La historia de una madre y su cría devela las amenazas a los bufeos
Cristina Cotari
La historia de la madre bufeo y su cría que fueron expulsados por una riada a un afluente en la comunidad Capinota de Villa Tunari y que volvieron a su hábitat en el río Isiboro después de permanecer varados 43 días mostró las diversas amenazas que enfrenta el delfín rosado (Inia boliviensis), que sólo existe en Bolivia.
Además, resaltó el trabajo que realizan organizaciones como Faunagua con el fin de conservar a esta especie endémica de la cual se estima que sólo quedan 3 mil.
Su regreso a casa se complicó por el intento de los comunarios de mantenerlos en cautiverio en el afluente por la sorpresa que causó su aparición en un lugar y por las declaraciones de algunos líderes que consideraban que podían conservarlos como ocurre en otros acuarios del mundo. Sin embargo, retenerlos en un ambiente diferente sólo incrementaba los riesgos.
Después de más de tres semanas que requirieron de sensibilización, la intervención de veterinarios, biólogos y pescadores la mamá bufeo y su cría de siete meses volvieron a su hábitat.
Se realizó un operativo de traslado desde el afluente, donde estaban varados desde el 12 de abril hasta 24 de mayo, que involucró al Ministerio de Medio Ambiente, la Alcaldía de Villa Tunari, a la Gobernación de Cochabamba, a Faunagua y a los pescadores de Puerto Villarroel. La comunidad que hasta el final intentó que los bufeos se quede se despidió de ellos y fue testigo de su retorno a su hábitat “sanos y salvos”.
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Más bufeos
El desenlace de esta historia permitió conocer que hay más delfines rosados en Cochabamba que tienen su hábitat en los ríos de Puerto Villarroel, en el trópico, que se conectan con los afluentes que llegan a la región amazónica de Bolivia, en Beni.
Se trata de una especie que enfrenta varias amenazas como la pesca, la contaminación, las creencias de las poblaciones y el cambio climático, la variabilidad del clima en la Tierra, que ponen en riesgo su supervivencia.
La alteración del clima ha provocado que el caudal de los ríos se reduzca o que se den crecidas que expulsen a los bufeos, por lo que en el futuro se podrían ver más casos de delfines varados. A ello se suma la escasez de alimento por la contaminación y deforestación.
Los Tiempos realizó un viaje a Puerto Villarroel, donde habita el bufeo rosado y es considerado un “centinela” de la entrada a la Amazonía, su sensibilidad alerta sobre los cambios en los ríos y la población de peces.
Además, los pescadores se han convertido en guardianes de estos cetáceos y ven en ellos un potencial para el turismo en las comunidades indígenas. Los avistamientos permiten que más personas conozcan a esta especie única en Bolivia.
Cronología de la travesía de una pareja de bufeos en Villa Tunari
12 de abril
La presencia de los dos delfines rosados, una madre y su cría de siete meses, en un brazo del río de la comunidad sorprendió a los pobladores, quienes reaccionaron con temor debido a que desconocían de la existencia de la especie vulnerable a la extinción y declarado en 2012 mediante Ley Nº 284 como Patrimonio Natural de Bolivia, otorgándole un estatus legal de protección en todo el país.
El sindicato está en la localidad de Isinuta, a cinco horas de la ciudad de Cochabamba. Con el paso de los días, los comunarios comenzaron a "cuidarlos", tras constatar que los bufeos no son un peligro y se alimentan sólo de peces.
19 de abril
La cineasta Violeta Ayala compartió en sus redes sociales imágenes de dos delfines rosados atrapados en un brazo del río, que fueron arrastrados por una riada y no pueden continuar su desplazamiento por un paso provisional.
20 de Abril
Se conformó un equipo de especialistas en fauna acuática para evaluar el estado en el que se encuentran los individuos y las condiciones en las que permanecen varados.
21 de abril
Tras una inspección, el Ministerio de Medio Ambiente aclaró que los bufeos están varados por un puente provisional, más no estarían atrapados y gozan de una salud óptima.
22 de abril
Los bufeos (Inia boliviensis) permanecen en el cuerpo de agua y se identificó que los ejemplares que son una madre con su cría de unos siete meses. La Gobernación.asegura que se analizan varias alternativas para que retornen a su hábitat.
