Ricardo Calla: “El caso Dávila generó una conmoción interna en el MAS”

En recientes semanas el Gobierno de Luis Arce enfrentó dos complejos problemas: fuertes roces en el interior partidario y, nuevamente, graves problemas en relación con el poder del narcotráfico. Sobre ambos temas OH! conversó con el conocido analista Ricardo Calla Ortega.

-¿Qué características tiene el conflicto que se observa en el Movimiento Al Socialismo (MAS)?

 -Es una división que se viene larvando dentro del MAS, incluso, antes de la última elección nacional, antes de la elección del binomio Arce-Choquehuanca. De hecho, la ruptura se empezó a producir cuando Evo Morales toma la dura decisión de sacar a David Choquehuanca del Ministerio de Relaciones Exteriores.

Esto sucedió, como es sabido, en un contexto relativamente sorprendente porque David Choquehuanca había sido durante mucho tiempo el canciller permanente del Gobierno de Evo. Y todos también sabíamos que la relación entre Evo Morales y David Choquehuanca era sumamente estrecha. Era una relación de varias décadas. Relación fundamental para la emergencia del Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos (IPSP), y luego para el propio MAS. David Choquehuanca y Evo Morales eran el eje principal para la construcción de esa organización. Inicialmente, también, fueron respaldados por Filemón Escobar y las definiciones estratégicas electorales que llevó al interior de la organización sindical para que surgiera el MAS. Pero Filemón era un dirigente externo a la relación Morales-Choquehuanca. Evo Morales y David Choquehuanca fueron el pivote de la organización campesina que terminó siendo el MAS. Entonces, fue algo sorprendente cuando Evo despidió a David de la Cancillería de una manera dura y autoritaria.

 -¿Cuáles fueron las razones para aquella decisión?

 -Se debió a un conjunto de movimientos, intrigas y luchas internas. Allí, principalmente, Álvaro García Linera y Carlos Romero se encargaron de crear las condiciones para que Evo considerara necesario sacar a David de la Cancillería. Pasaron a hacer acusaciones contra David Choquehuanca generando un proceso de desconfianza en Evo Morales con relación a quien había sido su amigo y aliado principal. La campaña de infamias e intrigas de García y Romero terminó incendiando la cabeza de Evo. Y Evo es una persona que propende a desconfiar de todos. Pese a su larga relación con Choquehuanca, Evo Morales cometió el error de creer que esta ruptura debía realizarse. Evo consideraba que David no le estaba siendo leal cuando todos adentro y afuera sabían que David Choquehuanca era muy leal a Evo Morales. Las intrigas triunfaron y ahí comenzó a producirse la ruptura que ahora estamos evidenciando dentro del MAS. Esa decisión de Evo causó un desgarramiento muy fuerte. Ello por la relación que estaba marcada por los vínculos de Evo con el Chapare y los de David con las federaciones campesinas del altiplano.

-¿Por qué ese inicial desgarramiento se ha ido agudizando?

-Evo Morales es una persona de un carácter sumamente autoritario y ha profundizado la división con David Choquehuanca. Se ha encargado permanentemente de generar agresiones contra David y esto ha ido incrementándose a lo largo del tiempo. Desde mi perspectiva, el responsable de la ruptura ha sido y está siendo Evo Morales.

El responsable de este proceso de divisiones que ha empezado vivirse en el MAS es Evo Morales. Sin embargo, en el contexto más reciente, otro evento ha espoloneado este proceso de divisiones internas, dimes y diretes y confrontaciones dentro del MAS: en 2021 se descubrió el involucramiento del coronel Maximiliano Dávila, exjefe nacional de la Fuerza de Lucha contra el Narcotráfico (Felcn) con el narcotráfico. Se develó que Dávila era uno de los operadores fuertes del narcotráfico en Bolivia. Sucedió cuando ya se estaba haciendo evidente la penetración del narcotráfico dentro del Gobierno de Evo Morales. Todos sus jefes nacionales de lucha contra el narcotráfico se han visto involucrados directamente en esas actividades. Se ha evidenciado que se trata de una penetración peligrosísima tanto en filas de la Policía como en las de viceministerios.

