Juez permite que madre y niño se sienten frente a su agresor
El niño de cinco años, dentro el penal de San Pablo de Quillacollo, al ver a Pedro Moscoso Méndez (21) —el agresor sexual de su madre— inmediatamente se levanta y abraza a su progenitora.
La mirada no fue dirigida a la víctima ni a sus acompañantes, sólo al niño, como si tratará de intimidarlo al percibir su miedo. Carla, su madre, sólo lo abraza, le tapa los ojos y le dice: “Vente, vente hijito”, para calmarlo.
Ambos, temerosos porque están amenazados, escuchan atentos al juez que lleva adelante la audiencia de salida alternativa programada por el Plan de Descongestionamiento Penal para Moscoso, pese a que la abogada de la víctima no estaba presente.
El acusado mira fijamente al niño por algunos minutos, abrió la boca, como queriendo decir algo, pero al final no emite ninguna palabra y siguió su camino hacia el presidente del Tribunal de Sentencia número 1 de Quillacollo, Richard Cruz Vargas.
El acusado es delgado, de tez blanca y estaba con un polerón azul marino como en la foto de su perfil de Facebook.
El juez que conoce el caso no tomó las medidas de protección para el niño y siguió la audiencia sin la abogada de la víctima, contradiciendo la normativa. El acusado rechazó acogerse a un juicio abreviado; pero en caso de haber aceptado, el niño, como testigo, hubiera tenido que declarar, indicó la abogada de la Oficina Jurídica de la Mujer, Jinky Irusta.
Explicó que los jueces y el Ministerio Público deben proteger a los menores en todo momento y se debieron tomar las medidas para evitar la revictimización del niño y su presencia frente al agresor y, peor aún, en un centro penitenciario.
Regateo de pena
“La pena máxima por violación es de 15 a 20 años, con el agravante de lesiones graves, te pueden dar hasta 23, pero si te acoges al procedimiento abreviado aceptando tu culpa te pueden dar máximo 12 años, pueden bajar hasta 10, va a ser más rápido. ¿Qué dices, te acoges?”, fueron las palabras de Cruz al acusado, como si se tratará de la compra y venta de un artículo doméstico en cualquier mercado.
En cambio, el discurso para la víctima era diferente: “Ya no vas a caminar, ya no vas a gastar plata, podemos lograr que le den 18 años, en procedimiento normal ni llorando vamos a conseguir que le den 20 años”, le dicen a la víctima, que está a un metro de su agresor.
Ella, nerviosa, se siente impotente porque su abogada no ha llegado porque sufrió un accidente. Carla quiere la pena máxima para su agresor y responde: “Yo no sé de leyes, cómo me voy a defender”, dice molesta.
Como el acusado no aceptó el juicio abreviado, el juicio oral se realizará el 16 de septiembre.
ANTECEDENTES
Carla fue violada en mayo de 2017 en la OTB Kenedy II, del municipio de Vinto, por su vecino Pedro Moscoso a las 19:00 cuando retornaba a su casa con su hijo.
El sujeto la interceptó y la arrastró a un lote baldío mientras el niño escapó en busca de ayuda. El hombre la golpeó con una piedra hasta desmayarla. Mientras ella estaba inconsciente, la violó y, tras consumar su delito, quiso matarla, pero en ese momento su hijo llegó con un carro patrullero de la Policía.
Después de ese día, ella y su hijo están amenazados de muerte. El hermano de su agresor es policía, con el grado de sargento, y movió sus influencias para evitar que sea encarcelado.