23 de abril
Los comunarios comienzan a organizarse para cuidar y resguardar a los mamíferos acuáticos. Con este fin se procedió a levantar una cerca e instalar un retén para controlar el ingreso de los turistas previo pago de 5 a 10 bolivianos de ingreso.
El director técnico de Faunagua, Paul van Damme, sugiere que los ejemplares sean liberados en mayo en el río Isiboro para reducir los riesgos.
24 de abril
Se plantean tres escenarios para definir el destino de los bufeos, una sugiere el retorno a su hábitat,el segundo esperar una riada para que pasen el paso provisional y última opción contempla la posibilidad de que permanezca en cautiverio.
25 de abril
El interés de los comunarios del sindicato por mantener a los bufeos en un arroyo crece. La secretaria de Medio Ambiente de la Gobernación, Dora Claros, señaló que no permitirá que permanezcan en cautiverio porque sus vidas corren riesgo.
La decisión de la Gobernación de promover el retorno de los delfines bolivianos a ríos profundos se da luego de un análisis realizado por técnicos de la Universidad Mayor de San Simón (UMSS) y expertos, que advirtieron de las diferencias que hay entre un bufeo boliviano que vive en libertad y un delfín de mar como los que hay en Cuba, que pueden estar en acuarios.
26 de abril
La comisión interinstitucional analiza cuatro escenarios para definir el futuro de los animales. Los expertos insisten en la translocación.
El expresidente del Estado, Evo Morales, sugirió que los comunarios se organicen para alimentar a los bufeos con tambaquí y convertirlos en una atracción turística con apoyo de un experto de Cuba.
12 de mayo
Un informe de especialistas y la UMSS, remitido a la Alcaldía de Villa Tunari, reveló que los bufeos enfrentan dos principales riesgos si continúan en el arroyo donde están atrapados desde hace un mes.
21 de mayo
Luego de 40 días , especialistas y autoridades preparan el traslado de una pareja de bufeos a su hábitat.
El director general de Biodiversidad del Ministerio de Medio Ambiente, Omar Freddy Osco, informó que ya se cuenta con un plan de liberación.
24 de mayo
Los dos bufeos fueron liberados en el río Isiboro, en el trópico de Cochabamba, para que retornen a su hábitat, después de permanecer 43 días varados. El operativo fue histórico porque involucro a pescadores, veterinarios, biólogos y autoridades, quienes lograron hacer entender a la comunidad de Capinota la importancia de dejar que vuelvan a su hogar.
La translocación fue catalogado como “histórico” por expertos y autoridades porque obligó a veterinarios y biólogos a trabajar a contrarreloj para garantizar la supervivencia de los individuos.
28 de mayo
A dos días de la liberación exitosa de los dos delfines varados en el afluente de Villa Tunari, el ministro de Medio Ambiente, Alan Lisperguer, reveló ayer que la liberación demoró 43 días porque figuras políticas intentaron promover el cautiverio de los bufeos (Inia boliviensis).
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Sensibilización. Los efectos del cambio climático, la socialización de la Ley 284 y la participación en una expedición para marcar a los cetáceos hicieron que los comunarios protejan al bufeo, único en Bolivia.
Hace ocho años, la vida de una veintena de pescadores como Flaviano Guevara (44) cambió en Puerto Villarroel, en el trópico de Cochabamba, así como su percepción y sentimientos hacia los bufeos (Inia boliviensis), que habitan en los ríos de la entrada a la Amazonía boliviana, una de las ecorregiones con más biodiversidad y reserva de agua dulce del mundo.
Al recorrer por los afluentes donde se hallan los bufeos, el pescador recuerda que antes se enfrentaban a los delfines por los peces, ya que el cetáceo es endémico de los ríos de la región amazónica de Bolivia y busca cardúmenes para alimentarse, pero ahora son aliados en su conservación. Además, protegen y respetan su hábitat: el río Ichilo, que llega al Mamoré, parte de la cuenca del Amazonas.
Contó que se dedica desde hace 28 años a la pesca en el trópico y hasta 2015 se capturaba a los bufeos para usar su carne como carnada para atrapar peces carroñeros como el blanquillo (Calophysus macropterus), con mayor demanda en los mercados. La matanza se está revirtiendo con educación ambiental y el cumplimiento de la Ley 284, que declara al bufeo como Patrimonio Natural del Estado y vulnerable a la extinción.
