Radiografía del conductor: maneja mal y corre riesgos

Uno de los grandes problemas en Cochabamba es la vialidad: tráfico caótico, incumplimiento de normas y, sobre todo, pésimos conductores.

Y los mismos cochabambinos lo admiten. Según la encuesta levantada por Ciudadanía en los siete municipios (Cochabamba, Colcapirhua, Quillacollo, Sipe Sipe, Vinto, Sacaba, Tiquipaya) de la región metropolitana, casi el 85 por ciento califica entre muy mal y regular a los conductores bolivianos.

El 21,1 por ciento de los encuestados afirmó que los conductores bolivianos conducen muy mal, mientras que prácticamente nadie se anima a decir que hay gente que maneja muy bien.

Pero, además, en los resultados de la encuesta queda plasmado que los conductores violan las normas básicas de tránsito, poniendo sus vidas en riesgo y las de otras personas. Casi siete de cada 10 consultados en el área metropolitana de Cochabamba afirmaron que nunca utilizan cinturón de seguridad. Sólo el 10,5 por ciento indicó que siempre utiliza cinturón. Aunque en un porcentaje menor, pero igual elevado, los conductores de motocicletas y bicicletas dicen que se saltan una exigencia tan importante como usar el casco.

El 55,4 por ciento de los consultados dijo que nunca utiliza casco y el 20,8 por ciento, que siempre lo hace. Casi 19 por ciento indicó que algunas veces y 5,1 por ciento, casi nunca.

Por lo menos, los cochabambinos están conscientes de que al manejar algún vehículo ciertas actitudes están mal. El 93 por ciento indicó que manejar habiendo tomado alguna bebida alcohólica es nada aceptable.

Para el 84,5 por ciento, pasarse o no respetar un semáforo es nada aceptable y para el 81 por ciento, es también malo no respetar un paso de cebra.

Algo más tolerante es la gente con el hecho de sobrepasar los límites de velocidad establecidos, aunque es igual alto el porcentaje, un 73 por ciento, que cree que es nada aceptable. El 78 por ciento considera que conducir con pocas horas de sueño o cansancio excesivo es también nada aceptable. ¿Y si se trata de conducir y hablar por el celular? El 64 por ciento dijo que es muy peligroso.

66% en siete municipios de la región metropolitana no utiliza el cinturón de seguridad cuando conduce, según el estudio.

FICHA TÉCNICA

Encuesta en tres áreas metropolitanas del país

Fecha de realización: Del 1 al 13 de septiembre de 2018. La encuesta fue diseñada y ejecutada por Ciudadanía para el Foro Regional.

Universo: Población en edad de votar de las áreas metropolitanas de La Paz, Cochabamba y Santa Cruz.

Muestra
1.200 mujeres y hombres de distintos grupos de edad seleccionados de manera aleatoria en las principales áreas metropolitanas del país.
La muestra es polietápica y estratificada con conglomerados de 10 casos o menos. La muestra está compuesta por 400 entrevistas en cada una de las tres áreas metropolitanas. Esta información es ponderada de acuerdo al peso proporcional de cada área para calcular promedios agregados.
Este especial presenta solamente la información del área metropolitana de Cochabamba.

Margen de error:
+- 2,8 puntos porcentuales en la representación conjunta de las tres áreas metropolitanas de Bolivia y hasta +-4,9 puntos porcentuales en la representación de cada una de las áreas, con un nivel de confiabilidad de 95 por ciento.

ANÁLISIS

Daniel E. Moreno Morales. Ciudadanía

Educación vial y valores

Las calles son una selva en la que rige la ley del más grande y el más fuerte.

La forma en la que conducimos nuestros vehículos por calles y carreteras refleja la manera en la que somos en sociedad, la forma en que nos relacionamos entre nosotros. Prepotentes, desordenados, cuidadosos o educados, somos como manejamos y nuestros hábitos de conducción reflejan los valores  que tenemos como sociedad y como personas. Y los bolivianos manejamos mal, muy mal. Al menos esa es la percepción que tenemos colectivamente sobre nuestras costumbres al volante: más de la mitad de la población del área metropolitana de Cochabamba reprueba de manera rotunda la forma en la que sus conciudadanos manejan.

Pero no solamente manejamos mal, sino que tenemos hábitos que son claramente perniciosos y potencialmente peligrosos. Si bien los cochabambinos consideran de manera mayoritaria, pero retórica que ciertas prácticas son inaceptables, como manejar ebrio o pasarse un semáforo en rojo, se asumen prácticas que son tanto o más negativas para la seguridad vial. Dos tercios de la población reconocen que no usa nunca el cinturón de seguridad cuando va en un automóvil y apenas una entre cada 10 personas lo hace siempre. Y más de la mitad de la población dice que no usa nunca un casco cuando se sube a una motocicleta o una bicicleta (aunque admitamos que el nivel de peligrosidad de estos dos vehículos de dos ruedas es muy diferente).

Lo que genera este tipo actitudes es inseguridad. Las calles son una selva en la que rige la ley del más grande y el más fuerte. Las intersecciones son escenario de disputa donde los conductores imponen su derecho de circulación a bocinazos o aventando el vehículo hacia los otros. Los pasos de cebra son pole position en la carrera por llegar a la siguiente esquina, mejor sin es con roncadores en el escape y echando humo, cuando al conteo del semáforo le faltan todavía varios segundos. Los cambios de carril se hacen a mansalva, los pasajeros se dejan o recogen en media calle, las luces de emergencia anuncian la inminencia de absolutamente cualquier cosa. Mad Max del valle.

La precaria infraestructura urbana no ayuda. Se sabe que la buena señalización vertical y horizontal ayuda a educar a conductores y a peatones, pero son pocas las esquinas con señales evidentes y la mayoría son cancha libre. Tierra de nadie.

Las víctimas son, siempre, los más débiles. Los peatones, los ciclistas, los niños o las personas mayores que tienen que cruzar una calle o moverse por ella. Sálvese quien pueda, y los que no puedan que se jodan.

Como manejamos, somos.