El rol esencial de la URSS en la II Guerra Mundial
Hace unas semanas, Vladimir Putin instó a recordar la contribución decisiva de la exUnión Soviética en la derrota de la Alemania nazi. La URSS se fragmentó en 1991 y Rusia quedó como su principal heredera política. No es la primera vez que Putin hace alusión al tema; esta vez fue con mayor énfasis por tratarse del reciente 75º aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial, el terrible enfrentamiento en el que 27 millones de soviéticos murieron.
El rol soviético en la lucha no debería ser ni siquiera objeto de discusión. Más de las dos terceras partes del ejército alemán fueron diezmadas por los rusos; el sacrificio conjunto de la entonces poderosa URSS fue inmenso. Todo lo ocurrido en el frente oriental empequeñeció al frente occidental. Los inmensos espacios de Eurasia fueron el trágico escenario de una epopeya que merece ser respetada y ubicada en el lugar correcto.
Solo en las batallas de Rzhev murieron dos millones de soldados; poca gente conoce este conjunto de terribles enfrentamientos con los alemanes en territorio ruso y que justificaron para el lugar el tétrico nombre de “máquina trituradora de carne”, por el espantoso número de bajas.
De la misma manera, al margen del archipublicitado cerco del VI Ejército en Stalingrado, hubo muchos otros combates de enormes dimensiones. Al lado de esos números, lo ocurrido en el frente occidental quedaba muy disminuido. Pero los aliados occidentales tenían en su manga un as llamado “Hollywood”. Inflamaron con sus películas al mundo, magnificando la intervención occidental y no divulgando (o ignorando) las grandes batallas libradas entre la URSS y la Alemania nazi. El desembarco en Normandía del 6 de junio 1944 –calificado como “decisivo”– no fue tal. Lo decisivo probó ser el esfuerzo ruso, el sacrificio enorme de la entonces Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.
El ataque germano contra la URSS se lanzó el 22 de junio de 1941. Al trenzarse los dos gigantes totalitarios en una lucha a muerte, las acciones bélicas en el resto de Europa resultaron marginales. En términos numéricos los rusos hicieron mucho más por la liberación de Europa que la sumatoria de todo el resto de sus aliados, incluyendo el modesto contingente enviado por Estados Unidos.
El Ejército Rojo inició su ofensiva final en enero de 1944, una vez recuperado el territorio tomado por los alemanes. La marcha de Georgi Zhukov fue implacable e imparable hasta culminar en Berlín, a fines de abril de 1945. Pocos días después capituló Alemania (mayo 8 de 1945) y terminó la lucha. Los rusos han sido causantes del 80% de las fatalidades de la Wehrmacht (Fuerzas Armadas) germanas durante la Segunda Guerra Mundial. La magnitud de las batallas libradas en el frente oriental hace ver a las campañas aliadas como meras escaramuzas. Stalin venía clamando, desde tiempo atrás, por un "alivio" militar desde Occidente y éste llegó tarde, aunque debe reconocerse que los convoyes navieros con pertrechos ayudaron al titánico esfuerzo de la URSS. Pero militarmente no fue así: la ayuda fue tardía o, más bien, quizá vino, no para ayudar a los rusos, sino para prevenir que la URSS llegue hasta el Atlántico en su incontenible arremetida. Todo es posible. El desembarco de las potencias anglosajonas en Francia no cambió el curso de la historia; los días del Tercer Reich ya estaban contados.
Los rusos fueron los que más sufrieron, más pelearon y quienes efectivamente ganaron la guerra. Hemos mostrado aquí sólo el lado estrictamente bélico, los demás aspectos críticos del comunismo y la gran política son otra historia. Todo quedó en una especie de neblina desde 1945, ya que el fin de la lucha contra Alemania inició la guerra fría entre EEUU y la URSS y muchos valores se distorsionaron.
El autor es politólogo y economista, www.agustinsaavedraweise.com
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