Adela Zamudio, el legado que se debe cultivar cada día
Cada octubre reaparece la imagen y obra de Adela Zamudio, aquella mujer que abrió la educación para otras mujeres, aquella que se animó a publicar su palabra, pintar su visión y dejó un legado indispensable para la sociedad boliviana.
Zamudio fue tan activa que hasta ahora se sigue generando proyectos para difundir su valioso legado. La Fundación Cultural Torrico Zamudio se centra en el desarrollo cultural, humano, social y educativo, fue formada hace casi 10 años por parientes de Adela, quienes se ocupan de conservar y dar vida a la vasta obra de la mujer, en cuyo honor es el Día de la Mujer Boliviana (11 de octubre).
Valeria Torrico, tataranieta de Zamudio y gestora dentro la Fundación, comenta que la artista llegó a tener 30 cuadros pintados, entonces se quiere convocar a todas las personas que tengan esas obras para hacer una exposición.
“Ella fundó las dos primeras escuelas de arte en Cochabamba. Es una parte muy interesante que no es tan explorada y que nos lleva a hacer un poemario ilustrado, como doble homenaje”, así anunció que, en diciembre de este año, saldrá un nuevo poemario, con la particularidad de que cada poema será ilustrado por artistas reconocidas, por ejemplo, Alejandra Dorado está encargada de ponerle imagen al poema “Nacer hombre”.
En el libro de Gabriela Taborga hay constancia de que Zamudio pintó 30 cuadros, dos de éstos se encuentran en la sede de la Fundación.
Valeria Torrico publicó su primer libro hace un año. Confiesa que hay una cierta influencia al ser tataranieta de Adela Zamudio.
“La veo como a alguien muy tierna y leal consigo misma, muy íntegra y fuerte, pero sobre todo muy dulce”, dice sobre su tatarabuela y asegura que es difícil ver al ser humano detrás del mito. “Me encanta que era multifacética y que no se definía como nada, era feminista, pero también muy artistas, hizo desde teatro hasta pintura y eso me da pena que se pierda”, asegura.
Para Maricruz Torrico Laserna, sobrina bisnieta de Zamudio, ésta ha sido parte de un movimiento feminista a nivel mundial. “En la etapa en la que estamos nosotros, los planteamientos feministas ya tienen que ser otros. La imagen de Adela Zamudio tiene que trascender a sólo el 11 de octubre. La lucha de la mujer ahora es distinta y, sin dejar de ser una lucha, estamos lejos de llegar a una equidad de género. Lo que más me preocupa como mujer son los asesinatos que no se toman en serio, estamos igual que hace 20 años. La educación y el valorarse a nosotras mismas es importante”, comenta.
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11 de octubre
El 11 de octubre fue establecido como Día de la Mujer Boliviana en homenaje al nacimiento de Paz Adela Rafaela Zamudio Ribero, quien fue escritora, maestra, poetisa y defensora intransigente de las mujeres de su época, además de precursora en educación laica y la reivindicación pedagógica, social y cultural de las mujeres bolivianas.
Fue la expresidenta Lidia Gueiler Tejada, la única mujer en el país que llegó a esas funciones, quien durante su corto mandato, en 1980, aprobó un decreto supremo instituyendo el 11 de octubre como Día de la Mujer Boliviana en honor al nacimiento de la escritora cochabambina.
Zamudio, con su intelectualidad y acciones, abrió caminos que llevaron a una más activa participación de las mujeres en las actividades de la sociedad.
Zamudio estudió sólo hasta tercero de primaria (grado al que llegaban las mujeres en ese tiempo), pero asumió el reto de seguir formándose a través de la literatura. Ella, a lo largo de su vida y en un contexto absolutamente cerrado, utilizó su pluma para desafiar los cánones que regían la vida de los bolivianos.
Adela fue autodidacta. A los 15 años había publicado su primer poema, que fue titulado “Dos rosas”. Para entonces ya firmaba con el pseudónimo de “Soledad”, nombre que delata la melancolía de su carácter. Hacia 1887, publicó su primer libro en Buenos Aires. “Ensayos poéticos” fue acogido positivamente por la crítica y los lectores, dándole a Adela la seguridad y confianza para moverse con soltura en los ámbitos literarios.
De carácter transgresor e inconformista, Adela luchó por ser aceptada en el magisterio profesional, hasta que en 1890 logró ingresar en la escuela San Alberto de Cochabamba, donde comenzó una fecunda actividad pedagógica orientada a defender el derecho de la mujer a recibir una educación de excelencia y a eliminar toda traba y prejuicio que en ese entonces atentaban contra la formación académica y espiritual de las jóvenes bolivianas.
Actualmente, la Constitución Política del Estado reconoce los derechos sociales, económicos y políticos de las mujeres como parte fundamental y estructural de la sociedad que resalta a la mujer boliviana como el pilar fundamental de la familia, por su importante presencia en el hogar y en la vida de cada uno de los miembros de la familia. Asimismo, se ha aprobado decretos y leyes a favor de las mujeres, como el derecho a la lactancia materna, el Seguro Universal Materno Infantil (SUMI), ha crecido considerablemente el tiempo de estudios de las mujeres, así como su participación en el mercado laboral, se ha legislado sobre la inamovilidad laboral a las madres hasta que sus bebés cumplan un año, el derecho a la filiación, la jubilación y en el saneamiento de tierras, que en muchos casos son apenas paliativos para resolver un problema que exige una política pública.
