Diego Méndez y su pasión por investigar a los cóndores
Su pasión: el estudio de las aves rapaces, principalmente los cóndores. El biólogo Diego Méndez, a sus 32 años, lleva más de 10 impulsando un proyecto de conservación de esta emblemática y simbólica ave.
Asegura que el vacío de conocimiento que existe en Bolivia a propósito de los cóndores lo llevó a decidirse por esta especialidad después de titularse como biólogo en la Universidad Mayor de San Simón (UMSS).
“Mi grupo de estudio es justamente este grupo de aves tan carismático, en el que se incluyen, por ejemplo, el cóndor y otras especies como el buitre, los búhos, lechuzas, los gavilanes, los halcones, la águilas, bueno esas son las aves rapaces, aves de presa como se conocen”, dijo el chuquisaqueño.
El cóndor es una especie central en la investigación que realiza Méndez porque es una especie representativa y simbólica en este país, y en la cultura andina en general, pero que está muy amenazada. “Entonces, necesita de muchas acciones de investigación y de conservación. Aparte de eso, el cóndor es una especie que puede funcionar como una especie bandera, sin duda, y las especies bandera están ahí para llamar la atención hacia los problemas de conservación que existen, y también pueden funcionar como especie de paraguas, o especie sombrilla como se dice, porque los cóndores se mueven mucho, ocupan áreas extensas para hacer su vida de cóndores”.
El biólogo también asegura que la teoría dice que, al conservar al cóndor, se favorece la conservación de estas otras especies. Entonces el cóndor es una especie que merece mucha atención desde la perspectiva de la investigación y conservación, por eso es que una especie integraría.
Territorios de los cóndores
En el imaginario de la gente, los cóndores están asociados a los lugares fríos y altos; sin embargo, Diego Méndez asegura que se puede encontrar cóndores en sitios tan bajos como la llanura chaqueña, eso es prácticamente el nivel del mar, hasta, por supuesto, las cumbres más elevadas. “Es un rango de distribución mucho más amplio y, en realidad, lo que condiciona la presencia del cóndor, más que la altitud, es la topografía: donde sea que haya una topografía escarpada, rugosa, con mucho desnivel, el cóndor va a estar presente y esto va a ser por la forma que ellos tienen de volar. Los cóndores son aves planeadoras, entonces necesitan que exista aire ascendente para que ellos puedan volar”.
El cóndor, al ser un ave planeadora, no gasta energía y, al ser una especie que se alimenta de carroña, es muy útil tener esa adaptación de poder volar prácticamente sin gasto de energía. “El cóndor está en toda la cordillera oriental de Bolivia, en toda la cordillera occidental y, por supuesto, que hay zonas donde es más probable verlas”.
En Cochabamba podemos hablar del cono sur. La provincia Campero, que está dentro de los valles secos interandinos, es una zona donde todavía es muy frecuente es ver a los cóndores. También en la zona de la cordillera central, hacia el Tunari y el parque Carrasco.
“Por suerte, en Bolivia la población de cóndores es razonablemente saludable y es una enorme responsabilidad para nosotros mantenerla así, mejorar su estado de conservación. Así que todavía somos muy privilegiados y estamos a tiempo de mejorar el estado de conservación del cóndor en Bolivia”.
Otro dato interesante es que los cóndores son considerados aves longevas: en promedio viven entre 50 y 100 años en vida libre.
De acuerdo al último registro, en Bolivia existen 1.400 cóndores; sin embargo, Diego Méndez asegura que es necesario actualizar este dato y, por ello, se plantea hacer un censo.
“Una de las tareas del plan de acción para la conservación de la especie que está vigente entre 2020 y 2030 es hacer un censo nacional y, si todo va bien, comenzaremos con los primeros ensayos este año. Y por supuesto que yo no estoy solo; somos un grupo de trabajo, especialistas en el tema del cóndor, todos estamos trabajando y aportando en ese sentido y, por supuesto, las autoridades competentes también”.
Envenenamiento, la principal amenaza
La principal amenaza para el cóndor es el envenenamiento, y un caso grave se registró en febrero del año, cuando 34 aves de esta especie murieron por esa causa en Tarija. ¿Pero por qué son tan vulnerables a los envenenamientos? “Porque ellos comen en grupo, así que una sola carroña puede ser suficiente para diezmar a sus poblaciones. El ejemplo de Tarija es muy claro”.
“El envenenamiento es grave y por eso está en un escalón bien arriba para la amenaza de los cóndores. Las alteraciones a su hábitat también son una amenaza, como, por ejemplo, cuando hay planificación en construcción de carreteras o de exploración hidrocarburífera, puede alterar el hábitat del cóndor; lo mismo con algunas represas o infraestructuras de gran magnitud, que pueden alterar o transformar el hábitat del cóndor”.
Están también las colisiones con tendidos eléctricos o los cables de alta tensión con los que los cóndores pueden chocar al volar.
Ausencia de normas
El especialista asegura que en la actualidad no existe una normativa específica para la conservación o protección del cóndor en Bolivia. “Otra vez voy a mencionar que el plan de acción para la conservación del cóndor en una de sus líneas de acción es la normativa, crear leyes a todo nivel, de todo alcance para favorecer a la conservación del cóndor”.