La hinchada volvió al Capriles en una noche de Copa tras 736 días
El grito de gol volvió a hacer vibrar al estadio Félix Capriles después de 736 días, desde la última vez que la hinchada de Wilstermann festejó en las tribunas una victoria en un torneo internacional. Anoche venció (4-0) a Guabirá en partido por la Copa Sudamericana.
La última vez que la hinchada disfrutó de una noche de Copa fue el 4 de marzo de 2020, cuando Wilstermann recibió a Colo Colo, por la fase de grupos de la Libertadores. Después, la pandemia de la Covid-19 obligó a jugar el resto del torneo a puertas cerradas.
Los hinchas tuvieron que ver el año pasado a Wilstermann avanzar a la fase de grupos de la Copa Sudamericana desde sus casas, mas ayer no perdieron la oportunidad de llegar al Capriles, que abrió a un 70 por ciento de su aforo para alentar a su equipo.
“Muy emocionado de volver a alentar a mi equipo en un torneo internacional y pudimos gritar muchos goles, eso fue lo mejor”, comentó Roberto Aguilar, un hincha que hizo el esfuerzo económico de llevar a toda su familia al Capriles para alentar al equipo de sus amores.
“Estoy muy feliz de poder volver al Capriles en un partido de Copa, donde pese al frío de la noche, el calor de la gente, la alegría no se sintió el frío. ¡Viva Wilstermann!”, señaló Alejandro Muriel, otro hincha que fue uno de los primeros en llegar al estadio para encontrar el mejor lugar, y no le importó esperar horas para alentar a su equipo.
“Ver jugar al equipo siempre genera mucha expectativa e ilusión, más aún en un torneo internacional. Lo ideal será pasar a la siguiente fase para ver equipos del exterior, lo cual también será un gran espectáculo”, dijo Lorena Amurrio, abonada del club.
“Lo más lindo de todo es que se ganó, se gustó y se goleó y sobre todo vimos más de 10 mil personas que se fueron con la sonrisa a casa. (Estoy) muy agradecido con la respuesta de la hinchada”, expresó el presidente de Wilstermann, Gróver Vargas, al finalizar el encuentro.
El Capriles anoche volvió a teñirse de rojo después de más de dos años, ya que la pandemia obligó a jugar con un aforo máximo, llegando máximo a 7 mil personas.
Para el cotejo de la Copa Sudamericana se permitió un aforo del 70 por ciento, que significó habilitar el ingreso de 19 mil personas, siendo las tribunas de preferencia y la curva sur las que se vieron casi llenas.
Una imagen que no se veía desde los clásicos nacionales y cochabambinos de 2019, cuando el Capriles recibía a más de 20 mil espectadores.
Vargas aseguró que se verá la forma de ayudar a la hinchada que quiera trasladarse a Montero la próxima semana para el partido de vuelta, en el que Wilstermann buscará hacerse de la victoria y así asegurar la clasificación a la fase de grupos y recibir el premio económico de los 900 mil dólares.
“Los wilstermannistas estamos de fiesta, esperemos seguir por el mismo camino. Tenemos todavía el partido de vuelta y, aunque tenemos buenos goles de respaldo, debemos jugar en Montero como si hubiéramos quedado cero a cero, como si hubiésemos empatado. Esperemos que la hinchada también nos pueda acompañar, porque son ellos que hacen la fiesta”, apuntó el titular rojo.
Apuntes
Los Gurkas hicieron una marea roja
La barra organizada de Wilstermann, los Gurkas, protagonizó anoche su habitual banderazo para hacer sentir su apoyo al plantel.
La fiesta para ellos empezó temprano: se reunieron en la plaza Colón para recorrer todo El Prado y llegar al escenario de Cala Cala.
Con bombos y platillos, la hinchada ubicada en la curva sur del Capriles no dejó alentar ni un minuto a su equipo.
Vivanderas, felices por el estadio lleno
“Cuando el estadio está lleno, todos somos felices, porque eso significa que podremos vender más”, señaló uno de los vendedores que oferta sus refrescos a los hinchas.
Hinchas de Guabirá, en el Félix Capriles
La barra del club de Guabirá llegó en un número reducido al Capriles. De inicio se hicieron escuchar con su aliento, pero después, con los goles de Wilster, se silenciaron.
Prensa con varias restricciones
Como ya es una costumbre en los partidos organizados por Conmebol, la prensa sufre una serie de restricciones realizar su trabajo.
Más allá de las restricciones por los derechos de televisación, a la prensa se le asigna un lugar en la tribuna del que se espera no se mueva, como en un corralito.