Testimonios de tinta y acuarela (José Rodríguez Sánchez)
“Un relámpago de siglos” es el nombre de la exposición que el acuarelista boliviano José Rodríguez Sánchez llevará a cabo en Ecuador para dejar testimonio de la palabra del escritor Elidoro Aillón Terán en sus acuarelas y por invitación del hermano país donde ambos artistas vivieron por más de una década.
Ecuador hace manifiesto el homenaje a dos artistas que dejaron un legado creativo incomparable. El catálogo de la exposición indica: “la sensibilidad que transmite el trabajo de Rodríguez insta al público a adentrarse no sólo en su mundo de imágenes y vibraciones, sino también al orbe de palabras e ideas de Aillón, consiguiendo un acercamiento a la labor y legado de estos dos artistas bolivianos”.
Aillón llegó al Ecuador por razones políticas; el escritor se exilió en 1971. Allí desarrolló una fecunda tarea periodística que le hizo merecedor, en 1979, del Premio Nacional de Periodismo. Durante su estadía, conoció al pintor José Rodríguez y entablaron una relación de amistad que fundó en el espíritu de Rodríguez la idea de un mentor sin parangón para su vida y su carrera artística, por la sensibilidad con la que Aillón percibía la realidad y que luego con destreza plasmaba en el papel. Aillón fue, para Rodríguez, un maestro de la vida, del exilio y de la sensibilidad hacia el contexto adolorido de su pueblo.
La exposición se llevará a cabo en la Sala Miguel de Santiago de la Casa de la Cultura de Quito, se inaugura el 22 de junio y estará abierta hasta el 6 de julio.
Rodríguez fue ganador de varios premios por su trabajo y recorrido artístico. En febrero de 2016, ganó una mención de honor por su obra “Madre Tierra”, en el Primer Concurso Internacional de Acuarela de Gran Formato, organizado por la Asociación Internacional de Acuarelistas, que tuvo por sede el Museo Nacional de la Acuarela Alfredo Guati Rojo en la Ciudad de México.
La obra, de gran formato, “Madre tierra” “es una respuesta a la ceguera causada por el poder y busca inducir a pensar sobre la autodestrucción del ser humano”, aclara Rodríguez Sánchez. En el cuadro, de 168 por 115 centímetros, una población de hormigas “almacena el summum de una civilización”: su conocimiento para preservar la vida. A cuestas llevan imágenes de periódicos, símbolo de la cotidianidad.
José Rodríguez Sánchez crea paisajes humanos que transmiten identidad. “A partir de lo que somos en esencia podemos entablar un diálogo cultural que nos enriquezca humanamente”, indica el artista. A su vez, Jorge Mansilla, exembajador de Bolivia en México, señala que las acuarelas de su compatriota son una crónica de la vida en ese país, como testimonio de su tiempo. “En sus reportajes plásticos, las palomas-hojas de papel volando-redactan la novedad de los hombres-pueblo”, señala, aclarando que Rodríguez Sánchez tiene páginas con la prodigiosa mezcla de las lágrimas y la tinta.
Gastón Cornejo califica a Rodríguez como un experto, “juega con los temas, inventa motivos, rescata emociones, todo es fundamento de arte”.
Mediante un Decreto Gubernativo Departamental, se otorga el reconocimiento al mérito artístico para Rodríguez. En sus acuarelas se ve un horizonte lleno de luz que sólo se logra con un excelente manejo de la técnica y la composición, hacia donde se dirigen migrantes y procesiones.
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