El reencuentro familiar en tiempos del coronavirus
CATHERINE CAMACHO Y ÁNGEL CANDIA
Hace más de 50 días que se impuso el confinamiento obligatorio en Bolivia con la finalidad de detener la expansión de la pandemia del coronavirus.
Por ello, muchas familias volvieron a convivir las 24 horas, a reencontrarse en un mismo espacio, a re-conocerse, entenderse y aceptarse con sus diferencias, lo cual las ayudó a afianzar los lazos y vínculos familiares.
Pero en este escenario también existe el otro extremo, familias con problemas donde reina la intolerancia que muchas veces desencadena en violencia hacia los más débiles (hijos y mujeres).
Hoy, es el Día Internacional de la Familia, fecha que busca crear conciencia sobre el papel fundamental de este núcleo asegurando el bienestar de todos sus miembros, desde la educación de los niños hasta el cuidado de los ancianos.
A pesar de que el concepto de familia se ha transformado en las últimas décadas, evolucionando de acuerdo a las tendencias mundiales y cambios demográficos, las Naciones Unidas considera que la familia constituye la unidad básica de la sociedad. Es uno de los vínculos afectivos más poderosos. Por ello, según la organización, cuando se descuidan los derechos de una familia, toda la humanidad está en riesgo.
Existen diversos tipos de familia desde las personas ligadas a un vínculo sanguíneo como la nuclear (mamá, papá e hijos), extensa (abuelos, abuelas, padres e hijos), la monoparental paterna (padre e hijos), monoparental materna (madre e hijos) y otros, hasta las que no tienen relación consanguínea (amigos).
Una de las características comunes de las familias en un mundo globalizado es tener “poco tiempo para compartir entre sus miembros donde los padres están extremadamente ocupados y los hijos delegados a actividades recreativas, formativas o al cuidado de terceros”, señala el psicólogo German Burgoa.
Pero, ante los momentos de adversidad que se está viviendo a causa de la pandemia del coronavirus, las familias que coincidían pocas veces en el hogar ahora deben pasar varias semanas compartiendo el mismo espacio.
“Hay un reencuentro con la familia y una valoración a saber lo que es estar en familia. Antes cada uno estaba en su mundo”, dice José Heresi Soto, psicólogo transpersonal.
Alexandra del Río, estudiante de 24 años, comenta que la cuarentena le ayudó bastante a reforzar los lazos familiares que ella tiene con sus padres y hermanos. Aclara que antes no convivía mucho con ellos, pues siempre estaba en la universidad. Ahora ve con otros ojos la situación en su hogar, reconociendo que el apego familiar hizo que ella pueda valorar nuevamente el amor que tiene a sus padres y hermanos.
“Este permanecer en casa está profundizando los lazos y vínculos familiares, promoviendo la cercanía y el acompañamiento a los hijos. Está enseñando a escuchar y poder seguir las reglas y normas de convivencia en sociedad. Nos enseña a que uno puede cuidar de más personas si es responsable”, comenta la psicóloga Ximena Calatayud.
Explica que en las familias se está buscando formas de pasar los días de forma creativa y no quejarse del encierro ya sea cocinando, jugando, hablando. “Nos está enseñando a demostrar más cariño entre nosotros y ser colaborativos con las tareas de casa”, dice la experta.
“Lo positivo de esta cuarentena es el tiempo de conexión compartido con mi hijo ya sea para realizar los trabajos escolares, cocinar juntos, tener conversaciones más largas en la sobremesa, subir al techo a ver las estrellas o esperar la salida de la Luna; actividades diversas que contribuyeron a fortalecer el vínculo, inclusive la oportunidad de tener más tiempo para discutir nuestras diferencias”, dice la comunicadora Daniela Mercado sobre la convivencia con su hijo Yaxar Castañares.
Asimismo, Luis Mamani, también estudiante, comenta que la cuarentena le dio la oportunidad de pasar más tiempo con su madre y disfrutar de su rica comida, ya que por su trabajo no la veía mucho.
La familia Bascopé indica que están aprendiendo nuevas cosas, a hacer ejercicios, compartir en familia y apreciar a cada integrante.
Con todo, se van mezclando, miedos, ansiedad, preocupación (por la salud, economía y más) vividos por los miembros de la familia de manera diferente, que se expresan en estrés, cansancio e irritabilidad, propias del confinamiento. Cada uno debe poner de su parte para hacer llevadera y amena la convivencia.
Calatayud señala que los niveles de estrés y cierta intolerancia van a estar presentes, pero esas situaciones pueden servir para afianzar los lazos. “Es natural que se den roses, pero entra la madurez de cada grupo el poder limar los mismos y fortalecerse como familia procurando respetar los tiempos personales para garantizar la convivencia”.
“Esta convivencia ayuda a identificar varias deficiencias y conflictos en los procesos de comunicación; conocimiento de las características personales de cada integrante por la ausencia de relación previa; dificultades en ejercer los roles de padres e hijos; incapacidad de ordenar los hábitos cotidianos: dificultades en la imposición de normas y reglas, entre otros”, señala Burgoa
Esta experiencia de la cuarentena y la pandemia del coronavirus nos enseña “que los bienes más importantes son nuestra familia y el amor que podemos expresarnos entre nosotros, a través del respeto y la tolerancia en nuestras formas de ser y expresarnos y sentir el día a día. Nos enseña que también somos importantes para los nuestros y poder redescubrir esto es muy valioso”, finaliza Calatayud.
RECOMENDACIONES
Es importante primero entender con claridad las causas que condicionan la situación y comprender los riegos por incumplirlas.
Establecer rutinas con algunas actividades fijas y programas, es muy importante para los más pequeños.
Dosificar la información
Darse tiempo para conectar con la familia y amigos que no se puede frecuentar por la situación de emergencia.
Tener una alimentación saludable y realizar alguna activad física en casa.