Obituario. Godard opta por el suicidio asistido
Era el último superviviente de la nouvelle vague, la nueva ola de cineastas que a principios de los años sesenta revolucionó el séptimo arte con un torbellino de aire fresco, una nueva manera de contar y unos personajes y actitudes que, como los Beatles y los Stones o el Mayo del 68, marcaron la cultura y la sociedades occidentales de aquella década. Y era algo más que eso, “uno de los mayores cineastas de todos los tiempos”, como lo define Le Monde. Jean-Luc Godard, que se estrenó y consagró con Al final de la escapada y, durante toda su carrera, no dejó de provocar y explorar terrenos ignotos con filmes a menudo alejados del gusto del gran público, ha muerto ayer a los 91 años.
El diario Libération, que dio la noticia, explicó que había muerto rodeado por los suyos y por “suicidio asistido” en Rolle, la localidad en la que vivía desde hacía décadas en Suiza.
“No estaba enfermo, simplemente estaba agotado”, dice un allegado de la familia al citado diario. “Así que había tomado la decisión de acabar. Era su decisión y era importante para él que se supiese”.
Esta práctica es legal en Suiza.