Voluntarios: “Luchar contra el cáncer, es que olviden el dolor”
“Si puedes cambiar el día de alguien, ya sabes que valió la pena”, dice la voluntaria de las Damas de Rosado, Cima Jungstein, mientras sonríe a Edward, un niño con diagnóstico de cáncer.
Jungstein se distingue por la blusa rosada que viste cada vez que visita el oncológico pediátrico del hospital del niño. Es voluntaria hace cinco años. Apenas se divisa su llegada, despierta la alegría entre quienes conocen su trabajo. Luego, llegan los recados y solicitudes que sugieren las madres para el tratamiento de sus hijos.
“Me han pedido estos medicamentos, ¿nos pueden ayudar?”, “se necesita un electrocardiograma”, son los pedidos de algunas mujeres que buscan seguir la lucha por mejorar la salud de sus hijos. La dama de rosado asiente y empieza a hacer llamadas telefónicas a un amigo, a un doctor, a alguien que pueda ayudar. Se dirige a la “farmacia del voluntariado” y solicita barbijos para los niños y pregunta por las recetas.
Detrás de la lucha contra el cáncer no sólo están los pacientes, familiares, sino “una legión de voluntarios”, quienes a diario animan a superar los obstáculos, pese a las frustraciones y momentos difíciles que pueda significar esto.
Asimismo, ante la falta de inversión pública en programas para el tratamiento y medicación se los concibe como las principales fuentes económicas para los pacientes.
Damas de Rosado
Alrededor de 40 mujeres son las Damas de Rosado, una organización creada hace 55 años y que cumple su voluntariado en cinco pabellones del complejo Viedma. Su misión es hacer más llevadera la vida de pacientes con diagnóstico complejo, entre ellos, niños con cáncer. Su labor se centra en la dotación de medicamentos, descuentos en exámenes médicos y actividades recreativas para los niños y madres.
“El voluntariado es un sube y baja de emociones, hay muchas frustraciones, vienes y un niño puede estar bien, pasan dos semanas y ves a su madre en llanto, porque el hijo tuvo una recaída”, apuntó la voluntaria Sabina Vezjak.
Agregó: “Aquí siempre falta algo, incluso en la nutrición vemos que no reciben lo que necesitan. Hay un manco por todo lado, sobre todo en lo económico, pero hay que seguir”.
Fundación Oncofeliz
La Fundación Oncofeliz fundada en 2012 se compone de cinco voluntarios, que entre sus hitos más importantes lograron la construcción del Oncológico Pediátrico a través de fondos recaudados en las Telemaratones entre 2013 y 2015. “Antes se tenían dos consultorios, ahora el hospital tiene tienes tres plantas con todas las comodidades, ha sido un logro”, apuntó la administradora de la Fundación de Oncofeliz, Carla Frías.
Acotó que la organización colabora con medicación, entre ellas la asparagianasa que vale 2.200 bolivianos.
Los niños requieren hasta siete ampollas por tratamiento. Para cubrir con los gastos se realizan campañas, kermeses y continuas gestiones.
Movimiento Sonrisa
El Movimiento Sonrisa, una asociación sin fines de lucro que nació en 1997, ayuda en la recuperación física y emocional de cientos de niños y niñas mediante actividades recreativas.
“Cada una de las actividades realizadas por los voluntarios son un intento de resolver las necesidades económicas, emocionales y educativas, que todavía hoy no pueden ser resueltas por nuestros gobiernos departamentales”, dijo la coordinadora de proyectos, Carmen León.
Entre sus logros más significativos se encuentra la habilitación de un albergue para familiares de los pacientes, gestión para donación de sangre y recaudación de recursos.
LABOR SOCIAL
Una farmacia solidaria
La “farmacia del voluntariado”, es un servicio que fue inaugurado hace décadas. En ella se dispone de diversos medicamentos, la mayoría muestras médicas que recaudan los voluntarios y donadas por organizaciones.
“Empezó con la idea de que un grupo de internos veía falta de apoyo en medicamentos y entonces buscó por las radios para ver cómo colectarlos, ahora son más de 100 recetas al mes que cubrimos”, dijo el voluntario Jaime Espinoza.
Pacientes adultos y niños continuamente asisten a la farmacia a cargo de las Damas de Rosado para conseguir medicación.
EL FACTOR ECONÓMICO, PRINCIPAL BARRERA
"La principal barrera en la lucha contra el cáncer
es la falta de dinero y esa creo que es la número uno, también ‘levantar las manos’ en medio del tratamiento.
Cima Jungstein
Voluntaria
Damas de Rosado
"A veces da ganas de dejar la fundación por frustración, porque no hay ayuda de recursos, es difícil conseguirlos, pero seguimos en la lucha.
Carla Frías
Voluntaria-Administradora
Fundación “OncoFeliz”
"Los pacientes diagnosticados tienden a abandonar el tratamiento por falta de recursos como el costo de medicamentos y de los estudios especializados.
Carmen León
Voluntaria
Movimiento Sonrisa
"La parte económica es lo que nos perjudica. Para mantener el consultorio, siete personas damos nuestro aporte y no es suficiente.
Carmen Herrera
Voluntaria
Legión contra el Cáncer
VOLUNTARIADO
La misión es que estén felices
Al ver los efectos que causa la quimioterapia en los niños con cáncer, Lily Aguirre, voluntaria del Movimiento Sonrisa, manifiesta que su misión es que “los pacientes se olviden del dolor que sintieron”. “Los niños cuando están solos piensan en por qué les está pasado eso (la enfermedad), pero cuando los haces jugar se olvidan y están felices. Ese es nuestro trabajo”, comentó.
Lily disfruta de compartir juegos de mesa y lecturas con los niños.
Por su lado, las Damas de Rosado realizan actividades con las madres de pacientes para que puedan animarse y olvidar los “malos ratos”.
Legión no dejará “morir” el consultorio de apoyo
“Nos faltan recursos, nos pidieron que desalojemos, pero no vamos a dejar morir el consultorio”, aseveró Carmen Herrera, voluntaria y presidenta de la Legión de Lucha contra el Cáncer, fundada hace 38 años.
La legión creó un consultorio para la detección precoz de cáncer de cuello cervico uterino, la principal razón de muerte de mujeres en Bolivia. Cada día 4 de cada 5 mujeres mueren por este tipo de cáncer, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Herrera apunta este dato como el principal argumento para continuar la lucha contra el cáncer. Sin embargo, la falta de inversión pública y acceso a un seguro médico dificulta esta labor.
“Como voluntarias nosotros ayudamos a mujeres de escasos recursos a que se hagan el diagnóstico antes de que sea muy tarde, porque muchas no tienen un seguro y lo dejan pasar”, dijo. Apuntó que al mes se realizan hasta 100 muestras que son entregadas en 24 horas y con un costo de 30 bolivianos, normalmente están a 200. Lamentó que pese a ser una de las únicas organizaciones que realiza este trabajo, el municipio ordenó su desalojo del hospital Rojas Mejía, por el Parque Acuático, y en caso de permanecer le pide cumplir múltiples requisitos.
Sin embargo, los voluntarios se resisten a esto y continúan realizando aportes, campañas y actividades para recaudar fondos.