El caso Dávila generó una conmoción interna dentro del MAS. Fue tan fuerte lo que ocurrió que el Gobierno de Luis Arce tuvo que hacer esfuerzos para demostrar que realizaba acciones contra el narcotráfico. Debía mostrar a la población que su gobierno no está tan penetrado por el narcotráfico.

-¿Entonces es por eso que el ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo, se halla en el ojo de la tormenta masista?

-Está a cargo de un Ministerio que debe ir mostrando alguna que otra acción contra el narcotráfico. Entonces, la situación se enredó más porque el conflicto Morales-Choquehuanca se cruzó con la necesidad del Gobierno de Arce de demostrar lucha contra el narcotráfico. Lo que levantó una fuerte tensión entre las masas cocaleras del Chapare. Ellas están directa y absolutamente ligadas a la producción de la coca para el tráfico de la cocaína. Por lo tanto, el caso Dávila generó contradicción, polémica y confrontación de las dirigencias chapareñas contra Del Castillo.

El presidente Luis Arce está teniendo que hacer equilibrios en ese contexto de contradicciones. Busca cómo mantener ciertos límites de gobernabilidad en medio de dos pugnas: Evo-David y el narcotráfico que busca la actuación impune frente a un gobierno que necesita por lo menos hacer un show de lucha contra el narcotráfico.

-Entonces no hay, como señalan algunas versiones, una nueva pugna entre la gente de Arce y la gente de Evo, sino una convivencia incómoda, ¿no es cierto?

- Por un lado, Arce tiene que ceder ante presiones dando espacio a la presencia del Chapare y Evo en el contexto de las dinámicas del MAS. Pero, por el otro lado, tiene que cuidar una imagen de gobierno mostrando que está atendiendo el tema del narcotráfico. La situación de Arce es muy complicada. El caso de Dávila es demasiado grave estructural e institucionalmente con relación a intromisión del narcotráfico en la dinámica de los gobiernos de nuestro país.

El narcotráfico ha crecido impresionantemente en el poder durante estas últimas décadas. De tener cierta penetración en algunos niveles bajos del Estado fue escalando hasta controlar las unidades policiales de lucha contra el narcotráfico, viceministerios y ministerios. Eso es muy peligroso para cualquier gobierno que, por lo tanto, debe mostrar que quiere sacarse esa sombra de encima. Entonces, el ministro Del Castillo está obligado a realizar algunas operaciones. Queda claro que si Arce cede a las presiones y saca a Del Castillo, el siguiente Ministro de Gobierno igual deberá hacer algún show. No es fácil para el presidente Arce desentenderse de semejante nivel de presión del narcotráfico dentro de las dinámicas estatales y las instituciones.

-En ese marco, ¿el presidente Arce se alinea con Evo Morales? ¿Cómo equilibra su relación con el vicepresidente Choquehuanca?

-Arce, que fue y es un evista muy obsecuente, está forzado a mantener una imagen de equilibrio en relación a la penetración del narcotráfico. En medio de las luchas internas, Arce tampoco puede darse el lujo de agredir directamente a Choquehuanca y su fuerte presencia en el campesinado. No puede darse el lujo de agredir a su propio Vicepresidente porque se generaría ingobernabilidad, se daría un tiro al pie.

-¿Cuál es la proyección del intento de retorno de Evo Morales a la Presidencia?

Se han barajado diversas posibilidades, desde las de plazo corto hasta la electoral de 2025. - Presumo que Evo va a seguir generando mucha tensión. Va a seguir generando mucha presión sobre Arce de manera permanente durante los siguientes tres años, hasta que llegue el momento electoral. No llevará las cosas necesariamente como para producir una eclosión, a menos que se crucen algunos otros factores.

Pero Evo requiere sostener la presión para mantenerse vigente políticamente, para hacernos recuerdo a todos de que es un actor político. Quiere recordarnos a todos que está en campaña de retorno para el 2025. Para proyectarse políticamente tiene que actuar presionando al Gobierno. Y lo va a hacer con movilizaciones y demás. Es para mantenerlo a Arce a raya, por un lado, y, por el otro, alineándolo con algunas de sus posiciones.

