Estadios vacíos, poca afluencia en Copa Centenario
REDACCIÓN CENTRAL y AGENCIAS
La Copa América que cumple su centenario con una edición especial en Estados Unidos deja vacíos, no sólo en algunos errores que se protagonizaron a lo largo de la primera ronda del torneo, sino también en marcados espacios vacíos en los estadios donde se jugaron los primeros partidos. La pregunta más frecuente gira entorno a la decisión de la organización de llevar la versión que celebra el primer siglo del torneo más añejo de la historia del fútbol lejos de casa, Sudamérica.
Las 10 sedes donde se juegan los partidos de la Copa América pueden albergar en promedio más de 60 mil espectadores y hasta el momento, según reportes de medios internacionales, en ninguno de los partidos de la primera fase se colgaron los carteles de “entradas agotadas”.
Existen muchos factores que provocaron que los estadios no lleguen a completar su capacidad, uno de ellos es el precio de las entradas, de donde obtiene beneficios la federación de fútbol estadounidense, quienes a través de este concepto recuperan la inversión que hicieron. Según el portal Vice Sports, el presidente de la federación estadounidense, Sunil Gulati, indicó que los costos “no son baratos”, pero que podrían recuperar la inversión si existe un promedio de asistencia de 35 mil personas por partido.
En términos de repartición económica, la Concacaf y Conmebol reciben ingresos por concepto de patrocinadores y de venta de los derechos de televisación.
Estados Unidos quiso hacer un magno evento, trató de evitar darle estadios con capacidades inferiores a los 40 mil espectadores, pero la otra cara de la moneda demuestra que los estadios parecen ser demasiado grandes para el público que tiene afición por los partidos del torneo sudamericano, aún incluso cuando la selección norteamericana es parte de la competición.
A diferencia de otros eventos que se realizaron en Sudamérica, se remontan dos hechos particulares donde se generó gran expectativa, en 1989, la Copa América tenía su sede en Brasil, en aquella ocasión, el partido final se desarrolló en el estadio Maracaná donde asistieron 170 mil personas.
De acuerdo a la historia recopilada por la Confederación Sudamericana de Fútbol (CSF), la edición de 1955 que se disputó en Santiago, contó con un promedio de asistencia de 41.800 espectadores por partido, generando un total de 461.000 personas asistentes a 11 partidos que se jugaron en esa edición.
Asimismo, Chile dejó un registro de asistencia que fue calificado como “exitoso” por los organizadores, en los 26 cotejos que se desarrollaron participaron 653.095 espectadores, cuando se habían la expectativa marcaba que se llegaría a los 800.000 espectadores.
Altos costos
Al margen de cuestiones estructurales como la del poco interés de los estadounidenses no hispanos por el fútbol o el de los aficionados neutrales por algunos contendientes, en la ausencia de público en ciertos encuentros también ha influido el precio de las entradas.
Las localidades más baratas para los partidos costaban un poco más de 55 dólares, pero se podían encontrar las más caras por 400 para el Bolivia-Panamá, que se jugó con un clima frío y con amenaza de tormenta, y hasta 747 para el Argentina-Chile.
A esto se suma que la organización de la Copa tiene varias reglas para el ingreso a los estadios. Los boletos se pusieron a disposición el 22 de marzo, pero debido a la poca expectativa que se presenta en las distintas ciudades, aún a minutos de iniciar el partido se pueden encontrar tickets en las boleterías.
A este criterio, se suma que cualquier persona sin importar la edad debe contar con su boleto.
El gusto por el fútbol americano, el básquetbol y el béisbol hacen de Estados Unidos un país que ama sus deportes tradicionales, el fútbol no cuenta con una gran cantidad de adeptos, tal como sucede en Sudamérica, sin embargo, en fases finales el panorama puede cambiar.
EXPECTATIVAS
La organización de la Copa América Centenario estimó que al menos se producirá un mínimo de 500 millones de dólares para las arcas estadounidenses.
Se espera que en cada una de las localidades donde estarán las canchas sedes (Chicago, Seattle, Phoenix, Orlando, San Francisco, Boston, Filadelfia, el área de Nueva York-Nueva Jersey, Los Ángeles y Houston) el certamen convoque a una oleada de aficionados locales y foráneos que deje en las cajas registradoras de locales y estadios al menos unos 15 millones de dólares.
El público cautivo lo tienen en Estados Unidos donde viven unos 55,2 millones de personas con origen latinoamericano, principalmente mexicanos, según datos del centro de investigaciones socioeconómicas Pew Research Center.
LAS DOS CARAS DE UNA MISMA MONEDA
Pese a toda la expectación previa, el partido Argentina-Chile se disputó con apenas huecos en las gradas en Santa Clara, mientras que el México-Uruguay registró una muy buena afluencia de espectadores, mexicanos en su práctica totalidad, en Phoenix.
Por contra, en otros campos ha habido una gran sensación de vacío, percepción que se incrementa por el gran tamaño de los estadios, ya que ninguno de ellos tiene menos de 60.000 localidades y el Rose Bowl de Pasadena, donde se jugó el Brasil-Ecuador, tiene 92.000 asientos, de los que se ocuparon, según los registros oficiales, 53.000.
Esta cifra de más de 50.000 asistentes supondría un lleno absoluto en buena parte de los principales campos de Europa y Sudamérica, pero en este gran recinto no fue suficiente para transmitir todo el calor futbolístico que se esperaba desprendiera el encuentro.
Pese a la falta de público en algunos lugares, el estadio de Santa Clara también estuvo lleno, además en el Argentina-Chile, en el Estados Unidos-Colombia de la jornada inaugural.
El viernes pasado hubo, según datos oficiales, 67.000 espectadores en Santa Clara, donde caben 68.000, de los que la mayoría apoyaron al conjunto colombiano que en la práctica jugó como local ante Estados Unidos, el equipo anfitrión de la Copa, que no mueve precisamente multitudes deseosas de apoyarle.
Sin embargo, hasta el momento el equipo local por excelencia del torneo es México, cuyos seguidores prácticamente llenaron el estadio climatizado de Phoenix (65.000 localidades), en el que se congregaron 60.000 espectadores.
Esta afluencia de público en este encuentro no generó sorpresa, ya que las cifras oficiales hablan de 11 millones de mexicanos residentes en Estados Unidos y las no oficiales de 30. Además, el encuentro se jugó en Arizona, un estado fronterizo con México.
Por el contrario, en otros partidos las cifras han sido diametralmente opuestas con datos como el de los dos encuentros jugados en Orlando, en un campo con capacidad para 60.000 espectadores. En el Costa Rica-Paraguay se citaron 17.000 aficionados que vivieron el encuentro a más de 40 grados.
Tres días después, con una situación climatológica completamente distinta como consecuencia de la amenaza de tormenta tropical, fueron 13.000 los espectadores que acudieron al Bolivia-Panamá, un partido en el que no se esperaba una buena entrada, pero en el que la lluvia contribuyó a disminuir el número de asistentes.
Tampoco despertó una gran expectación el Haití-Perú, jugado ante 17.000 espectadores, menos de un tercio del aforo, del estadio de Seattle, que tiene capacidad para 60.000 aficionados y que se encuentra en una ciudad considerada como de las más futboleras del país.
La organización dio como oficial en ese choque la cifra de 25.000 espectadores en el Soldier Field de Chicago, provisto de 63.000 asientos.
Al respecto, el periódico local Chicago Tribune señalaba con ironía que para alcanzar esa cifra, debían haber multiplicado por dos o incluso por tres a cada uno de los asistentes al encuentro.