Y PROVIDAS SABEN QUE LA GUERRA NO ACABÓ

Tanto la Iglesia católica como los colectivos denominados “providas” celebraron la semana pasada la decisión del Senado de rechazar el proyecto de la legalización de interrupción del embarazo, pero también ambos saben que la guerra no acabó.

Por ello, inmediatamente conocido el resultado en el Congreso, convocaron “un sincero diálogo” para buscar “soluciones integrales, superadoras y humanas”, según explicó la Unidad Pro Vida en un comunicado.

“Comienza un trabajo arduo pero esperanzador para diseñar políticas públicas de salud que contemplen los derechos de las dos vidas, mediante la prevención a través de educación integral de la sexualidad, planificación familiar, controles frecuentes del embarazo, mejoras en el sistema de atención de embarazos vulnerables y de riesgo, contención y acompañamiento y mejoras en el sistema de adopción”, añade el mensaje.

La Iglesia católica también agradeció a quienes defendieron la vida y pidió seguir trabajando en el tema. En un comunicado, la Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA) señaló que “como sociedad argentina nos toca ahora asumir y trabajar las nuevas divisiones surgidas entre nosotros a partir de este proyecto, a través de un renovado ejercicio del diálogo”.

“Nos encontramos ante grandes desafíos pastorales para anunciar con más claridad el valor de la vida: la educación sexual responsable, el acompañamiento a los hogares maternales surgidos especialmente en nuestros barrios más humildes para acompañar a mujeres embarazadas”, continúa la CEA.

IMPULSORES ENTRE CÓDIGO PENAL Y EL REFERENDO

Los promotores del proyecto para legalizar el aborto en Argentina barajan nuevas opciones, luego de que su iniciativa fracasó en Congreso, pero ganó la atención en las calles.

Ahora, es esa impresionante movilización popular que presiona para que se atienda el asunto. “La agenda nos compromete porque el problema está y tenemos que seguir trabajando para que todas esas chicas tengan la posibilidad de elegir y planificar su vida”, reaccionó el presidente Mauricio Macri, a la vez que prometió reforzar la educación sexual y la distribución de anticonceptivos.

El Gobierno ofreció además aprovechar una inminente reforma al código penal para eliminar la prisión a las mujeres que se realicen un aborto, algo con lo que sí parece estar de acuerdo la Iglesia católica.

Pero la sola despenalización no satisface a los impulsores del proyecto, pues destacan que eso no resuelve el asunto de los abortos clandestinos.

Daniel Lipovetzky, del oficialista Cambiemos, insiste en la idea de convocar un referendo. “Proponemos una consulta popular vinculante, que es un mecanismo previsto en la Constitución. Este es un tema del poder Legislativo, no del Ejecutivo”, dijo el diputado.

Su declaración fue en respuesta al jefe de gabinete, Marcos Peña, quien había descartado el referendo al considerar que “no creemos que una consulta popular sea una opción. Se eligió el debate parlamentario”.