El ataque de langostas se expande y amenaza a los valles de Santa Cruz
A pesar de los constantes trabajos de fumigación, el ataque de las langostas en Santa Cruz está a punto de llegar a Postervalle, que se convertiría en el quinto municipio afectado por esta plaga que se inició en Cabezas y se expandió hasta El Torno, Charagua y La Guardia.
El alcalde de Cabezas, Rodolfo Vallejos, informó que su municipio, que alberga la mayor cantidad de insectos, ya reporta pérdidas económicos por el perjuicio que representa esta plaga en los cultivos de maíz, sésamo, maní y trigo. En un balance preliminar, Vallejos indicó que las pérdidas alcanzan a un 20 por ciento de la producción agrícola de este municipio.
Esta situación, según Vallejos, es crítica para los productores de la zona que no poseen grandes extensiones de terreno y sostienen su fuente de trabajo a través de financiamientos bancarios para la compra de semilla e insumos agrícolas.
Explicó que el ataque de las langostas llegó hasta la comunidad de Moroco, que colinda con el municipio de Postervalle. Esta situación desata una alerta mayor en las autoridades puesto que ese municipio está en la provincia Vallegrande, lo que implica que la plaga se encuentra cerca de los valles cruceños caracterizados por la alta producción de verduras.
Sin embargo, el secretario de desarrollo productivo de la Gobernación de Santa Cruz, Luis Alberto Alpire, aseguró que existe riesgo mínimo de que esta plaga llegue hasta los valles mesotérmicos porque su habitad natural se concentra en climas cálidos y a no más de 800 metros sobre el nivel del mar.
Alpire agregó que se trata de una “lucha de largo aliento” y que la plaga no se controlará en corto tiempo, por lo que resaltó el trabajo conjunto que realizan instituciones públicas y privadas con la conformación del Comité Técnico Interinstitucional (CTI).
Por su parte, el presidente de la Asociación Nacional de Productores de Oleaginosas y Trigo (Anapo), Reynaldo Díaz, informó que el plan de contingencia iniciará hoy por la madrugada con el cinturón de protección, que consiste en la fumigación de un perímetro que envolverá a 33.000 hectáreas donde se concentra la mayor cantidad de langostas.
Héctor Medina, miembro del Senasa de Argentina, explicó que ese país tiene un antecedente de 60 años de permanencia de esta plaga que es nativa de Sudamérica, por lo que el objetivo no es eliminarla, sino controlarla. Agregó que los trabajos realizados y programados por las autoridades de Bolivia van por buen camino.