Más de 150 MM de personas carecen de trabajo formal en Latinoamérica
En 2020, la pandemia de Covid-19 puso en evidencia la vulnerabilidad de los trabajadores informales, quienes a menudo carecen de protección social o prestaciones laborales. Según las Naciones Unidas, los trabajadores de la economía informal son dos veces más propensos a caer en la pobreza que aquellos formalizados.
La fuerza laboral informal representa más de la mitad del total de personas empleadas en América Latina, de acuerdo con lo informado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), cuyo organismo estima que son más de 150 millones de personas en la región que laboran de manera informal.
De ese universo, Bolivia es la nación donde más personas en edad de trabajar forman parte del sector informal, 83 por ciento, según datos de la OIT, lo cual coloca al país sudamericano con el mayor índice de informalidad de la región y uno de los más elevados a nivel mundial.
La segunda economía con mayor porcentaje de trabajadores informales en la región es Ecuador; donde el 82 por ciento de la fuerza laboral activa no cuenta con condiciones legales como prestaciones o seguridad social, y se desempeña en algún rubro dentro de la informalidad.
En tercer y cuarto lugar se ubican Argentina y Perú, con registros de 76 por ciento y 75 por ciento, respectivamente. Después aparece Paraguay con 68 por ciento de los trabajadores ocupados en el sector informal, mientras que en México la tasa es del 67 por ciento y en Costa Rica llega al 50 por ciento.
Mientras tanto, en la cola del listado aparecen Chile, con un registro de 46 por ciento, Brasil 43 por ciento, Colombia registra 30 por ciento de personas incorporadas en el sector informal laboral y cierra la lista de la región Uruguay con 24 por ciento.
Empleos perdidos
La pandemia dejó alrededor de 49 millones de puestos de trabajo perdidos, de los cuales 4,5 millones faltan por recuperar, según el informe la nueva edición del Panorama Laboral de América Latina y el Caribe elaborado por la OIT, cuyo organismo estima que la recuperación de esos empleos no se van dar antes de 2024 o 2025.
El documento destaca que tras el inicio de la pandemia la crisis se manifestó de manera atípica y en vez de afectar más a las ocupaciones formales se reflejó en una pérdida mayor de empleos en informalidad que dejaron a millones de personas sin ingresos. En algunos países, la tasa de informalidad incluso se redujo.
Pero desde entonces la situación se ha revertido. Los países con datos disponibles indican que entre 60 y 80 por ciento de los empleos recuperados hasta el tercer trimestre de 2021 habían sido en condiciones de informalidad. La tasa ya es de 49 por ciento, similar a la que había antes de la pandemia, e indica que una de cada dos personas ocupadas están en la informalidad.
Caso mujeres
El informe también destaca que, en el caso de las mujeres, la tasa de desocupación se mantiene elevada en 12,4 por ciento. Es decir que no ha experimentado ninguna mejoría hasta, lo cual contribuye a amplificar el impacto de la crisis sobre la desigualdad de género en el trabajo.
“El impacto más intenso entre las mujeres en la región se asocia a la mayor presencia femenina en sectores económicos fuertemente afectados por la crisis como hotelería y restaurantes, y en otras actividades de servicios y del sector de hogares. Por otro, a la mayor incidencia de la informalidad entre las mujeres”, menciona el documento.
Desocupación juvenil
La tasa de desocupación juvenil, alerta en su informe la OIT, continúa siendo preocupante en la región y se mantiene a niveles sin precedentes. Antes de la pandemia rondaba 18 por ciento y ya era considerada demasiado elevada. Pero con esta crisis rápidamente superó el límite de 20 por ciento y aún no baja, en un nivel de 21,4 por ciento.
El Panorama Laboral también incluye datos sobre las diferencias urbano-rural en el empleo, ocupación por sectores de actividad y categoría ocupacional, evolución de los salarios mínimos y los ingresos medios.
“El crecimiento del empleo en 2021 fue significativo en sectores como construcción (16,7 por ciento), comercio (9,1 por ciento) y transporte (6,7 por ciento), lo que contrasta con lo observado en 2020, en que estos sectores registraron fuertes contracciones”, detalla.
La especialista regional en economía laboral de OIT, Roxana Maurizio, destaca que frente al escenario actual es imperativo “adoptar una agenda más amplia de políticas integrales y de gran alcance centrada en las personas y, en particular, en la creación de empleo formal”.
“Sin un conjunto de medidas coherentes para generar puestos de trabajo los impactos de la crisis se prolongarán y dejarán profundas cicatrices sociales y laborales”, dice.
En tanto, Vinícius Pinheiro, director de la OIT para América Latina y el Caribe, sostiene que una crisis del empleo demasiado larga es preocupante porque genera desaliento y frustración, lo que a su vez repercute sobre la estabilidad social y la gobernabilidad.