A medida que conduce su embarcación con turistas que quieren ver al bufeo en las aguas turbias recordó que, en 2018, la región comenzó a cambiar: el caudal de los ríos bajó y los peces comenzaron a morir por el frío. A partir de entonces se comenzaron a interesar en el delfín rosado. En 2024, considera que los pescados se reinventaron y ahora usan sus conocimientos del río, la flora, fauna y los pueblos indígenas como guías.
“Esta iniciativa nació porque hay personas que quieren ver los bufeos. Vienen turistas de Santa Cruz, de La Paz, incluso de Europa. Había sido muy importante para el turismo”, resaltó.
Aunque el cambio climático, la variación del clima en la Tierra y la urbanización complican el trabajo de los guías para llegar a los ríos Ichilo, Ivirgarzama y Chimoré, tratan de “no molestar a los mamíferos acuáticos”.
Paseo. Este municipio del trópico ofrece la posibilidad de conocer la gran biodiversidad de la Amazonía boliviana. El viaje dura cuatro horas, se realiza en barco y con guías que muestran la belleza del río Ichilo.
Los paseos en embarcaciones por el río Ichilo, que alcanza una profundidad de 40 metros, para apreciar la naturaleza del trópico y que tiene varios remansos, donde vive y se alimenta el delfín boliviano, son una experiencia inigualable y forman parte de los destinos turísticos que ofrece Puerto Villarroel, que se conecta con Beni y la Amazonía.
En los últimos seis años, el avistamiento de aves y bufeos se ha convertido en una alternativa para atraer a cientos de turistas al año, contaron los guías locales de la Asociación Comunitaria de Turismo Puerto Villarroel (Acotur).
Puerto Villarroel está a sólo cinco horas de viaje en vehículo desde la ciudad de Cochabamba, a 254 kilómetros de distancia. Los visitantes tienen la posibilidad de conocer la biodiversidad de la Amazonía boliviana y en el centro poblado pueden encontrar hostales, comida de variedad de peces de río y artesanías hechas por los indígenas.
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El paseo empieza en el muelle del centro de la población, a 30 minutos de Ivirgarzama, donde los pescadores colocan a disposición botes para trasladar a cinco personas y embarcaciones con capacidad para zarpar con 40 turistas.
La ruta del bufeo
Uno de los recorridos más solicitados por los amantes de la naturaleza es la ruta del bufeo. Un viaje que dura al menos cuatro horas, dos de ida y dos de vuelta, en el que se puede contemplar la rutina de las comunidades indígenas yuracarés trinitarias como Nueva Bethel, Siri, Tacuaral y El Pallar.
En el paseo se puede observar a algunos niños y mujeres indígenas yuracarés nadar y lavar ropa en las orillas del Ichilo. En tanto, los varones aprovechan la tranquilidad del afluente para pescar surubí, bacalao, pacú y sabirón, que abundan en esta región del trópico d Cochabamba.
Las plantaciones de banano que sobresalen en la vegetación y las casas rústicas de madera y paja son otra de las particularidades que se pueden observar en el paseo.
Mientras la embarcación avanza, un guía explica que las riadas y el cambio climático dificultan la agricultura en las comunidades indígenas. Otro problema que tienen es la falta de transporte para comercializar sus productos, porque sólo cuentan con pequeñas lanchas a motor para salir hasta Puerto Villarroel.
La presencia de petas, tortugas o “tatarugas”, garzas, patos cuervos, loros y una gran variedad de aves en las playas son otro atractivo.
En el recorrido está el Remanso de los Búfalos, un área a la que llega una gran cantidad de búfalos para tomar agua en la época de estiaje, usualmente en agosto y septiembre.
Luego de una travesía de dos ,horas se llega a unión de los ríos Ichilo e Ivirgarzama, un remanso donde las aguas turbias de ambos afluentes convergen y cobijan a especies como el delfín boliviano (Inia boliviensis), que suelen saltar tímidamente en el invierno, pero en verano dan brincos espectaculares.
A diferencia de Beni, los delfines del río Ichilo son grises y es más complicado identificarlos por el agua turbia, pero el conocimiento de los guías, que en su totalidad son pescadores, es clave para un avistamiento exitoso.
La habilidad de los pescadores para detectar el movimiento de los bufeos que se desplazan en este lugar del río es fundamental para apreciarlos y para que las embarcaciones naveguen más lento para no estresarlos.