Lo hará para únicamente mantenerse vigente. Nos va a hacer saber que está ahí. Estamos frente al dirigente cocalero que una vez más, como en el pasado, cuando aún no era presidente, nos muestra que es capaz de convulsionar. La convulsión es el método de posicionamiento político de Evo Morales. No creo que presione como para precipitar una crisis radical para que se llame a elecciones o se anule el mandato de Arce Catacora. Morales tiene suficiente experiencia política para saber que, si pretende llegar al Gobierno por vía electoral, precisa del apoyo de Arce, sus ministros, etc. Requiere del aparato orgánico del conjunto del MAS.

-¿En qué circunstancias ya se nota el alineamiento de Arce a las presiones de Evo?

-Tiene absolutamente alineado a Arce, por ejemplo, en el tema de Rusia y Ucrania. Ahí el Gobierno se quemó por estar al lado de los rusos. Evo también está permanentemente presionando al presidente para que se mantenga al lado del dictador nicaragüense Daniel Ortega. Lo mantiene alineado en el marco de sus aliados radicales.

-Si Evo precisa del aparato orgánico del MAS para su retorno, ¿cuánto le afecta el distanciamiento de Choquehuanca?

-Sin duda, el principal problema es la fracción de Choquehuanca. Como Evo lo ha estado golpeando tan inclementemente es posible que el MAS se desgarre para las elecciones de 2025. Pero habrá que ver cuál será la fuerza de arrastre político electoral de Choquehuanca finalmente. Quizás no logra posicionarse y entonces el MAS giraría en torno a Evo Morales en esas elecciones. Pero también es posible que David Choquehuanca logre la fuerza suficiente para ser un candidato relevante.

 -¿Qué me dice de los opositores al MAS?

 -En este momento no hay una oposición como alternativa fuerte de poder político y poder electoral. Se han desinflado electoralmente varios actores. Carlos Mesa se vino abajo y no creo que vaya a repuntar. Manfred Reyes, que tal vez piensa buscar la dimensión nacional otra vez, parece no tener ya capacidad de salir del circuito de Cochabamba. Podemos decir lo mismo de Fernando Camacho, no tiene perspectivas de salir de su encuevamiento en Santa Cruz. Sospecho que sufrirá lo mismo que sufrieron los del proyecto Demócratas, como Rubén Costas y Oscar Ortiz.

Los liderazgos opositores de Santa Cruz, por su regionalismo, tienden a quedar constreñidos a la región. Sin embargo, el panorama opositor no es tan grave como podría creerse porque muestra capacidades de arrebatarle al MAS gobiernos subnacionales e importantes municipios. Pero en este momento no se le ve suficiente fuerza como para generar un proyecto de perspectiva nacional-electoral para el 2025.

-¿Y cómo interpreta la posición de los gobiernos del entorno hacia a la situación boliviana? ¿Se ha devaluado la imagen de Evo? ¿Cuánto le ayuda la irrupción de más gobiernos izquierda?

-El contexto sudamericano propende a favorecer al MAS y a Luis Arce. Las izquierdas que se vienen empoderando tienen claridad para desmarcarse de lo más grave del subcontinente como son los gobiernos de Venezuela y Nicaragua. Saben que Maduro y Ortega son personajes intragables. De hecho, Gabriel Boric fue muy ácido en sus declaraciones con relación a la falta de democracia en Nicaragua y Venezuela. Sin embargo, en el contexto latinoamericano hay una visión equivocada por parte de las corrientes izquierdistas con respecto del MAS y de Evo Morales. Hasta ahora consideran que Evo, Arce, el MAS representan a alguna izquierda en Bolivia.

 Los bolivianos sabemos que este grupo de gente está más ligado al autoritarismo y a hechos delincuenciales que poco tienen que ver con la izquierda democrática. Hay una cierta ingenuidad muy cercana a la ignorancia por parte de estos presidentes izquierdistas con respecto a la tenebrosa realidad de los significa el MAS. Una fuerza cocalera-chapareña, cocainera, etc. Es muy llamativo este escenario. Nos guste o no nos guste, es evidente que la imagen del MAS y Evo frente a las corrientes de izquierda en Latinoamérica pudo mantenerse con calificación positiva.