El deslizamiento y el rol de los vecinos
El deslizamiento que afectó, en los últimos días, a algunas zonas de la ciudad de La Paz es una trágica muestra de la irresponsabilidad de los vecinos en hacer caso omiso a las normas y construir sin seguir los procedimientos. Pero también invita a reflexionar sobre la tarea de fiscalización de las autoridades municipales.
Los problemas comenzaron el fin de semana en la zona de San Jorge Kantutani y luego, en días siguientes, se extendieron a otros sitios cercanos. Hay 66 viviendas colapsadas, 380 personas damnificadas, al menos cinco desaparecidas y millonarias pérdidas materiales.
Diversos videos en redes sociales y medios mostraron la magnitud de lo sucedido. El panorama es desolador y muchos apenas pudieron salir con lo puesto.
La Alcaldía de La Paz declaró situación de desastre y alerta máxima para atender a las zonas 14 de Septiembre, Inmaculada Concepción, San Jorge Kantutani Bajo, pasando por la avenida Libertad; ingreso a los puentes Trillizo, hasta el río Cotahuma, y la avenida Kantutani, distritos 3 y 21.
Los sitios afectados son cercanos a varias calles principales del centro paceño. La avenida Kantutani conecta incluso la zona sur con el barrio de Sopocachi, donde hay diversas embajadas y oficinas.
El problema es que los vecinos se dieron modos de burlar las normas. El terreno es inestable y en varios sitios no se podían edificar viviendas. En donde sí se autorizó, estas debían ser, sobre todo, solo de una planta. Sin embargo, arriesgando su seguridad y la del prójimo, la gente levantó edificios de hasta cuatro pisos. Hasta hace unos días, antes de la tragedia, quien visitaba el lugar podía ver inmuebles rajados, pero con habitantes dentro.
El peso de las viviendas, la inestabilidad del terreno y las conexiones ilegales para desagüe fueron una bomba de tiempo. Por eso el riesgo continúa. Es lamentable lo sucedido, pero es importante llamar a la reflexión sobre la irresponsabilidad de la gente que construyó en sitios prohibidos.
En este sentido, llama también la atención el rol de la Alcaldía. Resulta una tarea titánica en una ciudad como La Paz controlar todas las construcciones, pero debido precisamente a la topografía paceña es que en estos sitios era de crucial importancia que se impidiera la construcción en décadas atrás.
El problema es que la gente primero construía y luego solicitaba la autorización. Para la comuna fue imposible echar abajo viviendas ya levantadas. De ahí que el debate vuelve a centrarse en el rol de los vecinos.
Cochabamba no es ajena a estas situaciones. En febrero del año pasado un aluvión ocasionado por la crecida del río Tiquipaya sepultó más de un centenar de casas, muchas construidas sin res-petar la franja de seguridad.