Los trabajadores de Catar 2022: el estigma por resolver
El Mundial de Catar 2022 cuenta con un polémico expediente aún por resolver, la situación de los miles de trabajadores extranjeros que participaron en la construcción de los estadios y las denuncias sobre impagos de salarios, contratos abusivos, aislamiento y condiciones de trabajo lamentables debido a las altas temperaturas.
En este sentido, organizaciones de derechos humanos como Amnistía Internacional o Human Rights Watch (HRW) han denunciado condiciones de semiesclavitud y malos tratos por parte de los empleadores.
Situación que habría provocado la muerte de un número de trabajadores aún por determinar y que medios internacionales cifran en cerca de 6.500 personas de los cerca de 30 mil que participaron en el momento de mayor apogeo de las obras.
Un dato que esconde que cerca del 70 por ciento de los fallecimientos de trabajadores indios, nepalíes o bangladesíes se produjo por “causas naturales”, al ser catalogadas de este modo las producidas sin causa aparente o una autopsia clarificante, algo que en Catar es una práctica excepcional.
“En lo que respecta a los estadios de la Copa del Mundo, según las cifras del Comité Supremo del Mundial, tres trabajadores murieron trabajando y otros 37 trabajadores (en proyectos) del Comité murieron (de forma no directa). Una de las cosas que nuestro estudio descubrió y recomendó fue que, si bien podemos detectar la cantidad de personas que han muerto a causa de accidentes relacionados con el trabajo, es mucho más difícil determinar cuántas personas han muerto a causa de enfermedades relacionadas con el trabajo. Y éste es el desafío”, destaca a EFE Max Tuñón, Jefe de la Oficina de Proyectos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en Catar.
Baile de cifras
Hassan Al Thawadi, uno de los máximos responsables de la Copa del Mundo de Catar 2022, reconoció recientemente en una entrevista con la cadena británica TalkTV la muerte de “entre 400 y 500” obreros emigrantes durante los preparativos para el torneo, pero posteriormente la organización del torneo ha precisado que sólo cerca de 40 corresponden a la construcción de estadios.
Mientras, en su informe, la OIT eleva a 50 los trabajadores que perdieron la vida en 2020, mientras que algo más de 500 resultaron gravemente heridos y otros 37.600 sufrieron lesiones de leves a moderadas, la mayor parte de empleados inmigrantes de Bangladés, India y Nepal, en caídas de altura u objetos de las obras y accidentes de tráfico como principales causas de lesiones graves.
Condiciones de vida deplorables en situación de inseguridad y hacinamiento, mentiras y continuos retrasos sobre salarios que apenas llegan a los 500 dólares al mes, visados que les obligan a permanecer en la zona en la que el empleador les exige, retiradas de pasaportes hasta que no concluya su contrato, amenazas o trabajos bajo condiciones climáticas extremas son tan sólo algunas de las críticas.
Polémicas que desde Catar defienden con hechos, como es la implementación en tiempo récord de medidas legislativas como las restricciones para evitar el “estrés térmico” provocado por las altas temperaturas, ampliando en cuatro semanas las horas de trabajo prohibidas en verano (cuando las temperaturas superan los 45 grados) o introduciendo controles sanitarios anuales para los trabajadores.
Además, en marzo de 2021 entró en vigor una ley de salario mínimo no discriminatorio, y 280 mil trabajadores, el 13 por ciento de la población activa, vieron incrementado su salario base hasta los 500 dólares al margen de crear una comisión para supervisar su implementación y resultados. Aún quedan temas por resolver.
Esclavitud del siglo XXI en Catar
Una de las claves negativas de la situación de muchos trabajadores del Mundial ha sido el sistema de patrocinio de explotación laboral conocido como Kafala (una palabra que en árabe significa “garantizar”).
El modelo, que se remonta a los años 50 con el auge de la industria energética en el país, en teoría propone garantizar trabajo, vivienda, salario y alimento a los empleados foráneos que generalmente repatrian sus salarios a sus familias en el extranjero, aunque en la práctica es un modelo que ha servido para crear un abusivo sistema de semiesclavitud. Se modificaron los apartados más polémicos en la ley catarí.