La mezquita más grande de europa
Texto: Ignacio Ortega
EN MOSCÚ, LA CAPITAL EUROPEA CON MÁS MUSULMANES TRAS PARÍS |SE ALZA LA MAYOR MEZQUITA DEL CONTINENTE. SE INAUGURÓ EL 23 DE SEPTIEMBRE POR EL PRESIDENTE RUSO, VLADÍMIR PUTIN, ACTO AL QUE FUERON INVITADOS VARIOS MANDATARIOS DEL MUNDO ISLÁMICO, COMO EL LÍDER IRANÍ, HASÁN ROUHANÍ. LA MEZQUITA MOSCOVITA, QUE ABRIRÁ SUS PUERTAS CON OCASIÓN DE LA FIESTA DEL SACRIFICIO (EID-AL ADHA O KURBAN BAYRAM), DARÁ CABIDA A MÁS DE 10.000 FIELES.
Granito blanco y verde de Canadá, y mármol de Turquía son los materiales utilizados para levantar esta mezquita que tendrá más de 18.000 metros cuadrados de superficie y una altura comparable a la de un edificio de seis plantas.
Una cúpula dorada de 46 metros de diámetro y 27 de alto, y dos minaretes de casi 80 metros de altura coronan la majestuosa obra.
Aunque la compañía constructora es turca, el edificio no es una mera réplica de sus iguales del mundo árabe, sino que respeta la tradición rusa y tártara. De hecho, en su diseño exterior hay referencias a Moscú -la ciudad de las cúpulas doradas-, y, en particular, al Kremlin, ya que la cúpula de la mezquita es de oro, al igual que los minaretes en su parte superior.
"Nuestra mezquita tiene su propia personalidad. No es ni turca, ni indonesia ni marroquí, ni persa. Desde el punto de vista arquitectónico es ruso-islámica, es decir, el estilo de los musulmanes rusos que viven entre cristianos, eslavos y europeos. Nuestra arquitectura recuerda tanto a la europea como a la oriental, y los minaretes recuerdan a las torres del Kremlin. Mientras, la ornamentación es rusa, tártara y musulmana", explica el Gran Muftí.
El exterior es de un purísimo granito blanco-grisáceo tallado en China, con la excepción del tejado, ocho pequeñas cúpulas y los ventanales, todos recubiertos con granito de color malaquita.
Los mejores artistas y artesanos musulmanes, tanto rusos como de otros países, han participado en la decoración de su interior, que puede presumir de toda clase de filigranas, medallones con versos extraídos del Corán, celosías tradicionales, ventanales policromados y lámparas con forma de mezquita. El minbar (púlpito de los imanes), el mihrab (hornacina) y las alfombras han sido traídos especialmente de Turquía.
Como es tradición, la sala de rezo o Haram, es un oratorio diáfano y sin mobiliario que da a la Alquibla, adonde dirigen los fieles musulmanes sus plegarias.
Ésta, que es alumbrada por una gigantesca lámpara, ha sido orientada hacia La Meca. A partir de ahora, los musulmanes que se acerquen a la mezquita únicamente tendrán que subir unas pequeñas escaleras para acceder a la sala de oración de dos plantas cubierta por una mullida alfombra.
El sobrio y desnudo mármol turco cubre las paredes y las tres balconadas, pero si uno eleva la mirada ve cómo las columnas que flanquean la Alquibla acaban en unos capiteles y dinteles de gran riqueza y colorido, y dan paso a unos arabescos de incomparable belleza. No obstante, la suntuosidad oriental no oculta en ningún momento que nos encontramos en un lugar de oración y no en un palacio.
LA PRIMERA MEZQUITA EN LA CAPITAL DESDE LA CAÍA DE LA URSS
Desde la caída de la URSS en 1991 muchas mezquitas se construyeron en todo el país, pero ninguna en la capital. Mientras, casi 400 iglesias ortodoxas, muchas de ellas sin apenas feligreses, funcionan actualmente en Moscú.
Ahora, tras décadas de espera, los musulmanes de Moscú ya tienen una mezquita con todas las comodidades -existen accesos especiales para discapacitados- en la que hacer oír sus plegarias, ya que las ahora abiertas al público apenas daban cabida a unos cientos de feligreses.
Esto no hubiera sido posible sin la colaboración de países como Turquía o Kazajistán y la generosidad de oligarcas como Suleimán Kerimov, el conocido multimillonario de origen daguestaní que es propietario del club de fútbol Anzhí.
"Cada musulmán contribuyó dentro de sus posibilidades. Hubo quien dio cien rublos, otros que mil y hubo quien dio varios millones", comentó un portavoz del Consejo de Muftíes.
El templo ha sido levantado sobre los restos de una antigua mezquita construida en 1904 y que ya se encontraba en estado ruinoso. Las lluvias torrenciales habían obligado a derribar hace varios años parte de sus muros.
Incluso en los tiempos más oscurantistas de la persecución religiosa de Stalin, la mezquita nunca cerró sus puertas. Los imanes incluso presumen que muchos musulmanes que combatieron contra los nazis en el Ejército Rojo salieron de esta mezquita.
UN MILLÓN Y MEDIO DE MUSULMANES EN MOSCÚ
Los imanes rusos llevaban muchos años pidiendo a las autoridades permiso para construir una gran mezquita.
"La necesitábamos, ya que en Moscú hay muchos musulmanes y, en cambio, mezquitas hay muy pocas. En días de fiesta se reúnen más de cien mil personas en torno a la mezquita. Las autoridades se ven obligadas a cerrar la estación de metro más cercana y las calles aledañas. La gente tiene que realizar sus plegarias en plena calle, en las aceras, en los portales, incluso en los recintos de las Iglesias Ortodoxas", comentó el muftí, quien adelantó que ha recibido autorización del Ayuntamiento para una nueva mezquita, que dará cabida a 20.000 fieles.
Y es que, además del medio de musulmanes que viven permanentemente en la capital, existe otro millón de inmigrantes laborales procedentes en su mayoría del Cáucaso y Asia Central. En comparación, París cuenta con una población musulmana de casi dos millones.
La localización es inmejorable, ya que se encuentra dentro del anillo de circunvalación que rodea el centro de Moscú, entre la Avenida de la Paz (Prospekt Mira) y la Avenida Olímpica. Y es que la mezquita es vecina del pabellón donde se disputaron los deportes bajo techo de los Juegos Olímpicos de Moscú 1980.
En Rusia viven más de 23 millones de musulmanes, según el muftí, en su mayoría en el Cáucaso Norte ruso y en las repúblicas de Tatarstán y Bashkiria. Debido a sus altos índices de natalidad, su número no ha dejado de crecer desde la caída de la Unión Soviética en 1991.
"El número de musulmanes no deja de crecer y, a diferencia de 1917, vivimos en todas partes. Recientemente, se nos sumaron los tártaros de Crimea. Además, ahora hemos recibido el estatus de religión tradicional de la Federación Rusa, al mismo nivel que el Cristianismo, el Judaísmo y el Budismo", apuntó.
No obstante, Putin ha dejado bien claro que Rusia es un país laico y ha cortado de raíz cualquier intento, por ejemplo, de que las niñas musulmanas lleven velo en la escuela. La única excepción parece ser Chechenia, república donde, a cambio de la lealtad al Kremlin, las autoridades locales han restablecido algunas tradiciones rigoristas desconocidas por estos lares.