Donde las aguas convergen: Hotel de selva
Texto: Alicia Cortés Soruco
Foto: Cortesía Hotel de Selva “El Puente
Con ya más de un año y medio de viajes y aventuras en el territorio boliviano, Una Gran Nación ha encontrado una constante en los servicios turísticos del país: la tendencia a crear alojamientos recluidos y rodeados de naturaleza.
Ya sean aquellos que se encuentran en las llanuras altiplánicas, refugios de sal o adobe hechos para resistir el tempestuoso carácter del clima de altura; o los encantadores espacios de antiguas villas y haciendas, rodeadas de historia; o incluso las habitaciones del valle y el trópico, que se mimetizan con su entorno y nos permiten contactarnos con el ambiente. Todos buscan lo mismo: la maravillosa oportunidad de aislarnos de lo cotidiano y conectarnos con la antigua y poderosa naturaleza boliviana.
Ya sea tierra arriba o en los bajos valles, el boliviano crea estos pequeños remansos de tranquilidad en los corazones naturales del país, donde uno tiene la oportunidad de alejarse del barullo citadino. En Una Gran Nación, creemos que eso dice mucho de quienes somos los bolivianos: personas que, si bien son trabajadoras y viven en un alto ritmo de desarrollo, todavía tienen en el corazón esas ansias, esa necesidad de estar en conexión con la naturaleza que los ha visto crecer.
Anhelamos los amplios y despejados cielos del altiplano, con su frío encanto. Queremos pasar nuestro tiempo en las dulces tierras vallunas, con paisajes de pintura y el olor de la tierra fértil a nuestro alrededor. Y nos encanta disfrutar de la exuberancia del trópico, de su riqueza natural y de su clima cálido y veraniego. Es en estos paraísos donde nos encontramos realmente a gusto y podemos disfrutar la simpleza de estar vivos. Rodeados de vida, verdor y belleza, el boliviano encuentra su esencia.
Y las ideas y emprendimientos bolivianos solo nos ayudan a confirmar esta teoría.
En esta ocasión, el equipo UGN se dirigió hacia los bosques húmedos de Chapare, donde se encuentra el Hotel de Selva “El Puente”, donde las aguas convergen y el ruido de la ciudad se desvanece.
Entre las amplias y verdes hojas tropicales y bañado de la dorada luz solar, el hotel aparece como parte del paisaje natural, sin romper con el entorno. La casa de madera y piedra oscura, familiar a la vista, los jardines que se funden con la selva y los pozos alimentados por el agua del río. Una imagen tan hermosa como tiernamente conocida, que nos hace recuerdo a los años de infancia, a la casa de los abuelos, a las vacaciones familiares.
Esta primera impresión del hotel no está alejada de la realidad, porque si bien los servicios y la atención son de alta calidad y avance, el hotel tiene 30 años de funcionamiento.
Como nos cuenta Warmi Rivera, el hotel es “un proyecto familiar entre hermanos y cuñados, amantes de la naturaleza y la aventura, que busca promocionar un turismo distinto, donde la gente pueda realmente conectarse con ella y nutrirse de ella también”. Una oportunidad para reencontrarnos con los paisajes que amamos y alejarnos del día a día.
Durante los meses de cuarentena, como todos los negocios turísticos, el Hotel de Selva sufrió una crisis sin precedentes. Estuvo al borde del colapso y se entretuvo la idea de venderlo. Pero, después del encierro, llegó la desesperación por el movimiento y, en cuanto se levantaron las restricciones, el público demostró el carácter libre y amante de la naturaleza que tiene. Hoy, Rivera nos cuenta exactamente quiénes pasan su tiempo en el hotel: “La gente que viene a visitarnos es aquella que ama dormir con el arrorró de la selva, respirar pureza, y vivir la conexión con la naturaleza y olvidarse un poquito de lo cotidiano”.
Rodeados de toda esta belleza y conociendo las maravillas que el país nos ofrece, es cada vez más sencillo encontrar paz y equilibrio en nuestro territorio. Una Gran Nación encuentra que, con cada viaje, nuestra misión queda más clara: seguir descubriendo y admirando el inquebrantable espíritu boliviano, de quienes emprenden y desarrollan en nuestra tierra y de quienes aprenden a disfrutar y amar a Bolivia, Nuestra Gran Nación.
El hotel de Selva El Puente se encuentra a 4 kilómetros (2 horas y 40 minutos aproximadamente) en auto de Villa Tunari-Chapare-Bolivia saliendo de la Carretera principal a Villa Tunari comúnmente tomada desde la ciudad de Cercado. Se encuentra a minutos de la plaza principal del Municipio de Villa Tunari.