La experiencia de ver bufeos en su hábitat emociona a las delegaciones de turistas locales y extranjeros que pagan alrededor de 300 bolivianos por viaje, aunque este costo varía por persona dependiendo de la cantidad de visitantes, el tiempo de navegación y las paradas.
Indicador. La presencia de los cetáceos es una señal de equilibrio en el ecosistema debido a que la especie es un regulador de los peces que se alimentan de frutos en sitios con bosques y agua de buena calidad.
La presencia del bufeo rosado (Inia boliviensis) en los remansos del trópico de Cochabamba y en los ríos Iténez y Mamoré de Beni es una buena señal de la gran biodiversidad de la región amazónica del país pese a la deforestación, la contaminación, la pesca y el cambio climático, aseveran ecologistas y pescadores.
Sólo con observar al delfín boliviano de río (d’Orbigny, 1834) desplazándose y contoneándose al ritmo del oleaje de los ríos, la veterinaria de Faunagua Carla Pérez sabe que es un “buen indicador”, porque demuestra que todavía existe una gran cantidad de peces y de bosques en las cuencas.
Los indígenas llaman a los bufeos “centinelas” de la entrada a la región amazónica, la mayor selva tropical de Sudamérica que ayuda a generar lluvias y mantener el equilibrio, porque su sensibilidad les permite alertan de cambios.
Los bufeos son estimados por las leyendas que dicen que ayudan a los niños y evitan que se ahoguen. Además, socorren a los náufragos y protegen a las personas de los caimanes y serpientes, contó un pescador de Puerto Villarroel, con más de 25 años de experiencia, Flavio Guevara.
Estudios
Las funciones que cumplen estos cetáceos, que sólo se hallan en Bolivia, motivó a los investigadores a realizar expediciones cada tres años para contarlos y colocar ocho transmisores satelitales para conocer los más.
Entre los hallazgos más importantes se encuentran que los bufeos machos pueden desplazarse hasta 300 kilómetros en cuestión de tres a cuatro meses, mientras que las hembras se mueven menos, porque tienen que alimentar a sus crías.
Faunagua es una organización no gubernamental (ONG) que promueve la capacidad de diferentes actores en la gestión, conservación y el aprovechamiento sostenible de los recursos naturales renovables.
En este contexto, el río Ichilo se transformó hace 15 años en un laboratorio pionero para poner en marcha expediciones que permitan evaluar las tendencias del cambio climático y la supervivencia de los bufeos.
“Hemos visto una tendencia decreciente de la población de bufeos después de 2012, esto se debe a diferentes razones. Pudo haber sido por el cambio climático, por la poca agua o también porque hemos elegido un mes diferente a los años anteriores”, informó el director técnico de Faunagua, Paul Van Damme.
Dijo que se detectó la mortandad de los bufeos aumentó entre 2010 y 2015, por los pescadores de blanquillo que usaban su carne como carnada. Sin embargo, se trabaja para frenar esta amenaza con campañas de educación ambiental y la Ley 284, que declara al delfín boliviano “patrimonio natural del Estado”.
“A nivel internacional, la especie está en peligro de extinción; en Bolivia se la tiene como vulnerable; es decir, sensible a la extinción. Esto ha sido declarado en 2019 y lo estamos reconfirmando”, afirmó.
Van Damme.mencionó que la clasificación de la vulnerabilidad tiene que ver con que la especie puede tener una sola cría cada dos años o al año, lo que hace que sea difícil la recuperación de los ejemplares ante cualquier riesgo.
Se estima que en Bolivia hay unos 3 mil delfines en las dos cuencas y sus afluentes que abarcan Cochabamba, Beni y Santa Cruz. La cifra no es exacta y puede variar a pesar de que se realiza con métodos internacionales, agregó. Se calcula que existe un bufeo por kilómetro.
Aplicación
Con el propósito de recolectar más información se capacitó a los pescadores para que con la aplicación móvil: BUFEO BOLIVIANO, registren lavistamientos.
Deforestación, una amenaza indirecta
La deforestación de los bosques que se encuentran en las riberas de los ríos, que cobijan a los bufeos, se ha convertido en una de las principales amenazas, porque disminuye la disponibilidad de alimentos para peces frugívoros como el pacú.
Desde la Asociación de Pescadores de Puerto Villarroel (Aspeco) se informó que la ampliación del área urbana y poblada llevó a los bufeos a refugiarse en las confluencias de los ríos , que están más lejos, a dos horas de viaje en embarcaciones.