Ciudadanos de a pie redactan la nueva Constitución de Chile
Con una derecha relegada, la centroizquierda achicada y la irrupción enérgica de los independientes de izquierda, la Convención Constitucional de Chile tendrá un año como máximo para elaborar el nuevo texto de su Carta Magna, que permitirá a asa nación iniciar un nuevo ciclo con la perspectiva de emerger de la crisis política, institucional y social en la que se encuentra actualmente.
Un total de 155 constituyentes comenzaron días atrás esa labor con la dirección de Elisa Loncón (58 años), profesora, lingüista y activista mapuche, originaria de Lekweluan, ubicada en la comuna de Traiguén, provincia de Malleco, en la región de La Araucania, sur de Chile.
Como nunca antes, hombres y mujeres están representados equitativamente en la Convención Constitucional, puesto que los varones suman 78 escaños, contra de 77 de la damas.
Del total de los curules, 17 corresponden a una decena de poblaciones originarias.
La estructura de la asamblea constituyente es una variante para la política del país trasandino, pues el conjunto de sus 155 integrantes reflejan el enérgico repudio de sus habitantes a la clase política establecida, ya que las alianzas de centroizquierda y derecha, que compartieron el mando desde el regreso de la democracia en 1990, soportaron un severo golpazo, consiguiendo sólo el 16 por ciento y 24 por ciento de los votos, relativamente.
Contrariamente, postulantes independientes, recién germinados de fuerzas políticas de izquierda y grupos sociales, han cosechado el 60 por ciento del apoyo de la población.
Científicos, periodistas, abogados, ambientalistas, amas de casa y activistas integran la llamada “Lista del pueblo”, que representa el 46 por ciento de los Convencionales sin afiliación a partidos, aunque con tendencia progresista.
A los conservadores les intranquiliza que no se pueda concebir una Carta Magna ecuánime, en una nación donde la voz de quienes se habían sentido postergados, se ha tornado más vigorosa.
Para iniciar esta nueva etapa en la historia de Chile ha transcurrido un extenso proceso, pues la Constitución vigente data de 1980, de la dictadura de Augusto Pinochet, aunque explícitamente la Carta tiene la rúbrica del socialista Ricardo Lagos, quien en 2005 ejecutó significativas innovaciones a unos enclaves totalitarios.
Desde la década de los 80, la actual Constitución ha sufrido al menos medio centenar de cambios. En 2019, cuando la democracia del país trasandino se encontraba al filo de la cornisa producto de las revueltas sociales, la clase política en general confirió una salida institucional al problema, ofreciendo la celebración de un proceso constituyente. A excepción del Partido Comunista se desmarcó de esa determinación; no obstante, se incorporó a la causa y conquistó medio centenar de convencionales.
Chile empezará a redelimitar cuestiones esenciales. La convención debatirá su régimen político y sistema de gobierno. También discutirán sobre la descentralización y regionalización, en un Estado unitario y fuertemente centralizado en la capital.
Los integrantes de la constituyente deberán convenir disímiles asuntos concernientes a los pueblos originarios, como su afirmación expresa en la Constitución o la plurinacionalidad, que significa una absoluta autonomía. Ése será uno de los temas centrales, tomando en cuenta los conflictos que sostienen desde hace tiempo el pueblo mapuche y el Gobierno chileno.
Además, el órgano constituyente debatirá el patrón de avance monetario y el destino del Tribunal Constitucional, modelo de Estado y temas fundamentalmente sensibles para los mercados, como la independencia del Banco Central.
Primer paso
En los primeros dos o tres meses de trabajo, la Convención deberá definir de forma autónoma su reglamento, la composición de las mesas y las comisiones en relación a los distintos temas y áreas a tratar. Los constituyentes contarán con presupuesto para contratar asesorías técnicas.
El reglamento deberá definir cómo va a funcionar la Convención, cuántas comisiones va a tener, cómo van a votar, si habrá participación ciudadana y cómo se concretará ésta, normas de ética y regular todo lo relacionado a conflictos de interés.
El quórum necesario para lograr acuerdos en puntos clave es de dos tercios, algo que podría dificultar el avance de los diálogos.
Debido a los altercados que han precedido a la instalación de la Convención, se puede pronosticar un clima de posibles conflictos.
GUZMÁN FORJÓ LA ACTUAL CONSTITUCIÓN
Jaime Guzmán, el temible jurista del pinochetismo, concibió la Constitución de 1980 como una especie de cerrojo para evitar cambios futuros. Hoy, en el marco de un movimiento social sin precedentes en las calles, los chilenos abrieron el camino para redactar, desde cero, una nueva Carta Magna.
La nueva Ley Fundamental debe ser redactada en un plazo máximo de 12 meses y sometida a referéndum en 2022. De ser aprobada, será la primera que nace de un proceso plenamente democrático y participativo en toda la historia chilena. Las elecciones, que fueron aplazadas en abril por la pandemia, se celebraron en dos días para evitar aglomeraciones para no contagiarse del virus.