LA FUNDACIÓN
Desarrollo cultural
La Fundación Cultural Torrico Zamudio constituye una fundación de desarrollo cultural, humano, social y educativo.
Los propósitos de la Fundación se pueden enmarcar en la ejecución de proyectos de investigación y difusión del legado patrimonial y cultural de la obra de Adela Zamudio (1854-1928) y Rodolfo Torrico Zamudio (1890-1955).
Además de la ejecución de proyectos de desarrollo dirigidos principalmente a la promoción de la mujer y la integración laboral de ésta; educación y capacitación de hombres y mujeres de todas las edades privilegiando la formación de la niñez y la juventud. Haciendo especial hincapié en que todos sus proyectos incorporen perspectiva de género y fortalecimiento de las capacidades locales, además de la generación de procesos de participación y enfoque de Derechos Humanos.
La Fundación Cultural Torrico Zamudio, que tiene un estand en la actual Feria Internacional del Libro de Cochabamba, ya tiene cinco publicaciones, que rescatan trabajos visuales entre otros.
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4 apuntes sobre su vida, obra y actividades
1 Cochabambina
Según manuscrito de su padre Adolfo Zamudio, Paz Juana Placida Adela Rafaela Zamudio Ribero nació en Cochabamba el miércoles 11 de octubre de 1854 a las cinco menos cuarto de la mañana.
En una carta a su buen amigo Alcides Arguedas, ella describe sus datos biográficos.
“En cuanto a mi biografía, puede reducirse a tres reglones: Nací en Cochabamba, creo que el 55 o 56. No tengo mi fe de edad. He pasado mi juventud a la cabecera de una madre enferma y mi edad madura como mi vejez, luchando penosamente por la vida”, según una publicación de la Fundación Cultural Torrico Zamudio.
2 Activismo
La constante evocación de su activismo, sin embargo, no ha llegado a oscurecer el valor intrínseco de su obra poética, que se sitúa en la transición del romanticismo al modernismo.
Entre su dedicación a la enseñanza y su actividad literaria, Adela Zamudio desarrolló una significativa labor sociocultural en pro de la emancipación intelectual y social de la mujer. Dirigió la primera escuela laica de Bolivia en La Paz, y fundó asimismo la primera escuela de pintura para mujeres (1911) y posteriormente para niños, en uno de los arrabales de la capital.
Junto su actividad docente, repartida entre el magisterio y la pintura, a las que dedicó numerosos estudios y conferencias, Adela Zamudio luchó con firmeza por la emancipación social e intelectual de la mujer, por dar prestigio a la idea de feminidad; y aunque su rebeldía estuvo inextricablemente ligada a unos altos principios cristianos, fue combatida de forma feroz tanto por las autoridades eclesiásticas como por las civiles, hasta suscitar una célebre polémica nacional en la pacata sociedad boliviana que le valió el solidario apoyo de gran parte de los mayores escritores de su país.
3 Poemas
Sus inicios creativos fueron la publicación de algunos poemas bajo el seudónimo de “Soledad”, con una lírica fluida en la que aparecían la naturaleza y los sentimientos como temas principales, elementos que después terminaron por ser fundamentales en su obra, donde supo expresarse sirviéndose de todos los géneros y formas retóricas. Las primicias poéticas de la autora, al igual que las de la poetisa cubana Juana Borrero, sorprenden por su precocidad: a los 16 años había publicado su primer poema, titulado “Dos rosas” (1860).
El lugar más destacado entre la producción poética de Zamudio lo ocupa la obra “Ensayos poéticos”, publicada en Buenos Aires en 1887, con un prólogo de Juan José García Velloso. En las 24 composiciones contenidas en este poemario aparecen reflejados todos los temas recurrentes de la escritora —la vida, la naturaleza, las cuestiones filosóficas, los sentimientos y la mujer—, expresados en el estilo armonioso y espontáneo que caracterizaron una escritura entre tierna y pesimista, aunque también altiva y rebelde. Su siguiente libro de poemas, “Ráfagas”, se publicó en París en 1913.
4 Reconocimiento
Como culminación de su trayectoria literaria, la poetisa fue reconocida como “la más elevada exponente de la cultura femenina” por el presidente de la República, en un homenaje celebrado en 1926; muchos de sus poemas merecieron también el honor de ser musicados y cantados por el pueblo. Obtuvo así el reconocimiento que también alcanzaron, en un periodo de la lírica hispanoamericana sumamente fértil en voces femeninas, otras poetisas como la dominicana Salomé Ureña, la argentina Alfonsina Storni, la salvadoreña Claudia Lars y las uruguayas María Eugenia Vaz Ferreira, Delmira Agustini y Juana de Ibarbourou.
Entre las restantes obras de Adela Zamudio cabe citar la novela epistolar “Íntimas” (1913) y diversas narraciones que serían publicadas póstumamente en los volúmenes “Novelas cortas” (1942) y “Cuentos breves” (1943).